jueves, 25 de agosto de 2022

Daños colaterales... y el famoso 'cui prodest'

S e cumple medio año de la guerra ruso-ucraniana y es hora de pensar en los daños (y también en los beneficios) colaterales que está produciendo. Porque ya estamos inmersos en una gran crisis geo-política, y económica, de consecuencias impredecibles. Y es que el incuestionable apoyo a Ucrania de toda la Unión Europea, y de la OTAN, se ha concretado, aparte de en ayuda humanitaria y militar, en una cascada de sanciones a Rusia. Y estas sanciones has sido contestadas por este país con una (de momento…) contención de su suministro de gas a Europa, que ha conllevado, con la búsqueda de alternativas, una escalada de precios de la energía que, repercutiendo en los demás precios, ha hecho emerger el fantasma de la escasez, y de la recesión, por toda Europa. Y, de rebote, por todo el mundo.

España no es ajena. La pésima política energética de nuestro gobierno nos ha privado del colchón del suministro de gas argelino, abundante y barato, pasando a depender, como Alemania, y tantos paises centroeuropeos, del gas ruso. Que, unido a la ‘pertinaz sequía’, y a la ceguera (o sectarismo ‘ecologeta’) de la ministra del ramo, la ínclita Ribera, hace que la luz y el gas, en España, también estén por las nubes. Y los demás precios… detrás.

Pero ya es hora de señalar los daños colaterales que está produciendo el conflicto entre esos dos paises involucrados. Por supuesto, el pueblo llano ucraniano, y el pueblo ruso, son los primeros en sufrir el perjuicio, en sus propias carnes, de este sinsentido que es la guerra.

Pero también lo sufren, particularmente, los ciudadanos europeos que, en general, aparte de tener que acoger, ya, a más de 3 millones de personas, estamos pechando con una gran inflación de precios, y, por la reducción del flujo del vital gas ruso hasta ahora concertado, ya se cierne la amenaza de restricciones o cortes de energía para este otoño e invierno. Así como la economía de las propias naciones europeas, donde ya se habla de recesión, y de ‘estanflación’, porque están subiendo los tipos de interés, y los precios, pero no el consumo.

Y, naturalmente, hay daño colateral para los españolitos de a pie, por lo antedicho y porque ¡Lo que nos faltaba...! tenemos al inepto (como poco…) gobierno de Pedro Sánchez, que es ‘para echarle de comer aparte’ porque es capaz de, creciendo enormemente los ingresos del Estado (con el incremento de precios de la energía y del IVA de la cesta de la compra) y su desmesurada ambición de no contener, sino aumentar, los impuestos, está haciendo crecer, también, la deuda... lo que significa que se está gastando de manera manirrota en tonterías, y/o en gabelas a palmeros y mantenedores… y esto nos va a ‘empufar’ de por vida.

Y también sufrimos las consecuencias de una política energética basada en el ‘guapismo progre’, por haber cerrando (y lo que es peor, desmantelado) plantas productoras de energía por ser nucleares, de carbón… que ahora otros paises usan, para contener precios, mientras que nuestros preclaros (¿o corruptos…?) políticos apostaron todo a las muy limitadas (pero ’verdes’…) ‘renovables’, y al gas, cuyas tarifas suben, y suben, y suben...

Pero no he acabado, porque este conflicto ruso-ucraniano está provocando muy importantes daños colaterales más: y es que resulta que los países pobres de todo el mundo, e incluso los emergentes, con economías aún precarias, están sufriendo la carestía de los precios mundiales de la energía, y de las materias primas… y como no pueden pagarlos empiezan a entrar también en graves crisis económicas, y posiblemente en hambrunas. O sea, que el conflicto ha derivado en pandemia económica mundial.

Y, ante este panorama… vayamos al ‘cui prodest’. O sea ¿Quien se beneficia…? Pues, básicamente, EE.UU, con su petroleo y su gas licuado, que nos está vendiendo a precios desorbitados. Y los muy potentes lobbies mundiales, y las industrias armamentísticas. Y los países productores de petroleo. Entre ellos, Rusia, claro, que ha sabido, además, zafarse de las sanciones y boicots europeos y americanos buscándose salidas alternativas a sus productos... incluso a un mejor precio. Y China, donde han decidido volver al carbón para generar toda la energía (barata) que necesiten para seguir surtiendo materias y materiales al mercado mundial (y a mayores precios…) y les importa un pimiento las teorías del cambio climático de los ‘lobbies’ occidentales.

Y ante ésto lo primero que pasa por mi mente es que los europeos somos gilipollas. Porque rusos y americanos (y hasta los chinos), y los grandes lobbies, nos están sangrando… y nosotros (en boca de nuestros políticos) seguimos creyéndonos los reyes del mambo. Y solo somos más que los imbéciles ‘pagafantas’, vamos.

El caso es que, puestas todas las cartas sobre el tapete… a ver qué hacemos, y afrontamos la pura realidad pura decidir a donde vamos. Yo ya expresé en este Blog mi teoría personal de que todo este conflicto geopolitico surge…
A) Por el interés expresado por las autoridades ucranianas de romper definitivamente con el ámbito oriental al que (geográficamente) pertenecen, e ingresar en la Unión Europea y en la OTAN, que me imagino fue muy aplaudido e impulsado por los políticos europeos ‘de Bruselas’ y, sobre todo, por EE.UU y el Reino Unido… que así ponían ‘una pica el Flandes’ (control de una importantísima cuota del mercado del trigo y la cebada, interés geo-estratégico…)

B) Por la particular ubicación de Ucrania que, como Turquía, es un enorme pais que se extiende ‘en horizontal’, de manera que sus famosas regiones orientales de Donetsk, Lugansk y Jarkov (donde, por cierto, aún son ruso-parlantes) están más al Este que la propia ciudad de Moscú por lo que, en enfrentamientos ‘occidente-este’, sería un peligroso ‘estratégico brazo de tenaza’.

C) Por la teoría, universal, del ‘espacio intimo personal’ (que, en las personas, es de unos 40 centímetros) donde solo puede entrar sin causar desazón, y deseo de autodefensa quienes sean de nuestra más íntima confianza. Pensemos en las colas del supermercado, y cómo te agobia que se pegue alguien, literalmente, a tu espalda.

D) Por la bravura (o cabezonería… o a saber si el vodka) del pueblo ucraniano, que es ’peleón’ hasta decir basta… y no parece aceptar un frío análisis de la situación, y del futuro previsible, que les debería llevar a buscar una salida razonable, y negociada, con el mejor balance de daños colaterales… y no cesan de exigir a Europa, y al mundo occidental, que les envíen (en el fondo… les regalen) más armas y ayudas para seguir peleando.

Así que éstas estamos, que llevamos seis meses… y a ver (como decía al principio) a donde nos conduce este sintentido.

Si soy sincero, cuando veo salir en la tele reportajes que tienen todo el aspecto de ‘montaje propagandístico’, y a Volodímir Zelensky exigiendo más ayuda, no puedo menos que acordarme de una muy vieja película que se titulaba ‘El hombre del traje blanco’ (protagonizada por Sir Alec Guinness) que contaba la historia de una persona que inventa una tela que no se manchaba, que no necesitaba plancha, que no le afectaba la lluvia, que era indestructible… y que lo presenta a los fabricantes de tejidos.

Bueno, la película acaba con el Presidente del ‘trust’ (o ‘patronal’) gritando, bastón en mano… «¡Encontrad a ese hombre….! ¡Que lo maaa..ten…! »

Mi reflexión es que, a menudo, es buena práxis dejarse de utopías y romanticismos, y valorar hasta donde llegar con los ‘daños y beneficios colaterales’. Porque la historia del mundo (desde Abraham e Isaac, o desde los mártires cristianos, pasando por Guzmán el Bueno y los soldaditos anónimos a quienes se les manda tomar una colina) está llena de ejemplos ‘realistas’. Y recordemos que la guerra de Troya se inició por culpa de un simple flirteo entre Paris y Helena.

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