Estos días, desde toda la vida, los he pasado en mi pueblo, en Llanes. Y siempre me gustó toparme con el párroco, y con ‘Rodo’, mi viejo amigo sacerdote del que he hablado alguna vez, para felicitarles las pascuas, porque agradecían mucho que me acordase de eso, de que lo de ‘Felices Pascuas’ no es exclusivo de la Navidad.
Pero este año, por aquello de la responsabilidad de seguir confinado, en cuarentena por el coronavirus, no fui a pasar las vacaciones de Semana Santa a mi pueblo, vacaciones que, tradicionalmente, se iniciaban con el rito de buscar romero y laurel, ir a la Bendición de Ramos, el domingo correspondiente, donde saludabas a todo el mundo… y luego guardar el laurel bendecido para las guisos de todo el año… que siempre se dijo que con el ‘laurel benditu’, estaban más sabrosos.
Y, puestos a recordar, recuerdo a mi abuela paterna, que falleció cuando yo solo tenía unos 8 años, dando ‘hisopazos’ en nuestra casa, en Llanes, con su ramo de laurel, y recitando una especie de exorcismo que decía algo así como
‘Fuera ratos, fuera sapos, fuera toda comición, qu'aquí traigo l'augua bendita, y a'l ramu de la Pasión’
Pero el caso es que, volviendo al siglo XXI, y al bisiesto (y por tanto gafe) 2020, esto de ‘la Resurrección’ lo identifico con una idea que bulle en mi mente y que se me antoja de importancia ‘vital’. Espero que sean pocos los que tiren la toalla pensando que esto del coronavirus es el comienzo del fin del mundo (cuidadín, las profecías de San Malaquías señalan a este Papa argentino como ‘el último’… y no está, ya, para muchos trotes) así que tendremos que hacer algo para salir de esta crisis mundial del coronavirus.
Porque ésta será la primera gran crisis mundial de este mundo globalizado… y es muy posible que para salir de ella haya que remover cimientos hasta ahora muy firmes, y se exija un cambio radical muy singular. Pasó en el siglo XX, donde las dos grandes crisis, la Primera, y la Segunda Guerra Mundial, dieron lugar, con la recuperación del ‘pulso económico’ (y geopolítico), a varias organizaciones internacionales que tomaron la batuta y, hasta ahora, están rigiendo nuestro mundo: el ‘rediseño’ de los paises europeos, la ONU, la OTAN, la CECA (Comunidad Europea del Carbón y el Acero), precursora de Unión Europea, los diversos holding y Clubs de naciones poderosas, un emergente EE.UU como ‘macho alfa’ de la civilización occidental...
Ahora habrá que hacer algo nuevo, básicamente nos vamos a encontrar frente a un reto al espíritu solidario de la especie humana, que no todo va a ser cambio climático y protección de los ornitorrincos y otras especies en peligro… porque la sociedad humana también lo estará… y el hombre, ciertamente, no deja de ser otro animal.
Y es que todo hace indicar que, por el desequilibrio económico en cuantía y en temporalidad, habrá fortísimas tensiones en los mercados (por ejemplo, China estará a plena producción mientras EE.UU y Europa todavía estaremos saliendo del desastre económico, Rusia es una incógnita, los paises productores de petróleo, si no hay consumo, caerán…) y se requerirán alianzas (o soluciones locales) estratégicas aún desconocidas.
Así que a ver qué nos depara esta nueva ‘Resurrección’. Menudo lío...
En España (y esto es lo que nos interesa) también tendremos que resucitar, porque a la crisis sanitaria es claro que la va a seguir una crisis económica galopante.
Y aquí también tendremos un lío mayúsculo, agravado por el problema de que, hoy por hoy, aún seguimos inmersos en los Reinos de Taifas, tenemos unos políticos gobernantes de muy bajo nivel… y la cultura popular media también de muy bajo, bajísimo, nivel. No hay más que ver las caravanas en las carreteras para irse de vacaciones de Semana Santa… en pleno confinamiento.
Pedro Sánchez acaba de proponer convocar a todas las fuerzas sociales para una reedición de los Pactos de la Moncloa, pero parece claro que es una maniobra propagandística de su ‘laboratorio de ideas’, un simple ‘trampantojo’ (como, muy adecuadamente, se lo calificó) para seguir en el poder porque, para salir del pozo, me parece a mi que lo primero que necesitaremos es tener políticos con sentido de Estado, capaces de pensar en el bien común… y sospecho que, aparte, de los partidos separatistas, que deberíamos ser capaces de erradicarlos, porque solo van a lo suyo, los partidos políticos deben dejar de ‘ensalivar’, de hacerse la boca agua, pensando exclusivamente en el trozo de pastel que les va a tocar… y dejar de darse codazos para abarcar más sitio en la mesa.
Así que en nuestra querida España necesitaremos un milagro. El de ‘levántate y anda’, porque no nos va a quedar otra que 'resucitar'… y poder tirar p’alante.
Entretanto, lo que solo puedo hacer, aparte de protegerme contra el coronavirus, y lanzar conjuros con el ‘Fuera ratos, fuera sapos, fuera corona_virusón…’, es, como en Navidad, desear a todo el mundo, y a todos los españoles, y de corazón… unas Felices Pascuas... de Resurrección.
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