Sigo pensando que mis mañaneras horas de radio (nunca me acuesto antes de la 1, o 1:30, y con ‘el pinganillo’ en la oreja, y quedo en duerme-vela desde la madrugada hasta las 10:30 de la mañana, escuchando los programas radiofónicos (‘amigos’) de actualidad) son una
muy importante fuente de inspiración para mis lucubraciones en este Blog. Por cierto, también pienso que me repito más que la morcilla, porque no
es la primera vez que comento 'mis hábitos', así como el de que incluso a veces me levanto para anotar algunas ideas que no quiero dejar pasar.
Pero es que es así.
Como también es así que uno de los periodistas que más admiro es Luis del Val, cuya colaboración diaria en la COPE, ‘La imagen del día’, suele ser una deliciosa pieza literaria llena, incluso, de cultos matices. Sin duda me supera ampliamente como ‘bloguero’, y para mi es un honor ‘beber’ de vez en cuando de sus comentarios… como también he dicho en más de una ocasión.
El otro día hablaba, introduciéndose en su ‘imagen’ del día, sobre los adjetivos y los sustantivos, y la importante diferencia semántica que se aprecia, en la determinación de un sustantivo, según se coloque el adjetivo antes o después del mismo. Un ejemplo claro: obsérvese el cambio de ‘énfasis’ que existe entre decir ‘torres altas’ o decir ‘altas torres’. Curioso ¿Verdad?
Continuaba su reflexión el amigo Luis diciendo que, por eso, los nacionalistas han descubierto el superior impacto que tiene el exclamar eso de ¡Puta España…!. Y añadía (ya, para introducirse en materia, que siempre inicia su ‘pieza’ con un interesante preámbulo) que, hace unos meses, a propósito de unas pruebas para enfermeras, para consolidar plaza en Cataluña, una chica andaluza hizo un comentario, en su TikTok, o Twitter, diciendo que 'no pensaba estudiar catalán para aprobar el puto C1'.
Y se hizo viral… y se armó la de dios es cristo en nuestra Catalonia, y en su TV regional porque, faltaba más, lo de ‘puta España’ siempre se consideró una simple muestra de libertad de expresión pero "eso de que una enfermera que trabajaba allí desde hacía un año insultase de esa manera el ‘Nivel C1’ de conocimiento de la lengua del país que la acogía... era una bofetada inadmisible a su entidad nacional".
Lo que nadie dijo claramente es que, hacía un año, con lo de la pandemia, hubo un SOS de la Sanidad catalana pidiendo que se reforzasen sus plantillas… y hubo, al parecer, más de 1000 ATS, de toda España que (sin duda atraídos por el reto solidario, o por la aventura… y/o seguramente por el superior sueldo) se trasladaron a esas tierras.
Que es donde ahora, pasados los apuros, pero interesando que se consolidasen en los puestos de trabajo ocupados, les exigen (el gobierno nacionalista) que atiendan a sus pacientes en catalán.
La historia sigue así: esa joven enfermera (21 añitos, y no me duelen prendar por afirmar que, en mi opinión, aún le falta un hervor para madurar… o al menos para librarse del ‘sindrome de contar su vida en redes sociales’) ha sido acusada (y acosada) por anticatalanista, y al parecer ha llegado a pedir la baja laboral por depresión.
Pero la cosa no acaba ahí porque (sigo hablando ‘de oídas’) el acoso ha llegado hasta el extremo de citarla (algún organismo autonómico pretendidamente competente) para un larguísimo careo (o interrogatorio) absolutamente policial, y en cerrado catalán. Vamos, actuando de verdaderos ‘comisarios políticos’.
El resultado, el sospechado: no se le renueva el contrato, y esta chica, que es gaditana, en paro, y señalada, se ha vuelto a su tierra.
Y la conclusión, aún más clara. Esto de la política, y sus reinos de taifas, es un cachondeo. Y los politicuchos endiosados y ‘talibánicos’, aún mucho más.
También lo es, como dije antes, lo de tomarse las cosas ‘por lo graciosillo’ (o por lo de ‘y por qué voy a tener que hacer yo esto…’) sin pensar que lo mejor es, cuando menos, actuar con prudencia y, como dice el viejo refrán, intentar aquello de 'donde fueres, haz lo que vieres’.
Que es una filosofía muy plausible, incluso exigible… excepto, claro está, si tienes bula de ser musulmán… que esa es otra.
Políticos estúpidos... O, por dar mi habitual media verónica que me plante el toro ‘en su tercio’ (o sea, en el Blog), para otra ‘entrada’… enfaticemos adjetivando antes: ¡Estúpidos políticos…!
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