Me he dado cuenta de que, en este Blog, mantengo anualmente dos entradas fijas: una, con una historia navideña, para recordar esa efemérides y para felicitar al ‘lector invisible’. Y otra, en el verano. Ésta, sospecho que solo para justificar que en verano tengo menos producción de entradas al Blog porque me dedico (añadiría... 'con mayor esmero') al ‘dolce far niente’.
Así que este verano no podría ser menos y aquí estoy, fiel a mi ‘obligación’ de escribir algo para no dar mucho ‘el cante’.
Lo del título parecería recordar a aquella gran película, ‘Verano del 42’, con las aventuras de los adolescentes (Hermie, Osky...), y la bellísima viuda de guerra (Jennifer O’Neill, que por cierto es de la quinta y este año 2018 cumplirá sus setenta tacos), etc. … y el caso es que, como se verá, se me antoja oportuno recordarlo.
Aunque en realidad este año 2018 tiene también otros encantos, se cumple justamente un siglo del fin de la primera guerra mundial, que aún permanece en la ‘memoria histórica’, es el año (1918) de la no menos famosa ‘gripe española’, que dicen que causó más muertos que la propia guerra… y se cumplen 1300 años del comienzo de otra guerra: la de la Reconquista, iniciada, es de suponer, en estas fechas del verano del 718 por Pelayo y sus huestes astur-cántabras.
Pero es que hoy, 26 de julio (Santa Ana y San Joaquín) me avisó Google que era el Día Internacional de los Abuelos. Y ello me lleva a considerar que este verano será recordado de forma muy especial por mi nieta Sofía. Será su 'Verano del 18'
Desde hace tiempo, ‘mi Princesona’, como su madre no tiene vacaciones estivales, pasa con nosotros al menos el mes de julio: y con mañanas de playa, tardes de clases de pintura y de ensayos de bailes regionales para las fiestas de La Magdalena, una escapada semanal a ver a su madre… y el placer de tenerla con nosotros... se rellenan los días. Pero este año, en el que (dentro de unas semanas) cumplirá 13 años, ha sido el primero en que se ha ‘emancipado’ un poco, con una pandilla de niñas ‘veraneantes’, de su edad, que ensayaban juntas los bailes para La Magdalena, y salían luego, de 7 a 10 de la noche, a hacer sus planes, por Llanes. Bueno, a comprar chuches y comerlas en un banco del parque, a hacer alguna merienda-cena juntas, a descargarse música (videoclips) en algún wifi público, a hablar de sus cosas, a 'guasapearse'... etc.
Y están pasando un verano estupendo. Porque, en una palabra, han empezado a ser ‘mocitas’. Y sospecho que empiezan a cuchichear sobre chicos. En cierto modo… unas inocentes ‘Hermie’... que se acordarán del 'Verano del 18'.
Porque, en lo que a mi respecta, este mes de julio está pasando con un tiempo atmosférico malísimo (apenas 7 días de playa), y encima con una playa del Sablón de Llanes, antes emblemática, llena de rocas y barro (calculo que con un déficit de arena (perdida) de cerca de 3 metros, gracias (es una teoría probable) a las mareas y las obras del nuevo puerto, que cambiaron las corrientes)… y, para mayor cabreo, como decía el otro día, con el mazazo moral de mis ‘soixante quinze anneés’… que a pesar del 'sesenta y quince' me ha dejado la moral por los suelos.
Pero bueno… aguantoformo… y a tratar de acumular ‘joie de vivre'… aunque sea por ver como mi nieta Sofía está disfrutando, como nunca, de este verano. Vamos, que ahora mismo estoy haciendo tiempo para ir a recogerla, a las 23:00, de casa de una amiga que la había invitado a cenar.
Ay, qué sería del pais… si no existiesen los abuelos...
(Por cierto (añado): lloraba tanto 'mi Princesa Sofía' ('como una Magdalena', off course) cuando se acabó el mes de julio, y sus vacaciones en Llanes, y las fiestas, y su pandilla llanisca, y que dentro de un mes empezaba de nuevo el cole... que nos prometimos que volvería, para pasar algunos findes, en este mes de agosto). De hecho, ya lleva... 'dos prórrogas'.
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