V
engan chicos, vengan chicas... a bailar/Todo el mundo viene ahora sin pensar/Esto es muy fácil lo que hacemos aquí/Esta es la yenka que se baila así:
Izquierda, izquierda, derecha, derecha/Adelante, detrás... un dos tres
Izquierda, izquierda, derecha, derecha/Adelante, detrás... un dos tres
Izquierda, izquierda, derecha, derecha/Adelante, detrás... un dos tres
La ‘Yenka’ que fue, al parecer, una de las primeras canciones del verano, se remonta (Google dixit) a 1965 y, mira por donde, la traigo a colación porque me inspira algo muy actual… y no me refiero a lo inclusivo de su lenguaje (‘chicos y chicas’) sino al bamboleo del 'izquierda izquierda, derecha derecha…' y a la vieja película ‘They Shoot Horses, Don't They?’ ('Disparan a los caballos, ¿No…?') que aquí se tituló… ‘Danzad, danzad, malditos’.
Porque hoy me apetece lucubrar sobre eso: sobre la izquierda y la derecha. Y sobre el bamboleo, o vaivén del maldito baile en el que estamos sumidos.
Para empezar, oí el otro día, al empresario/político/periodista Julio Ariza un 'símil' conceptual muy interesante: decía que ahora la izquierda se identifica con la envidia y la derecha con el egoísmo. Y añadía que esta es la realidad sociológica actual, que eso de ‘izquierdas’ y ‘derechas’ ha perdido su origen histórico y político y que ahora, en realidad, simple y llanamente, estamos en esto: entre el conservador egoismo, y la pura - y dura - envidia.
O sea, que los que se sienten de ‘izquierdas’ están, en el fondo, llenos de envidia hacia el ‘status’ de los que considera ‘de derechas’ (y la prueba evidente es lo que les imitan, en cuanto pueden…) Y los que se sienten ‘de derechas’ en realidad lo que buscan es cómo poder conservar su ‘status’ para ellos y los suyos. O sea, puro egoismo.
Pero el problema es que ‘la envidia’ es un pecado capital ‘movilizador’, propenso a la acción. Vamos, que la envidia trae consigo, la mayor parte de las veces, el deseo de apoderarse, tomar para ti, o subyugar, al objeto de tu envidia. De ahí el carácter posesivo, incluso revolucionario, de todas las izquierdas.
Por contra, el pecado capital que representa a ‘la derecha’, el egoísmo, es pasivo, conservador, propenso a ‘guarecerse’. Vamos, que Mariano Rajoy podría ser un buen ejemplo. Y de ahí que, en la confrontación, tenga siempre las de perder. Porque no está en sus genes el pelear, sino que está más orientado hacia el saber buscar los caminos para seguir conservando, o incluso ampliando, lo suyo… sin meterse en líos. El egoista tiende a ser cobarde, tiene miedo a los cambios. De ahí los famosos ‘maricomplejines’.
Pero voy al fondo de la cuestión: se sigue hablando – hoy en día - de estas ideologías clásicas de la izquierda y la derecha pero, la verdad, por más que (los teóricos) nos quieran involucrar en ellas (y de hecho, todavía hay tontos (analfabetos intelectuales) que les hacen caso), la realidad es que la sociedad es más ‘transversal’ (y más… materialista) y se mueve mucho más, como digo, por estos dos grandes motores morales: la envidia… y el egoismo conservadurista.
Y pienso yo si no será la razón por la que, ante el vacío ideológico que produce esta sensación de que ‘eso de siempre ya no vale tanto’ surgen y prenden otras ideologías ‘de relleno’.
Ideologías que, por seguir el esquema clásico, las dividiré en dos grandes corrientes...
Por la izquierda, tenemos el flujo de la progresía, los/las inclusivos/as, el rancio feminismo, el rupturismo de todo lo tradicional, el antisistema…
Y, por la derecha, el populismo patriota, aquello de ‘mi pais, primero’ que ya ha prendido en Polonia, en Hungría, incluso en Suecia, ahora en Italia, seguirá Francia… y que en España representa VOX (y no el pasivo PP). Son aires (conservacionistas) nuevos, pero también rupturistas (porque se sienten con los mismos derechos que los progres de izquierda)… lo que conlleva ese punto de ‘gen movilizador’ y ‘guerrero’ que siempre tuvo izquierda… de la que ésta se defiende (absurdamente) llamándoles ‘fascistas’ cuando sólo son… su imagen especular.
Y solo me quedaría hablar de otro movimiento ideológico, el del 'segregacionismo nacionalista'. Pero no le dedicaré mucho tiempo: la verdad es que pensar en ‘Reinos de Taifa’ cuando el mundo va hacia la globalización es, sencillamente, ridículo. No les mueve ni la envidia, ni el egoismo, lo suyo (de esos pobres diablos) es, simplemente… acaparamiento y usura de unos pocos: de los que manejan ese cotarro.
Así que es estas estamos: en un mundo convulso, donde se mezclan las viejas ideologías con las nuevas, sustitutivas. Solo queda recordar aquella - ya mencionada - dura película de Sydney Polack ‘Danzad, danzad… malditos’ y ponerse a bailar la Yenka:
… Con las piernas marcaremos el compás/Bailaremos sin descanso siempre más
Y no hace falta comprender la música/Adelante y detrás... y venga ya…
izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás... un dos tres...
Y no hace falta comprender la música/Adelante y detrás... y venga ya…
izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás... un dos tres...
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