martes, 2 de agosto de 2022

Recuerdos de San Claudio

J ustamente hace un par de años, en agosto del 2020, me apeteció iniciar, en este Blog, una serie de entradas sobre la Cerámica, y en particular sobre cómo la elaborábamos en Fabrica de Loza de San Claudio, para (como siempre) tener un recuerdo por escrito, y ‘siempre a mano’, de aquellos conocimientos adquiridos. Esto (en una ‘entrada’ al Blog de 12 de agosto de 2020) empezaba así… y concluía, un mes más tarde, en una 7ª entrega, con este ‘Epílogo’

Aquella ‘serpiente de verano’ (como lo llamé entonces, porque no tenía otro tema más actual que comentar) se originó de unos papeles que, revolviendo carpetas, encontré, y transcribí al ordenador. Pero lo que (creo que…) no incluí en el Blog, porque los recuerdos iniciales de ‘mi serpiente de verano’ contemplaron otras remembranzas, fue la ‘intrahistoria’, o los prolegómenos, que también escribí, como preámbulo y que, ahora que releo esos apuntes transcritos, me apetece, igualmente, incluir en mi Blog.

Así que esto es lo que, en 2020, también escribía sobre el origen de estos ‘apuntes’ de mi paso por San Claudio…

«Preámbulo...
En el verano de 2020, revisando viejas carpetas, encontré una serie de documentos de mi época de director de Fábrica, en San Claudio...
Uno, que tenía un gran interés por encontrar, es este que presento aquí. Se trata de un ‘memorandum’, o documento didáctico-informativo, sobre el proceso productivo y organizativo de Fabrica de Loza de San Claudio, donde explico, más o menos pormenorizadamente, nuestra estructura, y como fabricábamos nuestra loza.

Este documento debí crearlo hacia 1980, es decir, hace ahora unos 40 años. Por entonces no había ordenadores personales, ni programas de tratamiento de textos, solo los ‘mainframes’ IBM, así que las cosas se escribían a mano, y la secretaria de Dirección, Tere Rubín, las mecanografiaba con su mejor arte.

Y surge, históricamente, cuando el Gerente me pide que prepare algo para aportar una información técnica y organizativa a una primera ‘hornada’ de vendedores de nuestra ‘marca filial’, comercializadora, Progression S.L (el entrecomillado tiene su ironía...) cuando se estableció una línea de venta a tiendas detallistas de regalos, llamada ‘Távola’, para canalizar y potenciar los productos (vajillas, juegos de café, complementos, jarrones…) de medio y alto nivel (decorados y diseños de la línea ‘Britannia’, etc).

La producción de estas líneas de alto valor añadido (otra cosa era el precio al que San Claudio vendía a Progression, y el coste de fabricación) era uno de los principales objetivos por los que yo había sido ‘fichado’ por José Vicente Fuente Noriega, a poco de sustituir a su padre, ‘Don José’ Fuente Fernández, en la dirección de la empresa: la de renovar la empresa, convirtiendo una fábrica de producción masiva de loza de bajo valor añadido (platos y tazones en blanco, que otros decoraban) en una fábrica ‘de nuevo aire’, produciendo diseños más selectos, en formas y decorados, imitando, entre otras, a la tradicional loza inglesa, diseños que creaba el artista Luis Fumanal Otazu, Director Artístico de la Empresa… y mi vecino de despacho con el que me unió una gran amistad.

Como siempre fui muy buen creador de relatos ‘conceptuales’, por escrito, me puse a ello, entre otras cosas porque, de esta forma yo mismo, que pocos años atrás desconocía por completo el sector de la Cerámica, fijaba y dejaba por escrito ‘mis propios apuntes’. También recuerdo que usé, en el documento, esquemas que había creado anteriormente y que teníamos estratégicamente situados, en grandes paneles, a lo largo de la Fábrica, porque prácticamente todas las semanas, como política de empresa, enseñábamos la fábrica a grupos de visitantes (asociaciones de amas de casa, actividades complementarias de congresos, colegios del entorno...) como apoyo visual a las explicaciones que les dábamos durante el recorrido.

El caso es que ahora, 40 años más tarde, y ya muy alejado del sector (e incluso desaparecida la Fábrica) me apetece mucho tratar de digitalizar (y poder conservar así) este recordatorio de cómo hacíamos entonces las cosas en aquella fábrica que, cuando llegué, tenía más de 500 personas en plantilla y una producción mensual que había llegado a ser de 1 millón de piezas, con unos hornos túnel continuos (los famosos hornos Gibbons, a fuel-oil, que en su día fueron los mayores de Europa) dimensionados para esa producción… inmersos en un proceso de transvasar la mano de obra directa hacia la decoración extensiva de los productos y hacia fabricar formas más elaboradas, lo que hacía producir muchas menos piezas al mes.
("Qué prefieres, con la misma mano de obra… ¿Fabricar un millón de platos blancos al mes, y venderlos a 10 pesetas el plato, o fabricar 300.000 jarrones decorados, a 100 ptas el jarrón?”, solía decir yo entonces)… y que me llevó, 6-8 años más tarde, a diseñar, ante los inasumibles costes energéticos, el novedoso proyecto de cambiar los condicionantes, y sobredimensionados, hornos túnel Gibbons, continuos y a fuel-oil, por flexibles hornos intermitentes, y a gas (es decir, a limpia llama directa)... y además ejecutarlo sin parar la producción, y rediseñando y mejorando, de paso, además, la distribución en planta. (pero esto es otra historia, que me llevó a viajar por Europa, así que vamos ya con este memorandum sobre el Proceso productivo y organizativo de Fabrica de Loza de San Claudio escrito entonces)...»

(Y tras este preámbulo (no añadí, y lo hago ahora, que 'aquel fue el único proyecto que, como ingeniero, tuve que realizar en mi vida profesional y, como no me pareció ético cobrarlo... el Colegio de Ingenieros me recomendó que, a efectos de Hacienda, guardase una declaración jurada de no haber recibido cantidad alguna por el mismo..'.) tras ese preámbulo, digo, comenzaba ‘la clase magistral’ sobre la Cerámica, que, más o menos literalmente (nunca he sido capaz de copiar al pie de la letra un texto… aunque fuese mío) pasé de papel mecanografiado a texto digitalizado, con mi LibreOffice, e incluí hace un par de años en este Blog). Preámbulo que hoy, ya en un nuevo verano de ‘dolce far niente’, y a falta de otras cosas (o sea, como otra ‘serpiente de verano’) aprovecho para usarlo como nueva entrada al Blog.

Y de paso rendiré, así, un último homenaje a ‘nuestra’ Fabrica de Loza, que ahora está absolutamente abandonada, y al parecer sin dueño, con frecuentes visitas de 'ocupas', con un incendio que destruyó el edificio de oficinas de Dirección… y que quede en el recuerdo unos bonitos años profesionalmente apasionantes, y personalmente (siempre me ha gustado recordar solo lo bueno) muy satisfactorios, en aquel atractivo Oviedo de los 80… que también quedará en el recuerdo.

Que, a lo tonto... ya han pasado casi 40 años de aquello...

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