sábado, 20 de febrero de 2021

Pablo, Pablito, Pablete...

Esta era una de las frases del gran comunicador e innovador José María García que, como ‘abrazafarolas’, ‘chupópteros’, ‘estómagos agradecidos’ y ‘¡ojo al datooo…!’ hoy diríamos ‘trending topic’. La usaba para referirse a Pablo Porta, entonces presidente de la Federación Española de Fútbol. Valga como mera introducción, porque no pretendo hablar ni de mi coetáneo García, ni del fútbol, ni siquiera del ínclito Pablo (Pablito, Pablete) Iglesias Turrión, que no merece la pena. Hoy me apetece dedicar una líneas a Pablo Casado, el joven presidente del Partido Popular.

Y debo empezar diciendo que, la verdad, a priori, Casado era un personaje que me gustaba: joven, educado, de ágil verbo y muy buena cabeza, nuevo en plaza, y por tanto ajeno a los trapicheos políticos... pensaba que podría liderar un buen remonte del PP. Pero en estos momentos los hechos me llevan a pensar que, simplemente, es un fiasco, y que no vale para eso.

Desconozco si es un problema de asesores estratégicos, o de simple aplicación del ‘principio de Peter’, y que haya llegado a su nivel de incompetencia. Pero el caso es que el PP, y por tanto su cabeza visible Pablo Casado, no están dando la talla que exigen sus votantes.

La ‘debacle’ de las elecciones catalanas ha sido la guinda del pastel. Porque, vamos a ver, cuando un partido de centro y constitucionalista (Ciudadanos) pierde 30 escaños (que se dice pronto…) y el PP catalán (el otro partido de centro, y constitucionalista) no solo no recoge ninguno de esos escaños, sino que incluso pierde, a su vez, uno más… está claro que sus votantes, y los votantes potenciales, le han abandonado.

Pero es que, además, todo el mundo coincide en que el candidato regional era muy bueno… y lo que parece ser que sucedió es que el desembarco de Casado (y 'los de Madrid’) en la campaña catalana fue nefasto, un contínuo despropósito, demostrando que solo hacen ‘política de salón’ y que siguen siendo ‘maricomplejines’ que, en vez de enfrentarse con el problema separatista, siguen empeñados (y ya vemos con qué resultados) en lo del viejo ‘hablar catalán en la intimidad’ y en los ‘paños calientes’. Y además tienen asumido que, por contra, su principal enemigo es… VOX. En conclusión, los votantes catalanes constitucionalistas les dieron la espalda.

Esta ‘no comunión’ con sus bases ya se notó, hace unos meses, cuando Casado infirió (e infligió) un duro golpe a Santiago Abascal, con una sarta de desprecios, incluso insultos, que lo dejó… boquiabierto y obnubilado. Y todo por considerar que lo políticamente correcto es unirse al viejo mantra progreta de que con la ultraderecha ni pan ni agua. ¿Por qué…? ¿Porque considera que la derecha es solo suya?

Pero, por contra, les parece normal que, si eres ‘progreta de izquierdas’, te puedas tratar tranquilamente con la extrema izquierda (que, por cierto, estos si que son verdaderos ‘ultras’) y además se puede no solo pactar acuerdos sino, en el caso de los podemitas, hasta cohabitar con ellos en el gobierno.

En resumen, que gran parte del electorado ‘de derechas’ está abandonando el PP, por ‘desnortados’ e ‘inoperantes’.

Pero la cuestión de fondo es que, en mi opinión, al PSOE de Sánchez, con tanto corralillo revuelto y disgregado a su derecha, se las están poniendo como a Fernando VII, porque ni el PP va a subir, ni de Ciudadanos se esperan grandes cuotas, ni los de VOX podrán llegar, nunca, solos, a alcanzar una mayoría suficiente como para poder descabalgar a Pedro Sanchez, los podemitas y sus coaligados separatistas. Y urge hacer algo, porque a ver donde nos llevan las ambiciones desaforadas de esta pandilla que nos gobierna desde hace un año...

Sobre el qué hacer..., yo discrepo de lo que oigo que promueven muchos tertulianos: de la fusión del PP con Ciudadanos (o su absorción, vamos).
No, no… yo propongo que la vía es el hermanamiento (o, al menos, un pacto de no agresión) entre VOX y el PP, y mantener a Ciudadanos en el centro izquierda (esa famosa socialdemocracia de la que he hablado tantas veces).


Creo que es único camino para conformar una derecha amplia, que ocuparía todo el espectro, y que podría pactar cosas razonables con un partido liberal que, a su vez, pueda pescar votos en el caladero de la izquierda sociológica, que también tiene un espectro muy grande… y que hoy no tiene más cabida que en el saco de PSOE (de Sanchez), Podemos, Ezquerra, Bildu… (etc).

Y me figuro que es la única forma de sacar, en las próximas elecciones generales, no se, del orden de 65, 90 y 20 escaños… y salvar, todos, los muebles.

Pero para eso se necesita tener los arrestos suficientes para, en primer lugar, creer y defender claramente que VOX es un partido constitucional, y de derechas (vale, si quieres de extrema derecha), pero no ‘ultra’ como le tildan para tratar de minorarle.

Y, en segundo lugar, creer que ‘la derecha’, como concepto, con una base ideológica ‘nuclear’, tiene una amplia gama de sensibilidades, y la derecha extrema, y el centro derecha, son dos visiones compatibles, y hermanas… que tendrán, cada una, sus adeptos. Salvo, naturalmente, que el PP decida integrar y asumir el papel de VOX, que es muy claro y necesario.

Vamos, que estaríamos en el mismo caso que la ‘izquierda’, con un PSOE (clásico) y una Izquierda Unida (clásica), más hacia el extremo, incluso comunistas, también con ideas ‘nucleares’ comunes, que convivían y coincidían, muchas veces, en su sentido del voto.

El problema que veo es que Casado y sus ‘toreros de salón’ puedan aceptar que a su derecha hay sitio para un partido, y unos votantes, que representan y defienden un sólido punto de vista ‘hermano’. Y que a su izquierda hay otro, Ciudadanos, que posiblemente tendrá que escindirse en dos, unos que se abrazarían al PP, pero otros vivirán en ese centro-izquierda, porque se considerarán, y tienen todo el derecho a ello, ‘constitucionalistas pero NO de derechas’ (NI del PSOE de Sánchez, claro).

Porque si no… tendremos ‘gobierno frankenstein’ para rato… que se lo han puesto ‘a huevo’. Y si Casado no se atreve, o no sabe… pues adiós muy buenas, que ya vendrá otro.

Hombre, yo ya tengo mi candidato. No es ni gallego ('el' Núñez Feijoó… porque ya estamos un poco cansados de lo gallego ¿no?), ni de Madrid (la propia ‘Agustina de Aragón’ madrileña, la presidenta Isabel Ayuso, que me parece algo 'resabidilla', ni el inteligente y eficaz alcalde Martinez-Almeida (demasiado bajito, no haría buena pareja con nuestro Rey), sino el presidente de Andalucía, Juanma (Don Juan Manuel) Moreno Bonilla, que a la chita callando está haciendo una interesante labor, llevando de la mano a Vox y a Ciudadanos, para devolver a Andalucía a la ‘normalidad’. Y a lo mejor consigue pasar de este actual 52-88-10 al mencionado 65-90-20... que les daría el gobierno sin depender de separatistas y antisistema.

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