No me cabe la menor duda, y lo he dicho aquí más de una vez: las primeras horas de la mañana, cuando, como buen jubileta, zanganeo oyendo la radio desde la cama, son las más productivas en lo referente a mi actividad mental… y no es raro que me levante ‘a horas intempestivas’ (digamos que… antes de la 10 de la mañana) a encender el ordenador para anotar algunas ideas que me surgen para un nuevo artículo del Blog… y vuelva a la cama, no
sea que acabe dando la muy común ‘última cabezada’ y resulte que, al despertarme de nuevo, se hayan borrado de mi mente.
Hoy es un día de estos y el título de ‘Mugrons Lliures’ (en español ‘Pechos libres’ o, por hacer una traducción literal, ‘Pezones Libres’) se refiere a una campaña de movilización feminista que surge en ‘Catalunya’ basada en la reivindicación de la igualdad entre mujeres y hombres… y en el agravio comparativo. Vamos que una 'lumbreras feminista' ha tenido a bien discurrir que por qué las mujeres no van a tener el mismo derecho que los hombres a usar un traje de baño (ahora lo llaman ‘bañador’) de una sola pieza, con los pechos al aire. O sea, a reivindicar el uso obligatorio del ‘monokini’, o sea 'hacer topless'... como si hoy en día no fuese una libre elección personal... que ya a nadie preocupa, ni incomoda.
El gran Luis del Val contaba por la radio la anécdota de que, hace bastantes años, en una playa, un guardia urbano se acercó, respetuosamente, a una señora que tomaba el sol pues eso, en ‘topless’, para conminarle a que se tapara sus pechos. La señora le contestó, airada…
- ¡Pero hombre, qué daño puede hacer, que son pechos de madre…!
A lo que el guardia, muy circunspecto, replicó…
- Si señora, estoy de acuerdo. Pero mire, yo tengo testículos de padre... y no es costumbre que los vaya enseñando…
El caso es que, como digo, se ha lanzado, en Barcelona, esta campaña de las progre-feministas, no se si con ánimo de consolidar más su carácter contestatario, o para reafirmarse en su personalidad rupturista con las costumbres y la tradición españolas o, simplemente, para que se oiga hablar de ellas. O si es una medida política, una cortina de humo para que ‘el personal’ hable de ello, en vez de hablar de otros problemas mucho más importantes que tiene, hoy, España.
Creo que lo veremos enseguida. Si porque, por aquello de ser solidarias con el movimiento, a lo mejor empezamos a ver, no se, a políticas catalanas como la Ada Colau, o las ex-presidentas Carme Forcadell y Laura Borràs, o hasta Pilar Rahola… enseñando sus tetas.
Y no digo nada si se extiende al ámbito nacional y también empiezan a enseñarlas, solidariamente, conocidas feministas como, aparte de la ministra de Igualdad, y sus directoras generales en pleno, no se... Meritxel Batet, Teresa Ribera, Adriana Lastra, Carmen Calvo o, ya metidos en ello, hasta algunas ‘nekanes’ separatistas.
O, por el contrario, la iniciativa se diluye, como pasa con tantas ‘serpientes de verano’. En fin, que sea lo que dios quiera. Porque, en el fondo, a nadie importa un pito estos arrebatos de activismo reivindicativo, que las cosas hay que verlas con naturalidad y, naturalmente, hombres y mujeres somos, a dios gracias, diferentes… y deberemos seguir siéndolo.
Y porque, sensu contrario, si los hombres nos ponemos a reivindicar los derechos de las mujeres, esto se puede convertir en la casa de tócame Roque. Porque, a ver… ¿Por qué las mujeres van a tener derecho a usar, para tomar el sol, minúsculos tangas, y el hombre no…?
Vamos, que solo falta que, por pura reivindicación de igualdad de derechos, se llenasen las playas y las piscinas de ‘maromos’ de toda edad y condición, luciendo, como única prenda, una mínima coquilla de tela, por delante, y un delgado cordel, por detrás.
Menudo numerito...
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