Hoy se me ocurrió usar el Buscador de este Blog para ver cuantas veces mencionaba la palabra ‘racionalidad’, que es un concepto que tengo firmemente ‘engastado’ en mi mente, sospecho que a partir de mis primeras experiencias profesionales (incluso desde mi época de estudiante) en Bedaux Española S.A, entonces ‘number one’ en materia de Racionalización y Simplificación del Trabajo, tema empresarial puntero en aquellos lejanos años… que marcó mi ‘impronta’.
Y me gustó ver que, al menos en 12 entradas, me refería a ello: a aplicar un punto de vista racional a diversos aspectos de la vida, o la vivencia, cotidiana.
Viene esta idea a cuento porque, revolviendo ficheros, descubrí unas viejas anotaciones mías, sobre principios de racionalidad… en el hogar. Principios que me costó más de una trifulca el tratar de imponerlos, y que, evidentemente, fue una iniciativa que no tuvo el menor éxito.
Y es que por algo los vascos llaman a la esposa ‘etxekoandre’, de 'etxe', casa, el sufijo genitivo '-ko' (de la…) y 'andre' (o andere) que significa señora, dueña. O sea, la señora (y dueña) de la casa.
Mucho se ha escrito sobre el matriarcado vasco… y claramente parece cierta esa percepción de que los vascos provienen de una raza ancestral, y por tanto ‘raiz’, donde muchas herramientas tienen la raiz 'aitz' (piedra), Dios es Jaungoikoa (el Señor de arriba) y AndraMari ‘nuestra Señora’ (María).
El caso es que eso evidencia que, en el fondo, eso de que mandan las mujeres, más que ser un principio de las feministas actuales, parece ser que está en los propios mitocondrios de la especie humana...
Pero vayamos a mis ‘cerebrales’ y ‘lógicos’ PRD (Principios de Racionalidad Doméstica), que tanta frustración me produjo el no poder implementarlos...
Principio Primero: sobre el posicionamiento lógico de las cosas
Los utensilios y cosas que se usan con más frecuencia en la cocina tienen que estar siempre lo más a mano posible.
Principio Segundo: sobre la facilitación de los automatismos
Si se retiran elementos que, como las toallas, los rodillos, el jabón, el cenicero… etc, son de uso cotidiano, y muy automatizado, deben reponerse inmediatamente, y en el mismo sitio, para evitar encontrarse que no están cuando, de manera subconsciente, se va a hacer uso inmediato, y perentorio, de los mismos’.
Principio Tercero: sobre la previsión de accidentes domésticos
Nunca se deben colocar las cosas en lugares donde otros puedan tropezar con ellas, o con sus mangos salientes, o donde puedan escurrirse y caerse.
Principio Cuarto: sobre la consistencia de las acciones ejecutables
Si se quiere repetir un proceso cuyo resultado fue muy satisfactorio, es fundamental hacer exactamente las mismas cosas que cuando se hizo anteriormente.
Principio Quinto: sobre la priorización de las tareas
Son más importantes las personas que las cosas. Por ello, el respeto hacia la específica tarea que, en un momento determinado, está realizando alguien, es prioritario al deseo de realizar, en ese mismo momento, alguna tarea común sobre las cosas, que bien pueden aplazarse temporalmente, sin que ello suponga un menoscabo o merma de su eficacia.
Y aún podrían crearse más Principios, como el de la 'proporcionalidad de las decisiones', orientado a algo así como tener claro que el tomar todos los días un taxi puede ser un dispendio de gasto, pero tomarlo alguna vez, cuando te coge un chaparrón lejos de tu casa, es un gasto superfluo perfectamente asumible... y que, además, puede ser perfectamente amortizado entre las compras semanales en el supermercado.
Pero bueno, las cosas son como son... y también es muy viejo el dicho de que el sentido común es, muy a menudo, el menos común de los sentidos...
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