Comienza así... Esto es un Regimiento, el capitán de Intendencia acaba de avisar al coronel de que han llegado 28 caballos enviados por Capitanía...
¿Y qué tenemos para alojarlos?, pregunta el coronel
- tenemos 7 cuadras vacías, mi coronel. Son algo estrechas, pero creo que podrán servir. ¿cómo quiere que dispongamos los caballos, mi coronel?
Pues vamos a ver… dice el coronel: toma un papel y se pone a dividir ventiocho entre siete:
- Ocho entre siete, a 1. Uno por siete es siete, al 8… 1. Y bajo el 2
- y ahora ventiuno entre siete, a 3. Tres por siete ventiuno, al 21, cero. Justo. Está claro, capitán: ponga 13 caballos por cuadra.
¡A sus ordenes, mi coronel…!
El capitán se dispone a cumplir la orden, pero tiene sus dudas. El no sabe dividir, pero si multiplicar, así que hace una comprobación…
- A ver, tenemos 13 caballos, y siete cuadras… Y se pone a multiplicar trece por siete: 7 por 3, veintiuno. Bien. Y siete por uno, siete. Así que sumo y…. Uhmmm, correcto, 28 caballos, tiene razón el coronel.
– ¡Sargentoooo…! Coja esos 28 caballos, llévelos a las 7 cuadras y vaya metiéndolos de 13 en 13.
¡Sus órdenes…!
Pero como el sargento también tiene alguna duda, igualmente quiere asegurarse de que todo es correcto. El no sabe ni multiplicar ni dividir, pero sí sumar, así que escribe en un papel 13+13+13+13+13… y empieza la suma:
Tres y tres seis, y 3 nueve, 12, 15, 18...y 3 ventiuno.
Y sigue… y uno 22, y uno 23, 24, 25, 26, 27… y uno, 28. Pues si, ventiocho. Es correcto.
Y se dirige a un soldadito:
A ver, Ramirez: que de orden del capitan, coja estos 28 caballos, llévelos a las 7 cuadras disponibles y métalos de 13 en 13 ¿entendido?
¡Sus órdenes, mi sargento…!
Pero las cuadras eran, efectivamente, estrechas y pequeñas, y el pobre Ramírez no es capaz de meter 13 caballos en cada una. Así que decide que la única manera de meterlos en poniendo uno delante y tres detrás. Así…
y solucionado: colocó los 28 caballos.
Pero la cosa no acaba aquí: por la tarde, el coronel, que es muy puntilloso, decide comprobar que se cumplió su orden, así que va a hacer un muestreo de control, llama a un brigada y le ordena...
- A ver, brigada, váyame a la cuarta cuadra y cuénteme los caballos que tenga dentro.
- Dice el brigada… Pero la puerta está cerrada, mi coronel. Un momento, que voy a por la llave.
- No hace falta, hombre. Mire, agáchese, y cuente las patas, con eso vale.
- ¡Sus ordenes…!.
El brigada empieza a contar...
una, dos, tres, cuatro, cinco… ocho, nueve, diez… trece, catorce, quince... y dieciséis... ¡Hay 16 patas, mi coronel!
Dieciséis.... Bueno, pues vamos a ver. ¿Cuantas patas tiene cada caballo, brigada...?
¡pues cuatro patas, mi coronel!
Entonces tendremos que dividir 16 entre 4 ¿no? Lo escribe y empieza: A ver, seis entre cuatro a uno. ¿no?
Cuatro por uno cuatro, al seis, dos... Bajo el uno y ahora doce entre cuatro... justo, a tres.
Así que concluye, ufano: Bien... ¡Efectivamente, ahí hay, como ordené, trece caballos!
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