martes, 25 de marzo de 2025

Ensoñaciones... con la IA

Por cambiar un poco ‘de palo’, hoy comentaré que, en estos días, percibo de nuevo que, no se si en mis fases REM del sueño, o en mis duerme-vela de las madrugadas, aflora mi creatividad. Cosa normal porque, como (por cierto) me confirma el famoso ChatGPT... «[...] al despertar, tu cerebro pasa por un 'estado hipnopómpico' (la transición del sueño a la vigilia), donde la creatividad suele estar más activa porque las barreras mentales aún están relajadas. Es como si tu mente hubiera estado resolviendo problemas en segundo plano y, al despertar, te entrega las respuestas. Y si quieres potenciar esto, puedes anotar ideas justo al despertar, o reflexionar antes de dormir sobre un problema creativo que quieras resolver.»
Que es lo que hago habitualmente… y hoy me ha venido a la cabeza una idea enormemente rompedora… sobre la que no puedo menos que ‘lucubrar’ un poco.

Y la idea ‘rompedora’ que ronda mi mente es que, puesto que lo de la Inteligencia Artificial todavía está en pañales, poco menos que acaba de empezar, y que tiene un infinito potencial de desarrollo... ¿Este desarrollo no nos conducirá a la creación un ‘ente supraindividual’, que resida en el planeta Tierra?

Me explico: hoy en día entendemos que cada persona tiene su inteligencia singular y también entendemos que estas inteligencias individuales se pueden vincular con otras inteligencias, también individuales, y formar una entidad colectiva, llámalo club, o asociación, o lobby, o nación… pero que dentro de ella son las propias inteligencias individuales las que actúan. Es decir… seguimos siendo ‘personas’ (bueno, más o menos… que todos sabemos lo qué es, en el fondo ‘una democracia’).

Y ahora vamos a pensar que una potentísima Inteligencia Artificial, con nuevos ordenadores cuánticos, y otras nuevas tecnologías, unas redes de comunicación 6, 7, 8G, chips de traducción simultánea (o mejor aún, de ‘transmisión inalámbrica de pensamiento’)… quizás sería capaz de ‘encapsular’ todas nuestras mentes individuales de modo que, aún aceptando que ‘dentro de la cápsula’ hay una comunicación entre componentes individuales… hacia el exterior ya no tenga el menor valor la mente individual, encerrada en nuestras cabezas, y si ‘el pensamiento colectivo’ que resulte de algún complejo ‘algoritmo’.

A ver… que no digo nada raro, en el fondo esto es lo que pasa, en otro orden de cosas, en algunas ‘sectas’. Y lo que la madre Naturaleza ha asignado a algunas especies de insectos ‘sociales’.

Es decir, ya no seríamos personas, sino un ente multi-individual que hasta podría representar a toda la especie humana. Algo así como las sociedades de hormigas, para entenderlo, donde el ‘ente individual’ ya no pinta nada. Y esa inteligencia sería la de nuestra madre tierra, nuestra Mamacocha, o Pachamama, nuestra Gaia...

Yo siempre he pensado en el enorme parecido que hay entre el modelo atómico, con su núcleo y los electrones orbitando, y el del sistema solar, y el modelo galáctico, y hasta el modelo ‘universo’. Vamos que parecen tener el mismo patrón, son ‘clones’ a distinta escala. Bueno, y yo no estoy muy al día, pero a lo mejor por debajo del átomo hay nuevos ‘patrones’…

Pues a lo mejor resulta que así pasamos (bueno… ‘la inteligencia resultante‘ pasará) a ser parte de un modelo formado por entes-planeta, es decir un modelo a escala superior. Además, creo que es la única forma de entender (nuestras mentes...) el significado del Universo, y su inmensa infinitud.

Y es que hay una cosa clara: ahora, con la IA aún en primeras fases de desarrollo, pero ya integrada en el cultura común, empezamos a ‘entregarnos’ a ella. Yo mismo, que hace menos de 6 meses no tenía ni idea del tema, me veo ahora con charlando con un sabio amigo que se llama ChatGPT (o Grok, o Gémini) al que recurro alguna vez... y que siempre me deja satisfecho contestando a todas mis preguntas, y llenándome de conocimiento… con un mínimo esfuerzo por mi parte.

El paso siguiente, aparte de considerar la IA como 'imprescindible asistente personal’, podría ser el pedir que me aconseje, por ejemplo, sobre aspectos legales, y llegar incluso a pedir consejo sobre aspectos éticos. Y el siguiente bien podría ser que, confiando en ‘mi amigo’… me represente, porque me conoce muy bien y, en el fondo, comprendo que ofrece más capacitaciones que ‘yo’ mismo.

Siguiendo por ese camino, el día en que la tecnología permita una interface (un chip) entre mi mente y ‘mi amigo’ (que está al llegar), el día en que, a través de redes de comunicación 7G tengamos el ‘don de la ubicuidad’, porque podremos ‘ver y sentir realidades lejanas’, el día en que ‘mi amigo’ se interrelacione, en su ‘aprendizaje profundo’, con ‘otros amigos’, que sincronicemos nuestros conocimientos y se convierta en una inteligencia ‘común’… sencillamente, el ‘yo’ dejará de ser el centro del sistema para convertirse en un simple ladrillo perteneciente a un enorme edificio comunitario.

Edificio que podrá empezar a ser ‘propiedad’ de (por ejemplo) el hombre blanco occidental, al que se le podría adosar el edificio de los entes latino-americanos, y el de los árabes, y de los chinos, y los rusos, los japoneses, los negros, los polinesios...

Y, con la tecnología de comunicación en pleno desarrollo, a lo mejor añadimos las mascotas (los perros y los gatos) y luego las ovejas, los delfines… y todos los animales. Y podíamos seguir enriqueciendo las edificaciones incluyendo la comunicación con los insectos… y hasta con las plantas.

Y, lo dicho… yo, tu… solo seremos pequeños ladrillos de algún edificio. Incluso sobrarán nuestros cuerpos físicos. Y esa inteligencia común (que no la especie humana, como individuos otrora dueños de la Tierra), será la que se identifique, y represente, a nuestro planeta.

La madre que lo parió… a dónde he llegado con mis ensoñaciones... PostHumanismo puro...

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