lunes, 24 de febrero de 2014

Bailando entre 'fachas' y 'progretas'

En estas tradicionales dos Españas que tanto nos retratan, la izquierda aparece a menudo como auto-dotada de principios superiores y rodeada de un halo de prevalencia ideológica. Cosa que la derechona, eterna 'maricomplejines', tiende a asumir.

Yo me considero 'liberal-conservador', porque soy muy librepensador, pero no soy partidario de los cambios radicales. Y también 'ácrata de derechas', porque me paso por el arco del triunfo todos los idearios políticos, pero en mi fuero interno entiendo que los valores 'de la derecha' (respecto a ideas como la familia, la educación, la ética, el respeto cívico, el sentimiento patriótico, etc) son superiores a los que propugna la izquierda.

El caso es que, y por acabar mi retrato, en mi fuero interno yo entiendo que hay que ser cerebral, y no visceral. Y que, en este sentido, no habiendo ninguna ideología política perfecta (ni de lejos...) es completamente irracional dejarse influir por una sola, y votarla y defenderla visceralmente.

Claro que ocurre, y es la única explicación lógica, que el estómago es, efectivamente, una víscera... y que por eso hay tantos votos viscerales.
Bien, pues observo muchas veces, por parte de los progretas, que, a las mínimas de cambio, cuando no se comulgue con sus ideas, o se defienda públicamente otras, cuelgan el sambenito a su interlocutor diciéndole, despectivamente...
¡Eres un facha...!
Y me gustaría saber qué pasaría si a alguien se le ocurre decir...
A ver, tío... ¿Y cómo llamarías tu a alguien que no acepte que se tenga otras ideas que las suyas, que desprecie a quienes no estén de acuerdo con ellas y que agreda, siquiera verbalmente, a los que defiendan otros criterios... aparte de hijoputa...?
Bueno, pasaría... que probablemente se armase un buen quilombo, que dicen al otro lado del Charco...

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