lunes, 21 de diciembre de 2020

¿Monarquía o República? (1ª Parte)

Hace (ya) cerca de 6 años creé una entrada a este Blog que se titulaba ‘¿República o Monarquía?’. Incluso más tarde también dediqué algún otro ‘post’ al tema republicano. Por entonces las cosas eran, no se cómo decirlo… ‘teóricas’, más bien opiniones interesadas de personajes políticos, o intelectuales (por supuesto ‘de izquierdas’). Pero, desde la llegada al poder de Sánchez e Iglesias, con su ‘hoja de ruta’ hacia un estado absolutista y bananero… parece que el debate está calando en el pueblo llano… y cuando digo llano quiero decir, francamente, ‘generalmente inculto, maleable y acomodadizo’… y en estas estamos.

Y donde estamos es en una clara maniobra de dinamitado de la actual Constitución y de cambio de régimen, empezando por la desestabilización de la monarquía. 

Hombre, la falta de prudencia (y no, al menos a día de hoy, actos declaradamente delictivos contra el patrimonio de los españoles de nuestro ‘Rey Emérito’) es un buen caldo de cultivo, del que se están aprovechando. Y a la gente se le está empezando a llenar la boca de frases contra la monarquía, y a favor de la república… sin saber, claramente, de qué están hablando. Y, lo que es peor, se está creando un estado de opinión… que yo califico como interesado y equívoco.

Porque empecemos por la monarquía. Dejando claro un primer concepto: que no estamos hablando de una monarquía absolutista y derrochadora, de la monarquía que, por ejemplo, acabó, en Francia, en la guillotina (que aquí, ahora, también lo piden algunos...). Que la ‘monarquía parlamentaria’ que tenemos es otra cosa, en realidad solo es tener un Jefe de Estado con categoría de Rey, eso si, vitalicio y hereditario (‘formado para eso’), con unas atribuciones tasadas, y un presupuesto de gasto ‘para la Casa Real’ aprobado por las Cortes. 

Presupuesto, por cierto, que en España no llega a 8 millones de euros aunque, contando con la imputación de los gastos de servicios de otros órganos del gobierno (seguridad, viajes, personal administrativo y funcionarios a su servicio, parque móvil, etc) se estima que ‘la monarquía’ pueda llegar a costar unos 20-30 millones al año. 

Por centrar ideas... la partida presupuestada, en 2021, para cubrir los gastos de los asesores de la Moncloa (y solo de estos 'asesores presidenciales') se aproxima a los 17 millones de euros (según la prensa... pasan de 600 personas). Las ayudas y subvenciones que, de las arcas públicas, se destina anualmente a UGT y CC.OO, van a alcanzar los 40 millones de euros. Y el presupuesto del ministerio de Igualdad es de más de 450 millones.

Y… ¿cuales son las misiones de nuestro Jefe de Estado? Porque (aclaremos), en Francia, el Jefe de Estado (Presidente de la República), y a la vez Primer Ministro (Jefe de Gobierno) es, hoy, Emmanuel Macron, y por tanto tiene (como el Presidente de otra República, la de EE.UU) una importantísima actividad política y ejecutiva. Pero… ¿Conoce alguien quien es, por ejemplo, el Presidente de la República Federal de Alemania? Pues es un ciudadano que se llama Frank-Walter Steinmeier, que no se lo que hace, porque en Alemania quien corta el bacalao es Angela Merkel… que es la Jefe de Gobierno.

Pues bien, en España, como en Alemania, quien corta el bacalao es el Jefe de Gobierno, hasta el punto de que es quien organiza (incluso puede vetar) la actividad del Jefe del Estado. 

Porque el Jefe de Estado-Rey español, según consagra nuestra Constitución, solo es quien sanciona y promulga las leyes propuestas y aprobadas por las Cortes, convoca y disuelve estas Cortes Generales, convoca a elecciones y a referendum, propone y nombra Presidente del Gobierno, todo ello en los términos previstos en dicha Constitución. Y nombra a los miembros del Gobierno a propuesta del propio Presidente de Gobierno, y ejerce, además, el cargo de mando supremo de las Fuerzas Armadas.

Y estas son sus misiones principales, o cotidianas (que copio y pego)… ‘simboliza la unidad y permanencia del Estado, ejerce una función arbitral y moderadora del funcionamiento regular de las instituciones y asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales’.

O sea, es una figura ajena a los partidos políticos (y que, por ello, nos representa a todos), que, sin potestades ejecutivas, debe tratar de arbitrar y moderar el buen funcionamiento del pais, y también debe llevarse bien con los gobiernos de todo el mundo, cuestión facilitada por el hecho de que lo conocen de toda la vida, ya que no es un puesto electo (como los reyes visigodos) y no cambia cada cuatro años. 

Un profesional independiente, vamos. Y como es un puesto vitalicio (salvo renuncia y/o sustitución, por cierto como todo funcionario u opositor) y además hereditario, se le educa y prepara, específica y largamente, para ello. 

(Continuará...)


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