And the livin' is easy…/ Fish are jumpin'... and the cotton is high… cantaban maravillosamente Ella Fitzgerard y Louis Armstrong. Y hoy, 20 de junio, empieza el verano del 2024 (bueno, aunque no va a ser hasta las 22:51…). Como se ve, ellos inician este ‘summer time’ con el sesudo pensamiento de lo fácil que es vivir en esta época, donde (al parecer) saltan los peces y crece el algodón. Y añaden que tu padre es rico, y tu madre de muy buen ver… así que cállate, canijo, y no llores. (Oh, your daddy's rich... and your ma is good-lookin'/So hush, little baby... don't you cry).
Bien, yo no voy a ser menos y, de acuerdo con la efemérides, aunque con menos historias de peces, y de plantaciones de algodón (y, por supuesto, con menos perras), iniciaré de inmediato mis vacaciones de este verano del 2024. Y no lloraré... aunque este temporada va a ser algo particular.
De momento, ya estoy empezando a cargar mis (nuestros) bártulos en el coche (todo un safari…) para residir, durante unos meses, en la costa, en Llanes… capital veraniega del Oriente de Asturias. De hecho ya he iniciado mi temporada de baños… con el agua ‘fresquita’ (algo menos de 17º) pero muy estimulante. De algo me sirve lucir mi cuerpo serrano con un magnífico ‘forro de neopreno interno’.
A estas alturas he de decir que yo veraneo de tres a cuatro meses en Llanes... por múltiples y variadas razones: primero porque en el Norte el veraneo tiene que ser largo… porque si veraneas 15 días te pueden salir ‘todos lluviosos’ y, aunque sea muy buena tierra... quitársete toda gana de volver a veranear a orillas del Cantábrico. Segundo, por mi condición de jubileta. Tercero, por la vieja idea de que tu lugar de descanso debe estar ‘a menos de 100 minutos’ (la teoría de los ‘dos dígitos’) de tu residencia habitual, para poder frecuentarlo, sin gran esfuerzo, lo más a menudo posible. Cuarto porque es el pueblo que me vió nacer.
Y quinto, porque pertenezco a la cada vez más ‘rara avis’ de gente que hace vida de rico, por supuesto sin serlo, y me permito el lujo de tener una segunda casa (alquilada todo el año, y así la puedo utilizar varios meses), porque es un dolor, en Llanes, tener que pagar más de 1.200 euracos a la semana ‘en temporada alta’ Y (mientras pueda) habrá que tratar de continuar con ello...
Todo esto tiene su origen en que, ‘in illo tempore’, como Isabel nunca trabajó, en cuanto acababan los colegios se iba, con los niños, ‘de veraneo de temporada’ al casoplón de sus padres que (como mis abuelos, en casoplón muy próximo), ejercían de ‘casa familiar de acogida’ durante todo el estío, y lo pasábamos muy bien con 12, 15, o más personas (primos, cuñados, tios y tías…) sentadas a la mesa, prácticamente ‘a pan y manteles’.
Pero aquellos fueron gloriosos tiempos pasados porque ahora, con la edad (y ya sin los casoplones), uno se vuelve mas ‘comodón’ y, aunque pasamos una larga temporada estival en Llanes, de noviembre a junio solo vamos en contadas fechas, en Oviedo se está muy calentito, con mi ordenador, con mi ‘centro social’ (la cafetería Broadway, justo debajo de casa), los amigos ‘de diario’, etc.
Pero decía que este verano va a ser algo particular: Y es que Isabel, que nunca ha sido muy de planificar, o de pensar en ‘un plan B’ o, simplemente, de valorar posibles consecuencias futuras (por ejemplo, y yo me cabreo mucho… qué puede pasar si se deja el mango de la sartén sobresaliendo de la encimera de la cocina…) ya ha hecho el pre-operatorio, y acaba de pasar por el anestesista, porque se va a operar de un pie (de un prosaico ‘juanete’, en fino un ‘hallus valgus’), de modo que si les da por llamarla rápidamente, me temo que va a estar algunas semanas sin poder bajar a la playa, pasear, etc. No se, hemos pedido al anestesista que añada en el informe que tenemos compromisos familiares durante el verano, que lo mejor es que retrasen la operación a octubre…
Así que estaremos bajo la espada de Damocles, porque cualquiera se fía de la Seguridad Social, ellos mismos nos han dicho que avisan de una semana a otra, y que no planifican… ni dan la opción de planificar, claro. Que esa es otra, ya es hora de que hagamos valer nuestros derechos, en este caso hemos alegado todos los razonamientos posibles para retrasar un poco (que no ‘renunciar’) la operación: que si tenemos apalabrado un piso en el Sur, que tenemos que cuidar de nietos y de ello dependen las vacaciones de nuestros hijos etc, etc. En fin, veremos… y esperemos que no la llamen en julio o agosto...
Consecuentemente, vamos empezar la hégira, o sea el largo éxodo, como los israelitas de Moises, que es lo que aparenta, a tenor de la cantidad de maletas y bolsas que inicialmente me toca acarrear y subir a un ‘segundo sin ascensor’ (que desde el garaje son casi 5 pisos), a pesar de que venimos todas las semanas a Oviedo, a la compra en Mercadona y a regar las plantas… que mira, es otra razón para avalar lo de la ‘teoría de los dos dígitos’ que mencionaba antes)
Y esto es lo que hay, por hoy... y yo ya tengo que acabar. Inicio mi summertime uniéndome a los cantantes para continuar diciendo que...
Bien, yo no voy a ser menos y, de acuerdo con la efemérides, aunque con menos historias de peces, y de plantaciones de algodón (y, por supuesto, con menos perras), iniciaré de inmediato mis vacaciones de este verano del 2024. Y no lloraré... aunque este temporada va a ser algo particular.
De momento, ya estoy empezando a cargar mis (nuestros) bártulos en el coche (todo un safari…) para residir, durante unos meses, en la costa, en Llanes… capital veraniega del Oriente de Asturias. De hecho ya he iniciado mi temporada de baños… con el agua ‘fresquita’ (algo menos de 17º) pero muy estimulante. De algo me sirve lucir mi cuerpo serrano con un magnífico ‘forro de neopreno interno’.
A estas alturas he de decir que yo veraneo de tres a cuatro meses en Llanes... por múltiples y variadas razones: primero porque en el Norte el veraneo tiene que ser largo… porque si veraneas 15 días te pueden salir ‘todos lluviosos’ y, aunque sea muy buena tierra... quitársete toda gana de volver a veranear a orillas del Cantábrico. Segundo, por mi condición de jubileta. Tercero, por la vieja idea de que tu lugar de descanso debe estar ‘a menos de 100 minutos’ (la teoría de los ‘dos dígitos’) de tu residencia habitual, para poder frecuentarlo, sin gran esfuerzo, lo más a menudo posible. Cuarto porque es el pueblo que me vió nacer.
Y quinto, porque pertenezco a la cada vez más ‘rara avis’ de gente que hace vida de rico, por supuesto sin serlo, y me permito el lujo de tener una segunda casa (alquilada todo el año, y así la puedo utilizar varios meses), porque es un dolor, en Llanes, tener que pagar más de 1.200 euracos a la semana ‘en temporada alta’ Y (mientras pueda) habrá que tratar de continuar con ello...
Todo esto tiene su origen en que, ‘in illo tempore’, como Isabel nunca trabajó, en cuanto acababan los colegios se iba, con los niños, ‘de veraneo de temporada’ al casoplón de sus padres que (como mis abuelos, en casoplón muy próximo), ejercían de ‘casa familiar de acogida’ durante todo el estío, y lo pasábamos muy bien con 12, 15, o más personas (primos, cuñados, tios y tías…) sentadas a la mesa, prácticamente ‘a pan y manteles’.
Pero aquellos fueron gloriosos tiempos pasados porque ahora, con la edad (y ya sin los casoplones), uno se vuelve mas ‘comodón’ y, aunque pasamos una larga temporada estival en Llanes, de noviembre a junio solo vamos en contadas fechas, en Oviedo se está muy calentito, con mi ordenador, con mi ‘centro social’ (la cafetería Broadway, justo debajo de casa), los amigos ‘de diario’, etc.
Pero decía que este verano va a ser algo particular: Y es que Isabel, que nunca ha sido muy de planificar, o de pensar en ‘un plan B’ o, simplemente, de valorar posibles consecuencias futuras (por ejemplo, y yo me cabreo mucho… qué puede pasar si se deja el mango de la sartén sobresaliendo de la encimera de la cocina…) ya ha hecho el pre-operatorio, y acaba de pasar por el anestesista, porque se va a operar de un pie (de un prosaico ‘juanete’, en fino un ‘hallus valgus’), de modo que si les da por llamarla rápidamente, me temo que va a estar algunas semanas sin poder bajar a la playa, pasear, etc. No se, hemos pedido al anestesista que añada en el informe que tenemos compromisos familiares durante el verano, que lo mejor es que retrasen la operación a octubre…
Así que estaremos bajo la espada de Damocles, porque cualquiera se fía de la Seguridad Social, ellos mismos nos han dicho que avisan de una semana a otra, y que no planifican… ni dan la opción de planificar, claro. Que esa es otra, ya es hora de que hagamos valer nuestros derechos, en este caso hemos alegado todos los razonamientos posibles para retrasar un poco (que no ‘renunciar’) la operación: que si tenemos apalabrado un piso en el Sur, que tenemos que cuidar de nietos y de ello dependen las vacaciones de nuestros hijos etc, etc. En fin, veremos… y esperemos que no la llamen en julio o agosto...
Consecuentemente, vamos empezar la hégira, o sea el largo éxodo, como los israelitas de Moises, que es lo que aparenta, a tenor de la cantidad de maletas y bolsas que inicialmente me toca acarrear y subir a un ‘segundo sin ascensor’ (que desde el garaje son casi 5 pisos), a pesar de que venimos todas las semanas a Oviedo, a la compra en Mercadona y a regar las plantas… que mira, es otra razón para avalar lo de la ‘teoría de los dos dígitos’ que mencionaba antes)
Y esto es lo que hay, por hoy... y yo ya tengo que acabar. Inicio mi summertime uniéndome a los cantantes para continuar diciendo que...
One of these mornings
You gonna rise up singin'.
And you'll spread your wings
And you'll take to the sky.
You gonna rise up singin'.
And you'll spread your wings
And you'll take to the sky.
o sea… que "una de esas mañanas te levantarás cantando. Y extenderás tus alas… y llegarás al cielo".
Que espero que lo digan ‘metafóricamente’, claro, que uno ya no está en edad de tomar las cosas a broma...
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