domingo, 18 de septiembre de 2022

Navegar...

Hoy me he levantado con un pensamiento bullendo en la cabeza que, aunque creo recordar que ya lo había mencionado, ‘de pasada’, en alguna ocasión, entiendo que merece la pena dedicarle una entrada en el Blog. Y este pensamiento se refiere al saber mantener siempre, en la vida, la actitud del buen navegante.

Y además  me pongo a ello con pretensión de que a ver si de una puñetera vez soy capaz de escribir ‘en corto y por derecho’ y hago una ‘entrada’ de pocas líneas, sin enrollarme, que fue mi inicial promesa del Blog… siempre incumplida.

Así que mi reflexión es, simplemente, la de exhortar con viveza el tomar conciencia de esta sencilla idea:
En esta vida hay que ser como un buen navegante: no necesitar esperar a que los vientos soplen en la dirección a la que quieres ir… sino conocer y saber manejar tus velas de forma que, aun con vientos contrarios, seas capaz de llevar tu barca a su destino.

No se de quien será, pero es un concepto precioso.

Y lo es porque un buen navegante…
… no navega ‘ a donde le lleve el viento’, que sería ser ‘acomodaticio’, o ‘indolente’.
… ni navega ‘solo cuando el viento sopla a su favor’, que sería ser ‘dependiente’
… ni navega ‘cuando sopla un vendaval’, que sería ser ‘irresponsable’

sino que navega conociendo a donde quiere llegar, y sintiéndose capaz de, aunque los vientos cambien de dirección, adaptarse a ellos sabiendo, si es caso, hacer ‘bordadas’, o ‘trasluchadas’... para llegar al destino pretendido.
Y entendiendo, además, que a veces la línea recta no es el camino más corto.

Alguien dirá que esto es ser… ‘maniobrero’. Pero ésta es palabra fea, usable cuando el objetivo sea… llegar antes que otros, y ‘levantarles’ la pesca. Pero yo hablo de navegar (por la vida) ‘basándote en tu inteligencia para adaptarse a las situaciones cambiantes, y en tu buen (y honrado) raciocinio’.

O sea, con un enfoque idealista, incluso poético, de la vida: el vivirla con alegría, y en plena conciencia de saber hacer lo que debes hacer en cada momento. Esto es, tener lo que siempre se llamó ‘claridad de espíritu’, vamos.

Es decir, emprender tu viaje como el ‘tolkiano’ navegante Eärendel...
Salve, Earendel, el más brillante de los ángeles,
enviado a los hombres sobre la tierra media...

(por cierto, 'earendelJB' fue el primero de los ‘nicks’ que utilicé en el proceloso mar cibernético…)
Pero ¿Ves…? Ya me estoy enrollando. Así que acabo: AMEN.

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