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o deja de revolotear en mi cabeza la idea de que ‘los ochenta’ están cambiando algo mi ‘idiosincrasia’ y ahora, o bien uso el Blog como instrumento para contar ‘batallitas’… o bien, en el fondo, lo estoy utilizando para el hecho, en realidad transcendente, de ir legando a la posteridad mis reflexiones y mi conocimiento personal.
Lo cual, pensándolo bien... ¡Lagarto, lagarto…!
Hoy toca 'enriquecer el acervo cultural', porque este ‘concepto de control’ sobre el que se me ha ocurrido hablar (y creo que no sería la primera vez que lo hago aquí) es una de las ideas claves para andar por la vida que llevo arraigadas en mi entendimiento, y a ella recurro habitualmente.
Y me viene el recuerdo de que fue una de las primeras ideas ‘exóticas’ de las que oí hablar cuando, aún como estudiante, en Bilbao y Madrid, empecé a hacer ‘trabajitos de becario’ para Ibérica Bedaux, en aquellos tiempos (hacia el 65…) donde esta empresa (luego se llamaría Bedaux Española) era la pionera, la única empresa consultora que operaba en nuestro país. introduciendo el concepto de Racionalización y Medida y Control del Trabajo (que luego tantas copiaron...), de la mano de los primeros ingenieros, franceses, que abrieron el mercado ibérico desde su central de París.
Uno de ellos era un tal monsieur Meilón, que inventó un esquema que explicaba muy bien lo que debía ser el 'tener algo bajo control'… y que aquí, los primeros ‘ingenieros de aplicaciones’ españoles, entre los que se encontraba mi tío Alvaro G-N, que fue el que me introdujo en el mundillo (y que luego llegó a ser director general) lo bautizaron como ‘el huevo de Meilón’ porque, en similitud con lo de ‘el huevo de Colón’… era de una simplicidad, y claridad, palmarias. ‘De cajón’, vamos...
El concepto se iniciaba con una simple pregunta: ¿Controlar es medir…?
Y la respuesta es que, evidentemente, para controlar hay que medir. Pero medir NO es controlar.
Porque para ‘tener bajo control’ a un elemento, si, claro, necesitas tener un órgano que mida lo que produce. Pero es importante pensar que también debes necesitar...
a) Un órgano (o 'mecanismo') de Estudio que establezca una referencia, o estándar, de lo que sería un resultado aceptable y/u óptimo.
b) Un órgano de Análisis, que coteje el resultado real (o previsto) de la medición con el estándar preestablecido y aflore las desviaciones.
c) Un órgano de Corrección, que sea capaz de tomar las medidas necesarias (bien internas, sobre el propio Elemento, o bien externas (sobre sus ‘inputs’) para ajustar lo producido a (al menos...) lo previsto como aceptable.
d) Y estas acciones internas o externas deben impulsarse… como ‘preacciones’ si (idealmente) somos capaces de que el órgano de análisis lo haga proyectando, con la medición a la fecha, a los ‘resultados esperados, o previstos’… y por tanto se pueden adoptar acciones correctoras ‘sobre la marcha’, para poder ir ‘ajustando el camino’ para llegar el resultado efectivo final, o como ‘retroacciones’, si realmente precisamos medir el resultado final antes de poder tomar medidas correctivas (que solo serían, en este caso… ‘para la próxima vez’... y que, normalmente, deberán ser 'las menos').
Así que este es el verdadero ‘Concepto de Control’. Y este, su esquema.
Sencillo ¿no...? Merci beaucoup, monsieur Meilón
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