ace unos días vi el polémico anuncio de la nueva película sobre el Cid… con una protagonista que se presentaba diciendo ‘Soy Urraca, y soy mujer’, para continuar con un alegato feminista, sospecho que 'más de estos tiempos actuales, que de aquellos'. En otro orden de cosas, recuerdo también que 'Doña Urraca' era como se llamaba una famosa cafetería de la calle Cervantes, de Oviedo,
donde recalábamos, ya hace años, algunos matrimonios para cenar algo y luego acabar la velada tomando un whiskito en un bingo próximo.
Pero no voy a hablar ni de su dueño, el famoso barman ovetense ‘Tino’, ni de la 'licenciosa' vida que llevábamos aquellos ‘yuppies cuarentañeros’ de entonces… ni del feminismo. Hoy quiero hablar de Urraca, de ese nombre egregio… ahora olvidado.
Empezaré diciendo que el nombre de Urraca, que hoy ya está en completo desuso, y que incluso puede parecer feísimo, es de origen desconocido. Algunos lo vinculan al latín, como procedente de ‘furax-furacis’ (rapaz, latrocinador… identificándolo con el ave del mismo nombre), pero a mi me parece más razonable lo que leo de derivarlo del vascuence (área de donde, al parecer, procedieron las primeras Urracas conocidas), y de la raiz ‘urre’, que significa oro, y el hipocorístico -ko, -ka, de ahi ‘urrea-ko, urrea-ka’. Aunque (dicen los etimologistas) esta raiz vasca puede ser un préstamo indoeuropeo, hermanado con el latino ‘aureus’, de donde también podría provenir (de Auraceus, Auracea… Urraca).
Así que es más que probable que Urraca sea un noble nombre… digno de una noble dama, incluso de una reina. Como de hecho lo fue.
(Haciendo un aparte, es divertido pensar en los nombres antiguos, conocidos y apreciados… que ya nadie usa. Hoy a las niñas se las prefiere llamar Lucía, Ainhoa, Meritxell, Gotzone, Emma o Yesica… que esa es otra. Y atrás quedan nombres otrora famosos como, aparte del mencionado de Urraca, Toda, Munia (o Muniadomna), Androto… por no hablar de Gaudiosa, Ermesinda, Froiluba, Adosinda... Mira, en cambio Jimena si que ha permanecido en el tiempo. Y Blanca. Y Sol, y Elvira. Hombre, y Pelayo. Y Fruela, aunque derivó en Froilán...
Porque, volviendo al asunto, en la historia de España empiezan a aparecer Urracas famosas ya desde el siglo X (desde el 900 y poco), como, por ejemplo, la mencionada como ‘Urraca regina’, esposa del último rey de Asturias, Fruela II, al parecer hija de un descendiente de los Banu Quasi, de Tudela, y que podría ser (o no…) la misma Doña Urraca que enviudo y casó con Ramiro II, hermano pequeño de Fruela y a quien sucedió, ya como rey de León.
Dicha Urraca (o dichas…) que llega al reino de Asturias (y luego León) estaba emparentada con otra Urraca del valle del Ebro, que también apareció por esas tierras, ésta nieta de la famosa Doña Toda Aznárez (mujer ‘de armas tomar’, que incluso era tía carnal del importantísimo Abderraman III) y del rey de Pamplona Sancho Garcés.
Encuentro, por Google, a un estudioso del tema, don Jaime de Salazar y Acha que sintetiza, en este cuadro, las Urracas navarras:
Asi que, pasando al siglo XI y siguientes, siguen apareciendo muchas más Urracas ‘castellanas’, además de la famosa Doña Urraca del polémico anuncio comentado, soberana de Zamora y hermana de Sancho II el Fuerte, rey de Castilla, y de Alfonso VI de León (y de García, rey de Galicia y de Elvira, de Toro, que Alfonso I el Magno partió sus reinos entre estos cinco hijos). O sea, coetánea de El Cid Campeador (aún más, fue su ‘madrina de armas’, cuando lo armaron caballero). Y, como se puede ver en este otro esquema, de nuevo el nombre de Urraca está vinculado a raices navarras.
En resumen, lo dicho: un nombre que, quizás ahora rechazado al identificarlo con el (por otro lado, inteligente) córvido de igual nombre, debió ser, verdaderamente, un nombre insigne e ilustre: egregio, vamos.
Y quizás las Urracas de nuestra historia merecían algo más que este olvido actual, porque leo que en 2013 murió la última mujer de nombre ’Urraca’ de la que se tenía noticia en el Registro Civil español. Como están desapareciendo (sus últimos titulares tenían, en 2015 mas de 80 años), los nombres de Canuta, Prepedigna y Afrodisia... y no digo nada de otros nombres del santoral, como los de Gelsumina, Gaspara, Arnulfa, Arundina, Benilda, Clorinda… y etcétera, que bueno... Pero hombre, salvemos a la ‘doñita’ Urraca ¿no?. Sobre todo, ahora que hay ‘baskitas’ que no se avergüenzan de que se les llama ‘Gotzone’ (que por cierto, creo que es Dulce, en vasco).
Bueno, siendo positivos, pensemos que, en estos tiempos, aún podría ser posible, gracias a la publicidad de Netflix y a la moda del ‘empoderamiento femenino’, que podamos volver a verse niñas bautizadas (siquiera ‘civilmente’) como Urraca...
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