Hace años, hablábamos de los cincuentones, y de los sesentones y, en el caso de las mujeres, de ‘maduras’ e incluso de ‘veteranas’. Y siempre (parecía notarse) con cierto deje despectivo, cuando no machista (‘madurita’). En aquellos tiempos lo ‘in’ era ser yuppie, y a partir de los 40 empezabas a estar ‘out’. Vamos, que estaba muy de actualidad aquello de que ‘de los cuarenta p’arriba, no te mojes la barriga’… Y desde los 55, no veas...
Verdaderamente, en el plano laboral, particularmente los años 80 y 90 fueron un infierno, incluso coincidió con la moda de los expedientes de regulación de empleo, y a mucha gente se les quedaba cara de circunstancias si la empresa le despedía teniendo más de, digamos, 45 años… y (como poco…) cara de perro (o de cordero degollado) cuando los despedían con 50 o más... salvo prejubilación. Porque el mercado, sin más, los rechazaba, no obstante aquel viejo aforismo de que ‘más sabe el diablo por viejo, que por diablo’ que tantas veces repertía yo… y que es la puñetera verdad, las empresas quizas ganasen en lozanía (y en pijerío…) pero perdieron mucho en ‘know-how’.
Pero las modas cambian, y los colectivos buscan 'hacer piña' para marcar pautas, y así resulta que ahora esta generación, entonces maldita, es la afamada, incluso envidiada, y desde luego objeto de observación sociológica, que se ha quedado en bautizar como ‘la generación Silver’.
Mucho ayuda, desde luego, que en estos tiempos, la mujer, sobre todo a partir de sus 40 años, afianza su personalidad, son muchísimo más libres, tienen ‘empoderamiento’, se relacionan y se sienten, ciertamente, superiores a muchos ‘babosillos ligones’ que las suelen merodear y aquello de ‘quedar para vestir santos’ o de ser 'ama de casa' ha pasado, a dios gracias, a la historia.
Esta ‘generación silver’ de hombres y mujeres ‘con canas’ ha marcado un nuevo estilo de vida, ha empezado a autovalorarse, a sentirse importante y a ‘trabajar’ su potencial. Hace pilates, zumba, yoga o taichi, cuida su cuerpo, busca su equilibrio mental, y explora (y amplía) el conocimiento de la vida, manifestando su interés por aspectos que mejoren su bagaje cultural. Personal, incluso profesionalmente, se considera estable, presume de su edad, y de su bienestar, y es muy habitual que cuide su figura, buscando, en la alimentación, el equilibrio nutritivo, más que el ‘estar a dieta’.
Y todo dentro de un importante sentimiento de saber lo que hace, de sentirse más joven de lo que dice su carnet de identidad, y de explotar una nivelación emocional, y de sacar partido a la vida cotidiana, que le ayude a ser feliz. Si encima se acompaña de tener un físico agraciado, 'miel sobre hojuelas' pero si no, no es problema, porque es un problema mentalmente muy superado, y se puede aceptar muy fácilmente el ‘soy como soy, siempre fui así… y no lo voy a cambiar ahora’. Claro, aquí tengo que hacer la excepción de los/las narcisistas-consumistas que pueden hacerse, y se hacen, apaños ‘mayores’ de cirugía estética… no siempre exitosos.
En el fondo, hoy estoy hablando de una especie de ‘tardo-yuppismo’, que estimula la mente de personas de edad madura para tratar de ampliar las ganas de vivir (la famosa ‘joie de vivre’…) y que, en mi opinión, me parece magnífico.
De modo que, a los que traspasamos, ya, ese nivel, y entramos de lleno en el de la 'obsolescencia'… habría que aconsejarnos tomar buena nota de esta generación Silver… y practicar su mencionada ‘joie de vivre’. Debo decir que yo me identifico mucho con ello. Así que… ¡qué Generación Silver, ni qué puñetas…! Seremos la Generación Gold… Es decir, hoy que están tan de moda las siglas… los hombres y mujeres ‘GG’
O sea, eso: je, je… (que ya dije en alguna ocasión que es muy bueno reirse... hasta de uno mismo).
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