Bueno, debo decir que la frase original es, precisamente, la contraria: al parecer, ‘Vivan las caenas’ fue el grito acuñado por los españolitos de 1814, cuando recibieron al desterrado rey Fernando VII ‘el Deseado’ y, en un exceso de servilismo, le pidieron, con esa frase de ‘¡Vivan las cadenas...!’, que gobernase desde el poder absoluto e hiciese caso omiso a la liberal Constitución promulgada en Cádiz en 1812. Alguna razón tendría que haber habido, no cabe duda, para tan ciega declaración de amor… que, por cierto, bien que la aprovechó, el cabroncete, al que la Historia acabo llamando… ‘el Rey Felón’. Aquello de 'así se las ponían a Fernando VII' supongo que viene, también, de ahí.
Pero hoy, aquí, quiero referirme al problema de las protestas contra el racismo y la esclavitud, que están revolviendo el mundo… en las ciudades del ‘hombre blanco’. Y es indignante ver cómo se manipula a la opinión pública, y se la predispone al odio ideológico hacia la civilización occidental, la del hombre blanco, en razón a imputarle el esclavismo, y su derivada el racismo, como malvadas ideologías a ‘exorcizar’.
Y así, con la excusa del movimiento ‘Black Lives Matter’ (‘Las vidas negras importan’) hordas de vándalos antisistema, guerrilleros urbanos, están arrasando ciudades, derribando estatuas de quienes (las hordas) tachen, en su incultura y desenfreno, de ‘malvados esclavistas’, como pasó con las de Abraham Lincoln, de Winston Churchill y/o de Cristóbal Colón… e, item más, algún político (de extrema izquierda, claro) está montando un interesado relato del discurso racista-esclavista.
Pero vamos a dejar las cosas claras: primero, el esclavismo no es una ideología, solo es un simple (aunque poco ‘humanista’) recurso económico, fundamentado en el poder disponer de mano de obra barata, que el hombre ha utilizado desde los albores de la civilización.
Y para ello hacían uso de los prisioneros de sus guerras, de plebeyos sin techo, de gente que delinquía... Y, así, utilizaron esclavos los hititas, los asirios, los egipcios, los chinos, los persas, los griegos y los romanos, los árabes… y cuando, en la edad moderna de nuestra civilización occidental, se explotaban económicamente minas y plantaciones, se volvió a echar mano de ese viejo recurso de mano de obra barata, comprando negros de Africa.
Pero, esta es otra, ‘el hombre blanco’ (como ‘institución’) no fue el ‘racista’ que iba a apresar pobres negros en el Africa subsahariana. En general, en esa zona de Africa había, por un lado, tribus nativas (negros) que capturaban prisioneros de tribus enemigas vecinas, y los vendían como esclavos, y por otro comerciantes árabes, que hacían ‘razias’ en el continente africano (por cierto, razia viene del árabe ghaziyah, o rhazawa, incursión), tenían montado un próspero mercado de esclavos negros con el hombre blanco. También 'faenaban', por el Mediterráneo, los corsarios berberiscos, que mantenían, igualmente, otro próspero mercado, esta vez de esclavos cristianos blancos, para surtir al imperio Otomano.
En resumen, que ya está bien de tópicos, y de analfabetos activistas, que respecto al racismo y al esclavismo… a ver quien es el guapo que tira la primera piedra. Y además habrá que decir que, en nuestra civilización occidental, el abolicionismo empezó a dar sus frutos… hace ahora unos 200 años.
Pero claro, los políticos españoles de extrema izquierda se apuntan a todo lo que sea antisistema, y anti-españa, y se aprovechan para criticar también, por racista y esclavista, nuestra epopeya americana… cuando precisamente ya en tiempos de Isabel la Católica se promulgaron leyes aboliendo la esclavitud de los pueblos nativos conquistados (que, por cierto, esa es la causa de que haya negros en América, los españoles de allí practicaron el mestizaje, y los ‘capitalistas’ tuvieron que importar, como mano de obra barata, esclavos de Africa).
Así que a ver si ‘hay huevos’ para criticar, por racistas, a los propios negros de tribus africanas dominantes, o a los musulmanes, y a los moritos, o para ponerse a derribar estatuas de los Abderramanes, Hixanes y Almanzores de turno, etc, etc. que aquí lo que hay es mucha incultura… y mucho interés espurio.
Y, por no cabrearme más, acabo con un chiste ‘racista’ que, contado por un bilbaino, hasta tiene gracia:
¿Racista yo…? ¿Pues…? ¡Qué voy a ser 'rasista'... ’Rasista’ no soy. Yo solo soy... ‘ordenau’. Y pa ordenar... bien sensillo: lo blanco... pa Europa. Lo amarillo... pa China… Y negro y moro... pues p’al Africa ¿no?
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