jueves, 7 de marzo de 2024

Pequeños 'tips' lingüísticos

No es la primera vez que menciono que soy un ingeniero atípico, porque me gusta mucho profundizar en la lengua española, me encanta la etimología, la semántica, la sintaxis y (aunque menos) la gramática, manejo mucho el Diccionario de la RAE, y su fichero general (histórico), y los sinónimos, y aunque lo de ‘tips’ pueda parecer un poco… impropio, el caso es que hoy me apetece hablar de mis últimos hallazgos (bueno… curiosidades) sobre la lengua... que surgen, muchos de ellos, de mis hábitos de visitar, prácticamente a diario, tanto el foro ‘solo español’ de WordReference.com como el video-blog de Elena Herraiz (‘aka’ Linguriosa), una simpatiquísima y culta lingüista, profesora de español para extranjeros. 

Bien, y ‘dichosssto’ el primer interesante hallazgo a comentar se refiere al ‘futuro’. Al tiempo verbal, claro. Que, al igual que -como decía, hace tiempo- pasa con el presente de indicativo, también tiene muchísimos matices, que aquí no voy a detallar (ni sería capaz de hacerlo, claro…), pero si que quiero contar algo curioso sobre su origen... y una no menos curiosa teoría sobre su ¿previsible…? futuro.

Entrando en materia, en latín, de donde ‘dicen’ que procedemos, había muchas formas de enunciar una acción de futuro, porque (como lo es, por definición, el futuro) era ‘incierta’.

Por ejemplo, la acción de futuro se podría expresar con un verbo de movimiento y el infinitivo. Así, la frase ‘el domingo voy a comer fuera’ (verbo de movimiento, en presente, y la acción, en infinitivo) expresa claramente una acción futura (aunque denota un cierto matiz de ‘deseo’... o de 'pensar en hacerlo').

Pero también podríamos expresarlo desde un enfoque 'de necesidad', como algo que se ha de hacer, ésto es... ‘con intencionalidad, u obligatoriedad, o deber’. Para esto, durante el ‘latín tardío’, se empleaba el verbo auxiliar ‘habeo’ (‘tener que’, y más tarde ‘haber de…’), acompañado del verbo de la acción. Esta otra frase lo explica muy claro: ‘el domingo he de (o tengo que) comer con mis suegros’.

Pues bien, como la sintaxis, en latín sería, en el ejemplo, ‘manducare habeo’, durante el desarrollo del castellano, era muy común que la construcción de esta frase, en vez de ser 'verbo auxiliar ('tener que’ y más habitualmente ‘haber de’...) + infinitivo de la acción’ fuese al revés: ‘infinitivo + verbo auxiliar haber’.

O sea que, en vez de decirse ‘cantare habeo’, esto es... ‘cantar tengo’ (por ejemplo, por maitines), tornó a expresarse como ‘’cantar he’ (en maitines). O ‘luchar hemos’ (esta próxima primavera, contra los sarracenos), o ‘perdonar has’ (a tus deudores)… que son todo formas de indicar acciones de futuro… más o menos perentorias.

Y bien, pues colorín, colorado... así nació el actual tiempo verbal de futuro: porque de cantar he… surge el ‘cantaré’. De luchar hemos… ‘lucharemos’. De perdonar has… ‘perdonarás’… y se simplificó todo el proceso lingüístico. Curioso ¿no?

Aunque ahora hay filólogos que dicen que, esta forma actual de futuro, que transmite cierto ‘deber de hacer algo’, es poco acorde con los tiempos de ‘libertad’ que corren, y a lo mejor desaparece, y el futuro acabará (‘tendrá que acabar’) construyéndose siempre sobre el concepto de movimiento (‘iré a comer…’) que expresa menos ‘obligatoriedad’ (iré a comer… si me apetece) y se la considera más ‘políticamente correcta’.
Y si se quiere expresar ‘certeza’, por el modo ‘voy a ir a comer' (mañana). ¡Ay, estos ‘empoderamientos’…!
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También es interesante (o curioso) este segundo tema, ahora referido al uso del tiempo verbal ‘pretérito perfecto simple’ y del tiempo (verbal) ‘pretérito perfecto compuesto’. Vamos del uso del famoso ‘comí’ (de los asturianos y los gallegos) en contraposición al ‘he comido’ de los vascos y los castellanos. Por cierto… y de los cántabros mesetarios.

Y aquí tenemos que volver al latín, y a su tendencia, en el latín tardío, a la introducción de perífrasis (en cristiano, 'a hacer rodeos verbales') como complemento lingüístico a la forma conjugada directa. Y de nuevo entra en escena el verbo auxiliar (tener, haber… e incluso, aunque menos extendido, el auxiliar ‘ser’).

Un ejemplo (que saco, por supuesto, de las ideas de mi querida ‘Linguriosa’): ‘haber comprado algo’ se decía, de toda la vida, ‘compravi’ (‘comparavi’). Así, ‘cultellum comparavi’ significaba, simple y llanamente, que se había comprado un cuchillo.

Pero en el latín tardío se empezó a poder decir también, ‘habeo cultellum comparatum’ (verbo auxiliar mas participio del verbo de la acción) que en principio significaría ‘tengo comprado un cuchillo’, que introduce el pequeño matiz de expresar ‘posesión’ o ‘cierta precisión en la acción realizada’, en contraposición al ‘compré’ (un cuchillo… sin más historias… ‘porque en mi casa mando yo y si quiero rompo un plato…).

Y de aquí viene lo del pretérito simple perfecto y el (al parecer…, incluso ‘más perfecto’) pretérito compuesto formado con el ‘habeo’ (‘tengo’, y más tarde con ‘haber’, he...) comprado un cuchillo’.

Y el caso es que este es el origen (y la convivencia) del pretérito (pasado) simple, y el pretérito compuesto. Dicen (de nuevo, los augures) que el pretérito compuesto está ganando terreno al pretérito simple, de manera que hasta puede hacer peligrar el futuro de su uso. Yo no lo creo así, en primer lugar porque el simple es el que se emplea, masivamente, en Asturias y Galicia… y al parecer también es usado masivamente en todo hispanoamérica… y eso son palabras mayores. Y además… ¿Es que a alguien le suena bien oír que alguien dice que ‘ayer ha nevado’…?

Así que no discuto cómo está mejor dicho, pero yo tengo muy claro mi criterio: y es que, como buen asturiano, soy y seré (y a mucha honra…), simple, perfecto (o casi)… y contundente, y si yo como (o sea, me meto entre pecho y espalda) una buena fabada… ‘comí-la’… (y es claro que ‘quedé fartucu’), que lo de ‘he comido’ me sigue pareciendo que no expresa nada más que ‘el hecho en si’… incluso aséptico. Y si lo del ‘ayer ha nevado’ me chirría en los oídos, el decir, hablando de la fabada, que ‘he quedado harto’… me parece una expresión ‘sin vidilla’. Una mariconada, vamos... comparado con el 'hartéme'. 'fartéme'... o el 'jartéme' que, con permiso de los 'académicos' de la Llingua, es como lo decimos en la Asturias Oriental.

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