martes, 20 de diciembre de 2022

Navidad 2022

P ues eso, que por estas fechas toca, y además siempre me apetece, felicitar la Navidad y desear un ‘próspero año nuevo’ al famoso amigo invisible, ésto es al eventual lector de este igualmente eventual ‘cuadernillo de lucubraciones personales’ en que he convertido este blog. Y digo eventual porque nació como un juego, o ‘divertimento’, a la sombra de mi otro blog, el de Linux y Debian… pero veo que en estos momentos ya es mi principal ‘rincón intelectual’, hasta el punto de que, desde este año 2022, ya le ha sobrepasado en ‘número de entradas’ (in this moment, 420 vs. 383… que, caramba… son muchas páginas, esto da para 2 o 3 novelas...)


Así que esto (lo de la anual felicitación navideña) lo hago con verdadero placer. Y, en los buenos deseos para el próximo año, concurre una especial expectación hacia lo que depare el 2023, porque, ‘visto desde el vestíbulo’… confluyen algunas circunstancias especiales.

La primera, que este próximo año cumplo los ochenta. Bueno, ‘les quatre-vingt années’, que en francés 'suena mucho más guapo'. Pero que, dicho esto, tiene como ‘mochila’ una realidad incuestionable: que (lo acabo de leer), como la esperanza de vida del hombre español es, en estos momentos, de 79,5 años (ha bajado un poco, las mujeres, cerca de 85)… esta próxima primavera llegaré a la frontera del ‘valor de la mediana estadística’ y entraré ‘en el lado malo’.

La segunda que, como se dice en el tango ‘Adiós, muchachos’... ‘mi cueerpo enfeeermo no resicc…tee más’, y no es porque me encuentre mal de nada, sino que es porque estos puñeteros médicos se empeñan en empastillarme, ya son, teóricamente, 10 pastillas al día, cinco por la mañana, tres en las comidas y dos en la cena y estoy hasta el gorro. Para mi que esto de 'cronificar la medicación' tiene algo que ver con los laboratorios farmaceúticos...

Que, como decía el otro día, caramba, sé que no soy Fernando Alonso, y no pretendo entrar en las curvas a 200 por hora, así que la presión de las ruedas, o la 'reprisse', o los amortiguadores... no necesitan estar ‘en su grado óptimo’. Y el cuerpo humano ya sabemos (‘yo sé’) que es lo suficientemente flexible como para aguantar perfectamente 'ciertas desviaciones' si no se le coloca ‘en situaciones extremas’.

Así que que me dejen vivir en paz, y no pensar en ‘vamos a hacerle una colonoscopia’ (o cualquier otra perrería) a ver qué podemos descubrir… que es que parece que se frustran si no encuentran nada. Bueno lo único a lo que ‘no podré resistirme’ es a que me cambien otra vez (quizás este próximo año, que ya debe tocar) el generador del marcapasos. Y vigilar mi flutter auricular, que me estoy empezando a volver a fatigar ante cualquier cuesta…

Pero, por lo demás, mentalmente estoy en plena forma, con ganas de escribir, con ganas de ver cómo se hacen mayores los nietos, con ganas de ver cómo es eso del metaverso, o la Industria 5.0, o qué pasará en España tras las elecciones de 2023… (‘si llegamos’… que estas Navidades 'la izquierda' está muy revuelta, y con muy pocas ganas de que el Tribunal Constitucional les pare los pies...  y esto ya son 'palabras mayores').

Y, sobre todo, con paz espiritual, seguramente producto de la edad, y de ver que llego aquí con la consideración de ser una persona honrada y buena (o sea, con su punto de ‘algo gilipollas’…) que solo intenta pasar tranquilamente sus últimos años, y esperar a los mundos paralelos donde me lleve mi avatar… en la tranquilidad de que, como digo muchas veces, y ya dijo Sun Tzu,… ‘si te conoces, y conoces a tu enemigo, no debes temer por el resultado de cien batallas.’

Pero caramba, vaya ‘christmas’ que me ha salido este año… hablo demasiado de mi, y es evidente que esto es de viejos (que lo noto…). Tanto que hasta me voy a volver ‘tradicional’ con la imagen con la que siempre me gusta rematar esta especial entrada navideña. Así que este año vamos de añoranzas…

 Y Feliz Navidad, claro...

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