domingo, 25 de septiembre de 2022

El presente de indicativo

Siempre oí decir que para aprender a hablar en inglés era necesario, por un lado, dominar los adverbios, preposiciones y conjunciones (eso de about, from, until, after, since, above…) y por otro, conocer la conjugación del verbo ser (o estar): am, are, is, was, were, was…) y la de los verbos irregulares (to break-broke-broken, to do-did-done...), ya que los regulares se conjugan muy fácilmente. Pero esto debe ser ‘peccata minuta’ comparado con los matices que precisa el aprendizaje de nuestro idioma español…

Y esto es así porque, aunque las lenguas-madre se aprenden ‘naturalmente’, que ya se dijo aquello de…
‘Admiróse un portugués/de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia/supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es (dijo, torciendo el mostacho)/ que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal/llega a viejo, y lo habla mal…
y aquí lo parla un muchacho».
 
… verdaderamente lo de aprender (y no digamos dominar) un idioma extranjero es difícil. Y el español (y su semántica) es de lo más enrevesado.

Fijémonos en sus verbos. Todos conocemos las conjugaciones y los tiempos verbales, que son muchos: leo en un lado, que son 16… pero en otro que llegan a 23. Y sus múltiples matices: ya hablé, un día, de la sutil diferencia entre el Pretérito perfecto compuesto (“he comido fabada”) y el más rotundo Pretérito perfecto simple que usamos en Asturias: “comí fabada” (y 'fartéme', que dirían en la Asturias Central... o (con perdón de la 'Academia de la Llingua'...) 'jartéme’, que decimos en el Oriente).

Y todos sabemos que, en castellano, el tiempo más sencillo de todos, el presente de indicativo (y el de subjuntivo, aunque menos claramente) deberían expresar, simple y llanamente, el ‘momento actual’.

Pero dile a tu novia, extranjera, que… “como pretendas seguir así, me marcho”: bueno, a lo mejor llega a entender que le dices que ‘si en el futuro te portas como te estás portando ahora, habrá un momento (futuro) en que romperé las relaciones contigo’… pero posiblemente nunca entenderá que usamos un presente de subjuntivo, y otro de indicativo, para definir ‘claramente’ un hecho que, eventualmente, se produciría en un futuro indeterminado. Amazing… and shocking. it’s not...?

Sigo: ‘Colon descubre América en 1492’ ¿En presente… y fué hace más de 500 años?
Y otro extraño ‘presente’… ’Vamos a ir a Londres la próxima primavera

O sea que el sencillo presente de indicativo no se dedica ‘solo’ a precisar un hecho actual, o coetáneo (‘en el momento presente’)... sino que los nativos lo usamos según nuestras propias ‘claves semánticas’ para hacernos entender en otros muchos ámbitos.

Porque acabo con otro ejemplo muy claro… para los españoles, la frase “vale, te llamo la próxima semana” es un hecho futuro que, dicho en presente, da veracidad a la aseveración. Pero si te digo (como diría, ortodoxamente, cualquier foráneo estudioso del español) ‘vale, te llamaré la próxima semana’… sospecho que la probabilidad de que, efectivamente, llame, es algo menor  ¿O no…?)

Pues bien es que, al parecer, los filólogos llegan a distinguir varios ‘Presentes de indicativo’. Y así tenemos, por ejemplo...
El ‘presente estricto’: “Estoy comiendo” (ahora, en estos momentos)

El ‘presente continuo’ (llamado también ‘extendido’, o ‘ampliado’): “Tengo hambre”, y “Me voy a marchar” significan que, aunque me puedo contener, si me lo ponen delante me comería ahora mismo un pincho de tortilla. Y que si no me lo pusiesen... a lo mejor me las piro al bar de enfrente.

El ‘presente progresivo’: “Me estás haciendo daño’, que podría decir una novia al novio (y que si sigues así, me harás daño… ‘de verdad’)

El ‘presente cíclico, o habitual’: “desayuno café y galletas” (hoy, ayer, mañana...)

El ‘presente axiomático’ (o absoluto): “haces lo que te digo… como dos y dos son cuatro”)

El ‘presente futuro e imperativo’: “tranquilo, yo te espero hasta que llegues” (pero tienes que llegar ¿Eh…?) o aquello de “Pues vas, y les dices que te lo arreglen

El presente, además, se usa mucho como recurso de estilo, porque parece que da más veracidad (o viveza) a una narración (“llego anoche, tarde, y me encuentro con que no tengo nada para cenar…”).

Y, como decía, al poner en presente actos o hechos pasados, se refuerza el sentimiento de ‘realidad’. Son muy típicos los pies de fotos, o los relatos, de este estilo... “Fulanito marca de cabeza el segundo gol” (…en el partido que se disputó el día anterior). O el ya mencionado “Colón atraviesa en Atlántico…”, o los muy clásicos “Según dice Cicerón…”, “Según dice la RAE...” (que conviven con el también clásico... "Así habló Zarathustra") 

En resumen, que, a los españoles, el presente de indicativo de nuestra lengua madre nos permite una abundante serie de matices semánticos para expresar tanto actos puntuales actuales como hechos pasados, futuros, progresivos, imperativos, descriptivos… que entendemos perfectamente sin que nadie nos lo explique… pero que para un estudiante extranjero debe ser una odisea entenderlo.
Vamos, que los nativos percibimos claramente el matiz entre un rotundo “llego dentro de 15 días” y un “llegaré dentro de 15 días”… pero a lo mejor un alemán, no.

Y ya termino, porque los ejemplos del ‘juego’ que puede dar el aparentemente elemental ‘Presente de indicativo’ pueden ser infinitos. Y eso que no me he metido (por ejemplo...) con la 'conjugación pasiva perifrástica'. Pero debo terminar diciendo que esto que escribo hoy es, como muchas veces me pasa, producto de mis ‘inspiraciones mentales’ mañaneras oyendo, en duerme-vela, la radio. En particular, son lucubraciones basadas en lo que el otro día contaba una joven y simpática filóloga, Judith González, que habla todos los sábados, hacia las 9:30, en Onda Cero Radio… y en mi ‘enriquecedor interés’ en ‘destripar’ el idioma, dando una vuelta ‘a mi manera’ , a esas ideas ajenas.

Así que pongamos las cosas en su sitio, y que nadie se crea que es que soy un culto estudioso del idioma castellano...

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