Me he dado cuenta de que, en este Blog, mantengo anualmente dos entradas fijas: una, con una historia navideña, para recordar esa efemérides y para felicitar al ‘lector invisible’. Y otra, en el verano. Ésta, sospecho que solo para justificar que en verano tengo menos producción de entradas al Blog porque me dedico (añadiría... 'con mayor esmero') al ‘dolce far niente’.
Así que este verano no podría ser menos y aquí estoy, fiel a mi ‘obligación’ de escribir algo para no dar mucho ‘el cante’.
Popurrí de pensamientos y reflexiones personales... mayormente en plan informal y variopinto
jueves, 26 de julio de 2018
lunes, 23 de julio de 2018
Imprecaciones
Se define la imprecación como la ‘expresión del deseo de que alguien
sufra un mal’. No estoy totalmente de acuerdo con esta definición de la
RAE: por ejemplo, la propia RAE, definiendo el vocablo ‘imprecar’, añade el importante matiz de ser 'un vivo deseo’… y esto ya me parece bastante mejor.
Porque la imprecación, a mi modo de ver, es precisamente eso: la vehemente expresión del vivo deseo de causar daño, o mal a alguien… invocando muchas veces al propio Dios, o a lo más sagrado, para reforzarlo.
Porque la imprecación, a mi modo de ver, es precisamente eso: la vehemente expresión del vivo deseo de causar daño, o mal a alguien… invocando muchas veces al propio Dios, o a lo más sagrado, para reforzarlo.
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