martes, 3 de marzo de 2020

El pin parental

Debo de empezar diciendo que a mi eso del ‘pin parental’ me parece una horterada. Me refiero al nombrecito. No se quien lo inventó, dicen que la derecha… pero desde luego, para mi que pecan de 'modernismo', o de 'maricomplejines', buscando una atenuación semántica del concepto. Porque el concepto es muy claro: ni PIN, ni PON, aquí estamos hablando de autorización de los padres (incluso antes diríamos ‘paterna’, pero ahora, con la moda del lenguaje inclusivo, levantaría alguna ampolla), y punto.

O, para ser más exactos, estamos hablando de la ‘patria potestad’, que es un concepto legal muy claro, que ya nos viene desde el Derecho Romano, y que se define como... «conjunto de derechos, obligaciones y responsabilidades que la Ley confiere a los padres, sobre sus hijos, mientras éstos no estén legalmente emancipados».

Pero claro, esto del pin parental, por el que los padres puedan ejercer su derecho a impedir que su hijo asista a determinadas ‘charlas’ en los colegios públicos donde se pretenda ‘educarles’ (o mejor, ‘adoctrinarles’) en el amplio mundo de la libertad sexual, o en el de las ‘ideologías de género’ , o similares progresías… es una idea de las derechas y por tanto es de fascistas.

Y se movilizan las fuerzas de izquierda para prohibirlo, incluso ilegalizarlo, o llevar a los Tribunales a sus impulsores, en las pocas Autonomias donde se ha acordado aplicarlo. Y la ministra de Educación (Isabel Celaá, hasta hace un mes, incluso, portavoz del extremista Gobierno de Sánchez) ha llegado a defender públicamente la tontería (mejor… la absolutista majadería) de que ni hablar del peluquín, que 'los hijos no son propiedad de los padres, sino del Estado'.
Insisto… ¿Y para qué existe, entonces, el concepto de ‘patria potestad’…? 

A mi me gustaría ver a algunos de estos progretas (o a alguno de sus muchos ‘palmeros’), que defienden a ultranza el negar a los padres su derecho a decidir qué es lo recomendable, y lo no recomendable para la educación de sus hijos, en la tesitura de que, si tienen hijos en edad escolar, éstos fuesen obligados a asistir a charlas y cursillos donde, por ejemplo…
a) El párroco de la zona explica a los cursos de EGB cómo deben de asistir a misa, confesarse y comulgar los cristianos bautizados.
b) Un militar, quizás paracaidista, o de cuerpos especiales, les explica las ventajas y salidas profesionales, incluso personales, de la carrera militar.
c) El imán de una mezquita da una charla sobre los derechos de la mujer.
d) Un torero explica cómo iniciarse en el noble arte de Cúchares
e) El diputado regional de VOX, y algún dirigente nacional aún sin confirmar, relata a los alumnos de Bachiller los retos y objetivos que impulsaron el nacimiento de su joven formación política.
f) un nutricionista les habla sobre los peligros de las dietas veganas, y sobre la bondad del ancestral recurso nutricional de alimentarse de la caza de especies animales en libertad, o estabuladas.
g) la Asociación de Madres Católicas ofrece un seminario sobre la importancia de la madre en la familia, la vida sexual sana y la maternidad y cuidado de los hijos.
h) El Obispado ofrece una charla-coloquio sobre la religión cristiana, el ejercicio activo del apostolado y la importancia de los Seminarios en la canalización de las vocaciones tempranas.
i) Conferencia de D. José María Aznar sobre el futuro de la juventud española
Bueno, y etcétera. Y la pregunta del millón es si estos progretas pondrían algún veto, o harían, incluso, algún escrache a las puertas del Instituto, ante tamaño ‘adoctrinamiento de la extrema derecha’… o, sin más, permitirían que sus hijos acudiesen a los mencionados actos.

Lo dicho: no inventemos cosas, que lo del pin parental ya está inventado: es la patria potestad… y es legal. El problema es que este gobierno radical lo entienda de una vez… y gobierne para todos los españoles.
O que, como el sarampión, pase lo antes posible...

Asi que a quien eso de patria (potestad) le suene a cosa de fachas pues mira (y además voy a ser ‘franco’)... que le den, que ya va siendo hora de que esta progresía supremacista que nos quiere dar lecciones empiece, primero, a saber comportarse en democracia, segundo, a respetar otras ideas, u opiniones y tercero, a conocer y aplicar las leyes vigentes.

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