miércoles, 23 de julio de 2025

El grano y la paja

Hablaba yo, el otro día, sobre la racionalidad y el sentido común, cualidades que fueron (y son) para mi un importante ‘tesoro’, del que me precio, al ser herramientas que permiten andar por la vida con ideas muy claras respecto a la ‘aportación’ positiva de acciones o ideas. Y hoy voy a seguir bajo estos mismos principios para establecer mis criterios sobre el tema, candente, de la inmigración masiva y del riesgo de la delincuencia sobrevenida que conlleva.

Están muy frescos, en la memoria, los sucesos de Torre-Pacheco (Murcia), donde la salvaje agresión a un señor mayor por parte de unos ‘indocumentados’ marroquíes fue la gota que colmó el vaso y se produjo, primero, una reacción popular de los vecinos (‘la Ley la defiende el Pueblo’), que salieron ‘a por los moros delincuentes’ y posteriormente, la llegada al pueblo de pandillas de ‘guerrilleros’, provenientes de círculos ultras españoles, e incluso internacionales, que hicieron ‘razzias’ xenófobas y obligaron a desplazarse al pueblo a bastantes efectivos de la policía y los antidisturbios.

Circunstancia, por cierto, aprovechada por la izquierda/el sanchismo para lanzar una interesada campaña contra VOX y contra el Partido Popular, y en defensa de la libre inmigración etc. Claro, lo que no dicen es que, unas pocas semanas antes, había pasado algo parecido en Hernani (Guipúzcoa), donde esta vez los ‘xenófobos’ fueron los chicos de Bildu (y al grito de ‘ETA mátalos’). Y pasó lo mismo en algunos lugares de Cataluña, siendo esta vez grupos independentistas extremos los que querían tomarse la justicia por su mano.

Así que dejemos las cosas en sus precisos términos: la creciente xenofobia popular no es un problema de ‘fascistas ultras’, sino un sentimiento muy creciente de ’autodefensa’. Vamos, que ya estamos muy cerca de los linchamientos, como en el viejo Oeste…

Y ahora analicemos el problema de la alta tasa de inmigrantes (muchos, ilegales) que tanto preocupa al ciudadano 'de a pie' por el crecimiento de la conflictividad y de la delincuencia en las calles españolas. Para empezar, hagámonos estas tres preguntas clave (porque su respuesta es bastante clarificadora):

A- ¿España necesita de la inmigración, porque es la forma de incorporar joven mano de obra en labores que el español nativo ha abandonado, y hacer crecer el numero de cotizantes, para mantener, entre otras cosas, las pensiones? Claramente, SI

B- ¿Hay una masiva invasión de magrebíes y subsaharianos ‘sin papeles’ (o sea, ilegales), y entre ellos muchos MENAS (‘menores no acompañados’) que el gobierno (y la izquierda), con su ‘wokismo progre’ (diz que ‘antixenófobo’), no solo consiente, sino que hasta fomenta, apoyando a extrañas ONGs?. SI

C- ¿Se detecta un incremento en la delincuencia y en las agresiones sexuales, y se observa que se debe, bastante significativamente, a la participación de grupos de jóvenes inmigrantes ‘sin trabajo’… y sin control?. Pues, también, SI.

Así que hala, a aplicar el raciocinio, y el sentido común: en consecuencia, y desde luego, bienvenidos todos los emigrantes que llegan a España, con sus papeles en regla, incluso con contrato de trabajo. Por cierto. como hicieron muchos españoles, en los años 50 y 60, yendo a Alemania y a Suiza en busca de un mejor modo de vivir... y cooperando en el desarrollo económico de estos países. 

Y en referencia al resto de los inmigrantes… pues a lo del título: señores políticos, actúen con inteligencia, que para eso les pagamos, dejen a un lado las demagogias progresistas y partidistas, y el wokismo, no ‘globalicemos’ para simplificar el problema… y vamos a ver si somos capaces de separar el grano de la paja

Y,  lo primero, todo extranjero que entre en España, para quedarse, debe ser ‘filiado. O sea, debe tener una ficha y un documento policial que le identifique. Y ello no significará, de momento, que se tenga derecho a un salario y a unas atenciones que paguemos ‘los de casa’, con nuestros impuestos. Significa, simplemente, ‘que está controlado’ y autorizado a permanecer en España, al menos por un tiempo. Y el que no lo tenga en regla… será un ‘ilegal’. 

Segundo: por definición, si no se es español y si no se esta expresamente controlada su permanencia (siquiera, temporal)... se está ilegalmente en España. Y a los ilegales ‘contumaces’ (que no tienen el menor interés en ‘regularizarse’)… hay que ponerles de patitas en la calle. O sea, devolverlos por donde han venido. O no dejarles circular libremente. Así que aquí se entra, bien con contrato, o bien con una activa disposición para buscar trabajo pero, en todo caso, identificados y ‘con papeles’.

Y, por cierto, aquí los papeles se darán tras demostrar una clara actitud de ‘integración’ con los modos y costumbres del país que les acoge, no para ‘encapsularse’ y exigir desarrollar ‘su’ cultura invasora. El famoso ‘donde fueres, haz lo que vieres’, vamos… Como hacen, por ejemplo, en Australia.

Respecto a la delincuencia callejera: aquí las ideas tienen que ser muy claras, el delincuente, al juez, y en su caso ‘a la trena’. Pero si eres delincuente, y no tienes permiso de residencia perenne en España… pues a tu país, que en España no caben los visitantes ilegales delincuentes.

Y respecto a los MENAS: lo primero es hablar con quien haya que hablar, que lo de los deberes y derechos de la ’patria potestad’ es internacional, y hay unos padres, y un país de origen, que se deben involucrar en la responsabilidad de atenderlos. Y si, por excepción, tenemos que acogerlos, es fundamental verificar que son, efectivamente, menores de edad (existen pruebas biológicas para ello), que parece ser que hay mucho ‘camuflado’ que pretende introducirse así en nuestro país… y a estos hay que cerrarles las puertas.

Y además, si hay que acoger a alguien, mejor que no sea el Estado, sino que sean entornos familiares voluntarios y adecuados, como se hacía antiguamente. Y establecer una retribución por ello, un control social y, por supuesto, unos límites.

Finalmente, debe controlarse las ‘mafias’ que existen en torno a la inmigración, los barcos nodriza que botan pateras a 20 millas de la costa, las ONGs ‘rarillas’ que se mueven en ese ámbito, etc, etc. La verdad, este es un trema político que debe analizarse en profundidad.

Así que las ideas, claras y lógicas: control de admisión, control de identificación, y control de integración. Y sobre todo, demostrar ser un país que afronta inteligentemente los problemas, no con la brocha gorda de la demagogia progreta y wokista… y estoy seguro de que así, además el Estado (o sea, el contribuyente español) se ahorraría una importante cantidad de dinero, como pasa siempre que se aplica el sentido común y la racionalidad.

En conclusión: que nunca hay que globalizar los problemas, sino que, como medida previa, siempre hay que separar claramente el grano de la paja.

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