domingo, 30 de agosto de 2015

Con cariño...

Hoy voy a hablar de Ramón Melijosa. Mon, como todos le conocemos en mi pueblo, es un personaje entrañable. Tiene actualmente 88 años y durante más de 50, regentó una peluquería de caballeros. Ni que decir tiene que, en los pueblos, sobre todo 'antes', las peluquerías eran uno de los más importantes centros neurálgicos de las villas. 
Todavía recuerdo cuando hace tiempo (cuando mi 'frondosa cabellera' aún requería unas tijeras profesionales) yo iba a la peluquería algún sábado por la mañana... y si me decían que era el siguiente prefería darme una vuelta para que hubiese cola... porque los dimes y diretes de los clientes, mientras esperaban su turno, eran de lo más entretenidos.
La bonhomía de Mon, su prodigiosa memoria y el haber ejercido, en un pequeño pueblo, múltiples oficios y vivencias, su polifacetismo (fue, además de peluquero, gran conocedor del fútbol, y del deporte de los bolos, cronista en el periódico local, estudioso de la 'xiriga' (la jerga de los tejeros), aficionado al monte, promotor deportivo, marinero... traen consigo el ser, hoy, a sus 88 años, una enciclopedia viviente del viejo conocimiento de los pueblos, el de los viejos oficios (cuando había limpiabotas, maleteros, sardineras, zapateros...), o costumbres, el de los apodos con los que, comúnmente, se conocía a las personas y que llegaba a identificar 'estirpes' (Mon siempre será Ramón 'el Parrau')... en una palabra, de recuerdos de un tiempo pasado donde las cosas de los pueblos pasaban... de otra manera.
Este verano sus amigos le editaron un libro de Memorias, 'Pequeñas historias de Llanes'. Es una verdadera delicia leer esas mínimas historias de 'mi pueblo', de rememorar vagamente personas y nombres (o mejor, los 'motes') que Mon, con su gran memoria, transcribe con detalle... y que me llevan a recuerdos de mi infancia. Así, hablando de la venta del pescado en las Villas marineras...
...'Estas mujeres pescadoras de Llanes, que nos han dejado el ejemplo de su batallar y de su honradez y laboriosidad, fueron: Pilar, 'la Parrada', Angeles, 'la Carrilana', Emilia 'la Colilla', Sarina 'La Tiva', Esperanza, 'la de Camará', Tina 'la Chisca', Maruja 'la de Trobolín', Chelo 'la Pita', María 'la Colilla', Josefa 'la de Carrandi', Antona 'la Chula', Yoyi 'la Garbanza'... y así varias más, que entonaban el '¡Que colea...!' por las calles de mi pueblo....
O a quién, de Llanes, no le prestaron sus servicios los inefables maleteros del ferrocarril...
...'Desempeñaron este oficio, en Llanes, Ramón Echevarría 'Ramonón', los hermanos Juan y Cosme Menéndez, más conocido con el cariñoso apodo de 'Lechuga', Máximo Torres 'Tarrana', Francisco Gutiérrez 'Escopetu'...
O cuando relata antiguas tradiciones marineras...
...'En aquellos lejanos tiempos el bocarte se pescaba por el sistema de 'malla'. Una red llamada 'traína' era utilizada por la mayoría de las embarcaciones, llamadas 'traineras', que navegaban por medio de remos. Una vez izada la red a bordo, se dirigían a puerto, para 'desmallar' y acudir a la Lonja. Los primeros que llegaban tenían la venta asegurada, mientras que los últimos, una vez que las industrias de salazón cubrían su cupo, corrían el riesgo de tener que arrojar el sobrante al mar'. De ahí que hubiese una gran competencia por remar más y mejor en las famosas 'traineras'.

En fin, que esté verano pasó por mi un soplo de aire rejuvenecedor al recordar estas pequeñas historias, e incluso algunas más, ya que un día Ramón me obsequió con unos viejos apuntes suyos sobre los inicios del Llanes F.C, club del que mi padre fué el primer Presidente, de sus viejos directivos (todos muy conocidos en su tiempo), como Agustín Rozas, 'Papaco' del Campo, Manuel Sousa, Vicente Guitián, Antonio Buj, Guillermo Fdez Purón, Ramón Romano, Carlos Posada Enriquez de Salamanca, 'Bartolo' Gavito... y del cuerpo técnico y jugadores, como Indalecio Ferreiro 'Popo', Toño 'el del Venecia', Novoa, Carlitos y Vicente Armas, Paco Maya, Cesar 'el Maestro', Silvestre, 'Matute', etc, etc.

Y siempre recordaré la anécdota de que, en un partido importante, se rifaba, con la entrada, una bicicleta... que le tocó a mi madre y usé yo muchos años. Y es que, echando en cara a mi padre que no estaba bien que le hubiese tocado la bici a la mujer del Presidente, lo zanjó diciendo que eso era señal de que la esposa del Presidente pagaba su entrada, como todo el mundo.

En resumen, quiero plasmar aquí una vivencia veraniega que me trajo muy buenas vibraciones y, como decía al principio... lo hago con cariño hacia esos tiempos, y personajes, imperecederos.