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ecía yo el otro día que, el primero de año, tuve la sensación de, como San Pablo, tener una ‘aparición’ que me hizo caer del caballo, y tal, y
tal… a propósito del concepto del Transhumanismo, cuando descubrí que lo que yo, en mi fuero interno, pensaba, ‘ya estaba inventado’. Y que,
converso ante esa nueva religión, me apetecía poco menos que ejercer el apostolado… siquiera desde este Blog. Vamos, por seguir el simil... como
escribir unas Cartas a los Tesalonicenses.
Por cierto, esto me pasó también con el famoso ‘existencialismo’, en cuyas ideas confluí… a pasar de no haber leido nunca a Jean Paul Sartre. Quizás esto avale mi teoría del ‘magma intelectual’ común y universal, con el que nuestros espíritus (o avatares) se pueden conectar ‘sinápticamente’… y algunos ‘elegidos’ (Da Vinci, Julio Verne…) pueden hacerlo en un plano extra-temporal.
Bien, pues retomemos el concepto del Transhumanismo, movimiento que, ahora leo, ya es toda una religión, cuyo ‘mesias’ es el joven filósofo sueco (n. 1973) Nick (Niklas) Bostrom, y sus ‘mandamientos’ el considerarse, como ya apunté... "el movimiento intelectual y cultural que afirma la posibilidad y el deseo de mejorar, en modo fundamental, la condición humana a través de la razón, aplicada, especialmente, desde el desarrollo y la puesta a disposición de tecnologías conducentes a eliminar el envejecimiento y a potenciar grandemente las capacidades humanas intelectuales, físicas y psicológicas".
Y dicho esto, hoy me propongo lucubrar sobre cómo está el tema ahora, o sea, sobre su ‘Estado del Arte'. Para lo que habrá que empezar enunciando una idea muy clara: que, de toda la vida, el hombre ha querido vivir más, y se ha apoyado, para ello, en los avances de la medicina. Por ello, de hecho, la ‘biomedicina’ es, actualmente, una rama emergente a la que se dedican muchos recursos.
El planteamiento inicial es simple: ‘cuando el organismo envejece empiezan a aparecer las disfunciones y las enfermedades’. Y aquí empieza el proceso de investigación de la BioMedicina… y de los Laboratorios farmacéuticos.
Las primeras investigaciones van por la vía de la ‘senescencia’ de las células. Es decir, una cosa es tener un coche nuevo, y otra tener uno que también funcione… pero viejo. Así que se crean y prescriben fármacos que ayudan a mejorar las prestaciones o funcionalidades de órganos… y eso te alarga la vida.
Incluso está desarrollándose activamente la rama de los ‘fármacos nootrópicos’ (de 'nous', mente y 'tropós' giro, cambio, que algunos consideran ‘drogas’) que te potencian las funciones mentales... y que, al parecer, ya corren bastante fluidamente en ámbitos 'think tank', como los de Silicon Valley.
Pero la ‘pastilla milagrosa’ tiene sus limitaciones así que, en el 'alargamiento de la vida plena', se busca avanzar por otros caminos, como el análisis y reparación de los telómeros del ADN y, últimamente, en la reprogramación de células, convirtiéndolas en ‘células embrionarias’. Esto es… se trata de sustituir células que empiezan a envejecer (senescentes) por células nuevas, ‘reparadas’. Por supuesto, no me meto en profundidades, pero esto ya está aquí desde hace unos 5 o 6 años.
En resumen, que el avance ‘natural’ del conocimiento humano trae implícito este concepto de avanzar en el Transhumanismo. Pero es que, con las nuevas tecnologías emergentes, se ha dado un importante paso hacia adelante.
Y así, nos enfrentamos actualmente dos planteamientos de base: la terapia… y la mejora. Esto es, ir por la vía de reparar y alargar la vida útil… o ir por la vía de la sustitución... incluso aumentando las capacidades efectivas (esto es, 'posthumanismo' propiamente dicho). Y, como digo, todo con ese mismo propósito: el de alargar la vida y potenciar nuestras prestaciones.
Entonces estamos llegando a pasar de los implantes (válvulas, marcapasos…) y los transplantes ‘terapeúticos’… a la introducción (vía la nanotecnología) de la robótica. Desde prótesis plenamente robóticas, a cuestiones tan originales como, por ejemplo, para mejorar algunos tipos de ceguera, a implantar ‘antenas’ que capten la frecuencia de onda de los colores, para permitir distinguirlos, o a crear exo-esqueletos para mejorar la movilidad de los tetrapléjicos, etc, etc.
Y aquí hay, actualmente, una vía a allanar: el de los implantes neuronales, para la perfecta conexión (y control) de estas prótesis por nuestro propio cerebro. Y no digamos nada respecto a la implantación neuronal de ‘chips cerebrales’ para mejorar (por ejemplo) la comunicación… o para estar conectados al ‘metaverso’.
El caso es que estos son campos donde ya los modernos ‘señores de la guerra’ (Jeff Bezos, Elon Musk, el propio Bill Gates...) han puesto los ojos, incluso creando algunas empresas cuyo objeto social es ‘alargar las prestaciones y la vida’ del ser humano. Y parece que también hay una vía de investigación, en estos ámbitos, por parte de las industrias armamentísticas (para crear el 'supersoldado').
Y ya se habla de que, al ritmo de los avances, posiblemente en muy pocos años todos tendremos implantado (por ejemplo...) el ‘don de lenguas’ (mira, como en Pentecostés) e incluso que, hacia 2045, podremos ser, prácticamente, inmortales (bueno, los más conservadores lo alargan al 2100 y, por supuesto, 'quien se lo pueda pagar').
Al parecer, el reto actual de la Transhumanidad está en el concepto ‘cyborg’ porque… ¿Y si nos convertimos en 'un poco robots'? Surge enseguida el caso de la película (que, por cierto… es de 1987) del indestructible Robocop… pero hay que decir que se esta todavía muy lejos de esta total integración.
Y es que, hablando de películas (y novelas) de ciencia ficción, siempre se ha dicho que algunas pueden ser descripciones adelantadas del mundo futuro. Así que, para terminar, comento que he oido hablar de dos viejas películas que ‘tocan’, al parecer muy inteligentemente, dos temas absolutamente transhumanistas: Una es ‘Transcendence’ (es de 2014) que trata de la ‘creación de una máquina sensitiva que combina la inteligencia colectiva con las emociones humanas’.
Y la otra, muy conocida, la dieron hace poco en TV, es ‘Elysium’ (de 2013) que habla de una estación espacial donde reside un selecto grupo de humanos que, dotados de grandes medios tecnológicos, entre ellos los necesarios para auto-curarse y auto-regenerarse, viven en su ‘Arcadia’ y son cuasi-inmortales… mientras en la Tierra el resto de la humanidad, enferma, se arrastra hacia su desaparición.
Vamos, que me recordó, por un lado, lo de las ‘clases elegidas’ y, desde otro (futuro) punto de vista, lo de las teorías exógenas respecto a la vida en el Universo. O sea… ¿La especie humana acabará (algunos, acabarán…) siendo unos ángeles, o dioses cuasi-eternos, y en algún sitio habrá un ‘Retorno de los Dioses’ que decía Von Däniken… en el famoso ‘to be continued’?
Pero esto son otras historias. El caso es que, como se ve, hace 10 años (más de 30, en el caso de Robocop) que ya estábamos ‘dándole una vuelta’’ a estas cosas tan… transhumanistas.
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