Bueno, la verdad es que el título que había pensado, para esta entrada del Blog, era el de ‘Qvo Vadis, homo sapiens...’, pero creí recordar (y verifiqué) que, en julio del 17, ya había empleado un título parecido '(Qvo Vadis (homosexualitas)’, así que decidí no abusar de los latinajos. Pero el concepto, ahora más… ‘carpetovetónico’ es el mismo: que (lo comentaba el otro día) uno queda ‘ojiplático perdido’ pensando en los avances tecnológicos previstos para estos 'Años 20'.
Porque lo último que ha salido a la luz pública, es lo de los ‘robots biológicos’. Y voy a ver si puedo explicar, muy sencillamente, el asunto.
Pero para ello voy a introducir, previamente, un nuevo concepto, que me encantado y que (me prometo) seguro que usaré en adelante: me refiero a los estudios, o experimentos, ‘in silico’.
Y... ¿Qué es esto del ‘in silico’…? Pues bien, hasta el momento los procesos científicos de desarrollo pasaban, en general, por una primera fase intelectual (de conceptualización ‘in mente’), seguramente seguida de una plasmación teórica ‘sobre el papel’, para ir a experimentos ‘in vitro’ y, si funcionaba, al desarrollo experimental funcional, empezando por animalitos, etc, etc.
Pero ahora se ha introducido el concepto del desarrollo ‘in silico’. Es decir, a que los ordenadores intervengan en todas las fases del proceso, incluso en las primeras, genuinamente ‘humanas’, para que, con su enorme potencial de procesamiento de datos, y el apoyo de la inteligencia artificial, poder encontrar soluciones ‘probadas’ enormemente eficaces.
Vamos, que esto recuerda lo de aquella experiencia ajedrecística de Gary Kasparov contra la computadora Deep Blue, de IBM, de hace casi 25 años (iniciada en el año 1996)… donde, por cierto, los ordenadores aún estaban ‘en mantillas’. Hombre, o, en otro orden de cosas, a los 'juegos de guerra' y a las simulaciones de estrategias empresariales, donde hace tiempo que también se emplean los ordenadores.
Pero vayamos ya al asunto de los robots biológicos, que sigo enrollándome. Y voy a tratar de explicarlo a través de estas sencillas Fases temporales:
Fase 1: el desarrollo tecnológico actual ha permitido empezar a conocer que hay distintos tipos de células, que cada célula está especializada en hacer determinada función… y las investigaciones han llegado al nivel de conocer cómo es esta función, y bajo qué algoritmos se puede controlar ese proceso. Y ponerlo en ‘clave digital’
Fase 2: departamentos de Biología y de Robótica Evolutiva de la Universidad de Vermont se han unido para lograr recrear, en sus supercomputadores, y a partir de un centenar de células 'digitalizadas', simulaciones (diseños) de conjuntos de células interrelacionadas capaces de ejecutar tareas básicas. Y de obtener los ‘diseños más prometedores’ cara a la ejecución del conjunto de ‘estructuras funcionales’’ pensadas, y a la estabilidad del ‘ente biológico’ creado desde cero (‘in silico’)
Fase 3: ahora queda el probar que funciona ‘in vitro’. Para ello se han hecho experimentos con células de la rana africana de la especie “Xenopus laevis” (por supuesto, con microcirugía computerizada)… y se han obtenido lo que, en honor a esta ranita, llaman ‘xenobots’.
Fase 4: ¿Y qué es un Xenobot’…? Pues, sencillamente, ‘un ser vivo artificial’, porque sus estructuras celulares nunca se dan en la Naturaleza. Y aquí hay que hacer un homenaje a un viejo desconocido, el danés Ole Kirk Christiansen, inventor y fundador (hace cerca de 100 años) de la empresa LEGO… porque el proceso de crear un xenobot no es más que eso: unir, como en el lego, una serie de piezas (las distintas células)… y que tome vida, y haga lo que se había previsto. Copio directamente de ‘mis fuentes’: La combinación de células de la piel con células del músculo cardíaco, por ejemplo, dio lugar a un milimétrico artefacto capaz de moverse en línea recta y explorar su entorno durante días. Y esta forma corporal es autodegradable. Vamos que, como en los seres vivos, se convertiría en ‘células muertas’.
Y llegaríamos a la Fase 5: ¿Qué futuro tiene el desarrollo (y perfeccionamiento) de los robots biológicos, o xenobots…?
Pues, como siempre, la imaginación al poder: una infinidad. Pensemos, como simples ejemplos, que podríamos crear desde una serie de minúsculos robots biológicos tipo bacteria, que (por ejemplo) podrían destruir residuos tóxicos, lo microplásticos, o algas invasoras… hasta, en biomedicina, posicionar un medicamento en el sitio preciso moviéndose por el torrente sanguíneo, regenerar un tejido, o incluso partes del cuerpo… en fin, que empieza una nueva fase de ir descifrando lo que algunos llaman el “código morfogenético”… y que debe acercarnos, conceptualmente, como aquello del ‘boson de Higgs’… a ‘la particula de Dios’. O sea... a programar la vida.
Lo dicho: ¿Ande vaa...mos…?
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