sábado, 11 de mayo de 2024

Memorias familiares

Al fallecimiento (en 2014) de mi madre, me quedé con una carpeta donde ella guardaba ‘sus recuerdos’. Entre ellos, un viejo cuaderno manuscrito donde había anotadas, siendo su fuente ‘tía Inés’, una muy mayor (nacida en 1884, y fallecida nonagenaria), y querida, hermana de su padre, vivencias y recuerdos de su juventud, y de sus abuelos. Que resulta que éstos, como se verá, tuvieron su influencia en la historia de España del siglo XIX. Dado lo variopinto de este Blog, me apetece hacer aquí un resumen de estos recuerdos familiares de mis bisabuelos (y tatarabuelos) que, por vía materna, perduraron, en el tiempo, en nuestra memoria familiar.

Naturalmente, lo que trato de recopilar solo es una pincelada histórica, la verdad es que buscando por Google encuentras bastantes artículos, o ensayos, sobre la vida y milagros de estos personajes de los que ‘me tocó descender’.

Empezaré diciendo que mi abuelos (padres de mi madre), con quienes conviví mucho, fueron José María Aguirre Hidalgo de Quintana y Margarita (Ita) Alvargonzález Lanquine.

José María era hijo de Joaquín Aguirre y López de Cerain y de Josefina Hidalgo de Quintana y Ercazti. Pero no es esta generación (mis bisabuelos) la que voy a glosar, sino la anterior, la de sus padres, incluso abuelos, que son los que me han interesado. Pondré, al final, un pequeño árbol genealógico, para aclararse mejor, y voy a empezar contando cosas de mi tatara-tatarabuelo José María Ercazti de quien, curiosamente, encontré su esquela, en un periódico llamado ‘La Correspondencia de España’ que al parecer fue ‘el primer periódico que inicia el periodismo de empresa en España como diario vespertino de carácter nacional estrictamente informativo e independiente...’

Pero vamos con ellos…
José María de Ercazti y Lorente-Aguado (sept 1799-abril 1890)
Nace en Estella (Navarra). A los nueve años, por travesura, montó a caballo y se rompió una pierna. Por querer ocultárselo a sus padres, se le gangrena y se la tienen que cortar ‘a serrucho y sin anestesia’. De familia liberal, durante la primera guerra carlista (la ‘Guerra (civil) de los Siete Años’, de 1833 a 1840) asistió al general isabelino (como se conocía a los partidarios de Isabel ll) Pedro Sarsfield, cabalgando junto a él con su pata de palo. Quizás de ahí surgiese el mote con el que se le conoció siempre: ‘el cojo de Estella’. En esa guerra, los carlistas tomaron dicha población y le requisaron su casa, donde se alojó su pretendiente, el príncipe Carlos María de Borbón, y donde se celebraron Cortes (carlistas).

Casado con doña Felipa de Chavier, acabaron trasladándose a Madrid, donde se dedicó activamente a la política, siendo Diputado en Cortes durante varias legislaturas, y falleciendo, nonagenario, en 1890.

Tuvieron tres hijas: la tatarabuela Silvia (en realidad ‘María Silvestra Manuela Eulalia de Ercazti y Chavier’), la ‘tía Maura’ y la ‘tía Julia’. Ésta (Julia) estuvo casada con don Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, el famoso general Pavía, el del levantamiento (golpe de estado) de 1874 que puso fin a la 1ª República. Por entonces Julia ya había muerto, falleció en 1870, con sus dos hijas, durante la epidemia de cólera que asoló Madrid.
Y Silvia (que también falleció muy joven, con 43 años) casó con nuestro tatarabuelo…

Baltasar Hidalgo de Quintana y Trigueros (sept. 1833-febr. 1903)
Hijo de don Agustín Hidalgo de Quintana y Moreno-Botello y de doña Josefa Trigueros de Rivera, una guapísima andaluza, hija de militar combatiente en Bailén. Baltasar también era andaluz, había nacido en Marchena (Sevilla). Era tan guapa su madre que la llamaban ‘el Sol de Carmona’ y (se cuenta en la familia) hasta le rindió honores, regalándole un fino pañuelo, el famoso bandolero Luis Candela, una vez que asaltó una diligencia en la que iba ella.

Baltasar fue militar, llegando a general de Artillería, muy activo políticamente, y simpatizante del partido progresista de Juan Prim, participó de forma muy importante en la -llamada- Revolución del 68, y fue muy perseguido por Isabel II, que poco menos que quería su cabeza. Con la ayuda y protección del conocido político Eugenio Montero Ríos, y de su (luego) consuegro Joaquín Aguirre de Peña (que le disfrazaron bajo el 'macferlán' del primero) huye de España a través de la embajada inglesa y permanece varios años en el exilio, en París, Bruselas y Londres. Al igual que Aguirre, mantuvo gran relación con el general Prim, del que fue ayudante de campo. Incluso después de la Restauración borbónica (29 dic. de 1884, que puso fin a la 1ª República) estuvo perseguido, y hasta en prisión. Pero durante la regencia de María Cristina (iniciada, tras la muerte de Alfonso Xll, en 1876) fue completamente amnistiado, le devolvieron sus grados y sus títulos y le dieron cargos militares.

Baltasar, que murió en 1903, había enviudado muy joven de la bisabuela Silvia de Ercazti y Chavier, que, aún falleciendo con 43 años, le había dado tres hijos, Josefina, Agustín y María. Y, parece ser, vivió a partir de ahí con su cuñada ‘la tía Maura’ que, al parecer, era muy moderna y abierta, y que posiblemente cuidó de sus hijos. Y le sobrevivió. La mayor de sus hijas, Josefina María de los Dolores Hidalgo de Quintana y Ercazti, se casó con...

Joaquín Aguirre y López de Cerain (sept. 1850-mayo 1914)
Hijo de su compañero de fatigas (políticas) Joaquín Aguirre de la Peña, era un ilustre abogado madrileño, que fue delegado del Gobierno en la Exposición Universal de Viena en 1870 y en la de París de 1900, caballero de la Orden de San Mauricio y San Lázaro (en 1870) y cruz de la Legión de Honor francesa, etc. En realidad todo esto le venía por sus padres, mis tatarabuelos Joaquín Aguirre de la Peña y Marcelina López de Cerain y de la Peña, que por cierto, eran primos carnales y necesitaron dispensa papal para poder casarse. Nació, y falleció, en Madrid y tuvieron seis hijos, de los que yo solo conocí a mi abuelo José María y a sus hermanas Inés y Josefina.
Pero, dando un paso a atrás, toca hablar de sus padres...

Marcelina Jerónima Saturnina López de Cerain y de la Peña (jun. 1818-marzo 1901)
De importante familia navarra (ver en internet un profundo estudio sobre los López de Cerain del académico Iñaki Garrido Yerobi) era "señora de los palacios de Veráiz e Iráizoz, del lugar de Osavide, de las pechas de los lugares de Olabe, Olaiz y Osacáin en el valle de Oláibar, y de las de Sorauren en el valle de Ezcabarte, 7ª y última poseedora de la mitad reservable de los mayorazgos de López de Cerain, Echávarri y López de Berrosteguieta, patrona de la capellanía de Meregela y vecina foránea en los lugares de Sorauren e Iráizoz y en los valles de Ezcabarte y Ulzama..." Había nacido en Los Arcos (Navarra) el 2 de junio de 1818 y falleció en Madrid en marzo de 1901.

Joaquín Aguirre de la Peña (nov. 1807-jul. 1869)
Nacido en Agreda (Soria), hijo de don Manuel Aguirre y de doña Jorja de la Peña. A la edad oportuna entró en el seminario e inició la carrera eclesiástica, hasta recibir las órdenes menores. Pero lo dejó y cursó la carrera de Leyes en Madrid, dedicándose a la abogacía, y más tarde a la política. Joaquín, de ideas muy progresistas, en tiempo de Isabel ll, iniciados los movimientos de la revolución del 68 (que trajo a Amadeo de Saboya y, poco después, la 1ª República), tomó parte muy activa en ellos y se vio muy comprometido. Y al fracasar en motín de 1866 (del cuartel de Artillería de San Gil, donde participó su futuro consuegro Baltasar Hidalgo) se vió obligado a emigrar, huyendo a Francia.

Su carrera de abogado había sido brillante y había tenido uno de los mejores bufetes de Madrid, pero en el destierro (Francia y Bélgica) agotó sus economías ayudando a los emigrados pobres. Fue masón, posiblemente junto con Baltasar Hidalgo, como lo fueron (así está documentado) el propio Juan Prim, Sagasta… y seguramente Montero Rios, que tanto ayudó a huir, con Aguirre, a Baltasar Hidalgo. Conservo, heredada, una escribanía de plata, de su despacho, cuyos pomos son claros signos masónicos (incluso ‘illuminati’)

Al triunfar, finalmente, la revolución del 68, pudo regresar a Madrid y entre los cargos del nuevo Gobierno le dieron el de Presidente del Consejo Supremo. Durante su carrera política fue ministro de Gracia y Justicia y concertó con Roma el Concordato que ha regido hasta nuestros días (Franco). No obstante, duró poco en el último cargo, falleciendo en Madrid en julio de 1869, antes de cumplir los 62 años.

Y hasta aquí mi crónica familiar por parte de abuelo materno. Interesante…
(Por parte de abuela materna (‘los Alvargonzález’) no voy a decir nada más que el hermano mayor de mi abuela fue Romualdo Alvargonzález Lanquine (1893-1936) diputado en Cortes (por la CEDA de Gil Robles) en el 33 y en el 36, y fusilado en Gijón por el Frente Popular el agosto de 1936… y referirme a la Fundación Alvargonzález para conocer toda la historia de este grupo familiar, muy ligada con la Marina española).

Y remato el rollete añadiendo aquel prometido esquema genealógico, para poder aclararse algo mejor...


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