Una de las consecuencias (ésta, positiva), de la crisis sanitaria y el confinamiento al que estamos sometidos es que, qué remedio, tenemos que sacar lo mejor de nosotros mismos para mejor llevar el forzado trance.
Y además, mi primera impresión es notar que todos hemos relajado nuestras tensiones de convivencia, ha subido nuestro nivel de empatía, y de solidaridad, somos más amables y comunicativos, etc, etc. Nos ha sobrevenido, en cierto modo, el espíritu del boy-scout, que decía el otro día.
O el navideño...
Pero también, a nivel personal, veo que, durante el confinamiento, muchos estamos tratando de mejorar alguna habilidad propia. Parece ser que a bastantes personas les da por mejorar su creatividad y su técnica… en el arte culinario. En mi caso no (ya estoy muy pasadito de peso…) pero, por ejemplo, voy a mencionar estas tres...
La primera, ya que siempre se me ha dado bastante bien el ejercicio mental de escribir, ahora he aprendido a practicarlo con más frecuencia. Siempre admiré a los profesionales que escribían un artículo diario para su columna. Yo, en mi Blog, apenas llegaba a un promedio de 3, o 4 artículos al mes… y ahora parece que lo he convertido en un Cuaderno de Bitácora.
Pensaba yo que, claro, estos periodistas viven de eso, es su trabajo, y aprenden el oficio. Pero he descubierto que lo de escribir solo es cuestión de imponerte una rutina. Ahora, con la cuarentena, me obligo a tener rutinas, y esta es muy sencilla: quizás por oir las radios mañaneras, o porque, durante el sueño, trabaja tu cerebro (al menos, el mío, y puedo probar que si), procuro levantarme con una idea más o menos clara de lo que quiero escribir y sobre todo, de su título, y/o del ‘scherzo’ final, que siempre los he considerado dos de mis ‘señas de identidad’. Luego durante el resto de la mañana (me levanto tarde), frente al ordenador, voy desmenuzando ideas para un texto, alternándolo con hacer ejercicio paseándome por el pasillo de casa… y me olvido de él.
Pasada la media tarde, y más paseos, y más lectura de noticias en Internet, Foros, algo de tele (curiosamente no falla… ver el Tiempo), etc, lo retomo, y lo dejo más o menos configurado. Y luego, a partir de las 12 de la noche que es cuando, como soy un típico ‘buho’, doy lo mejor de mi, lo afino, y lo publico. Y a veces llego a tener algún otro, en reserva, a medio desarrollar.
Pero así como me suelo enrollar bastante escribiendo, la comunicación verbal ‘en tertulia’, se me da bastante mal, suelo ser extremadamente conciso, y muy corto en retórica. No era así cuando, por cuestiones de trabajo impartía seminarios sobre gestión empresarial, ahí también me enrollaba mucho. Será que, con los años, me he vuelvo algo autista (o, a lo mejor, misántropo...)
Pero, por mejorarme, como me parece a mi que tampoco verbalizo (ni vocalizo) excesivamente bien, ya estoy pensando en buscar por Internet algún curso de oratoria, como los que, al parecer, se dan en los seminarios (de curas).
Una segunda habilidad que estoy perfeccionando es la del ‘control del tempo’, para tener mejor regularidad. Ya he dicho que mi ejercicio diario son paseos por casa, y hago así unos 6 kilómetros (9000 pasos) que es lo que suelo hacer de promedio cuando hace buen tiempo y salgo. No está mal, es caminar 180 km al mes… Creo haber dicho, el otro día, que me he creado una ruta (o rutina) de justamente 1 minuto de tiempo, caminando por el pasillo y algunas habitaciones, que controlo con el reloj de la pantalla de mi ordenador, que es donde empiezo y termino estos ciclos.
Pues bien, me tengo fijado hacer series de 5 vueltas (que son 5 minutos), que descubro que son comodísimas de realizar porque las dos primeras vueltas se te pasan volando, la tercera, ya estás pensando que has pasado la mitad y luego, la 4ª y la 5ª, con eso de que son la penúltima, y la última… son cuesta abajo. Y, hecha tan fácilmente una serie de 5, el cuerpo te pide hacer la siguiente… y así, cada hora, dejo el PC y enlazo 10 o 15 minutos de ejercicio. Por ejemplo, he descubierto que el hacer, nada más levantarte, y antes de desayunar, un par de ‘series de 5’, te estira los músculos y te pone ‘en forma’ para recibir el cafetín y el zumo de pomelo o piña, y empezar la jornada.
(Un inciso, que si no lo digo, reviento: el 5 es un número maravilloso, siempre ha sido mi ‘número fetiche’. A mi, toda la vida, cuando me decían eso de ‘piensa un número’ ,lo tenía claro: el 5. Hasta en mi Eneagrama, los perfiles dominantes que me salen son el 5, el 4 y el 9. E, igualmente, si me preguntan por un color, mi ‘color fetiche’, también de toda la vida, es el amarillo. Espero que esto sea no por tener, en el fondo, un sentimiento ‘vaticanista’ ,sino por algún profundo pálpito de que un día daré un pelotazo a la Bonoloto…)
Termino con un tercera habilidad. Estos paseos por casa, aparte de, como los conductores de rally, estimularme la 'querencia' a ser eficaz y puntual en la ejecución de un objetivo, también me estimula la rapidez de reflejos para la toma de decisiones. Y me explico: ¿Quién no se acuerda del antiquísimo videojuego (mejor, juego de pantalla, era de los primeros) del ‘Pac-Man’, el viejo ‘Comecocos’, donde tenías que saber desviarte rápidamente a una salida para que no te comiese el bicho zampón...?
Bueno, pues así como aquel juego te estimulaba la habilidad en el manejo del ratón, o el mando, aquí, en ese ejercicio por el pasillo, yo estimulo mis reflejos físicos y mentales, que es lo bueno. Porque… ¿Has probado marcarte una ruta, por el pasillo de casa, a un buen paso, y que haya ‘tráfico de gente’ en el pasillo? Porque entonces tienes que decidir cambiar la ruta, desviarte rápidamente a una habitación, para esquivar y dejar pasar, y luego reemprender la ruta, sin parar el paso, para completar la rutina en el tiempo estipulado. Como lo del juego que comentaba. Un buen ejercicio mental…
Lo dicho, el encierro me empuja a estimular la imaginación, y lo aprovecho para afinar o perfeccionar alguna habilidad, o para aprender nuevas cosas. Por ejemplo, he descubierto que, dejando aparte del tema de tomar el aire, es mucho más cómodo hacer ejercicio en casa, que lo haces como y cuando quieras, y te lo dosificas a tu gusto, que salir a la ciudad a caminar una hora y media, llueva, truene o casque un sol de justicia.
Así que como decía el otro día, en versos de Mario Benedetti, preguntémonos por las mañanas… ¿cómo va a ser tu día hoy…? y agarrémonos, siempre, al lado positivo, y bueno, de las cosas que haces.
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