miércoles, 29 de enero de 2020

Alta política

Bueno, lo de 'alta' solo es un decir. En realidad hoy me apetece hablar de ‘mierda en las cloacas del gobierno’. Y es que está en candelero, actualmente, el ‘affaire’ del Ministro de Fomento, y Secretario General del PSOE, José Luis Ábalos, entrevistándose secretamente, y a horas intempestivas, con la Vicepresidente de Venezuela, la ‘doñita’ Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas.
Vamos, que le han cogido 'con el carrito de los helados'.

Y el caso es que en pocos días se han escuchado, en boca del propio Ábalos, no menos de 6 versiones, todas mentirosas, incluso incongruentes sobre el hecho: que iba (a las 3 de la madrugada) a ver a su amigo el ministro de Turismo venezolano, que iba a título personal, sin escolta ni coche oficial, que se topó con ‘la’ Delcy y se limitó a saludarla, que fue ‘de parte del ministro de Interior’ a advertirle que no podía pisar el suelo español, que fue (¿Él, y no la ministra de Exteriores?) para evitar un conflicto diplomático, etc, etc.

Porque es que, debido a su ‘curriculum’ político y delectivo, esta señora tiene vetada su entrada en el ‘espacio Schengen’, según decisión de la propia Unión Europea. Y quizás hasta pudiera ser imputada de alguna causa pendiente.

Y sucede que el gobierno español no sabe cómo explicar que haya pasado (sin ser detenida) al menos 8 horas en las dependencias del aeropuerto de Barajas, que se haya entrevistado con un ministro, y secretario general del PSOE, que finalmente se haya ido de rositas, tomado un avión en otra terminal, distante unos 4 km de su pista de aterrizaje… jurando (el gobierno) sobre lo más sagrado que la doñita ‘no ha pisado tierra española’. Iba levitando, vamos…

Pero, viendo lo anómalo del hecho, y la falta de credibilidad de las versiones oficiales, la gente, y la prensa, que no es tonta, se pone a lucubrar (como yo) sobre el fondo de la cuestión… porque aquí tiene que haber mucho gato encerrado.

Las primeras preguntas son obvias. ¿Vino para hablar de algo… o vino para entregar en mano ‘algo’? Y, si solo es lo primero… ¿Tan importante era como para no poder hacerlo desde su propio despacho de Caracas, de forma privada (y bastante más descansada), vía teléfono, o videoconferencia?

Las teorías conspiranoicas empezaron dándole vueltas a la idea de que eso era, o bien un simple gol que le metieron (‘el fuego amigo’) al propio Ábalos, o bien una maniobra del vicepresidente Pablo Iglesias para poner en apuros o apretar las clavijas a Pedro Sánchez.

Pero Ábalos es un hombre de plena confianza de Sánchez y las piquillas dentro del Consejo serían abortadas… y si fuese una maniobra de los ‘podemitas’ seguro que los socialistas intentarían, contraatacando, sacarle algún rédito político al asunto. Y es que, para mayor INRI (o mosqueo...), el socialista Josep Borrell, que acaba de ser nombrado jefe de la diplomacia europea (exactamente 'Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Común y Vicepresidente de la Comisión Europea', se ha escondido ‘detrás de la sebe’ y, sobre este tema, que la diplomacia europea debería aclarar, ‘no sabe, no contesta’.

Así que me parece que esto va de algún alto secreto entre el PSOE y el venezolano Maduro. Incluso, es posible, algún chantaje (estos hechos coincidieron con la presencia el España del opositor venezolano Juan Guaidó… que por cierto lleva ya cerca de dos años con un eterno ‘quiero y no puedo’, y para mi que tendrían que cambiarlo).

Y está el ínclito Zapatero por medio. El que se jacta de hombre de paz, que ha hecho 38 viajes a Venezuela (y al que un periodista peruano destrozó con una sola frase: ‘Un tonto que viaja 38 veces no es más que un tonto viajado’. 

En resumen, que algo huele a podrido, y ese algo bien puede ser alguna 'gran' implicación monetaria de la dictadura bolivariana de Maduro, no solo con los podemitas, que se da por conocido, sino con gente del PSOE, o con el propio partido. Un asunto ‘de altos vuelos’, y posiblemente algo gordo que vaya a venir y que Maduro está queriendo aprovechar, con un claro chantaje, o un ultimatum, para acercar el ascua a su sardina.

Al menos tiene todo esta pinta. Un caso más de 'rastrera alta política', permítaseme el oxímoron. La que ejercen los bajos políticos y peores personas. Y si no, al tiempo...

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