lunes, 18 de julio de 2022

Cicerón

M arco Tulio Cicerón que, al parecer, en latín se escribía como Cicerō, y se pronunciaba como 'kíkeroo' [ˈkɪkɛɾoː] fue un político, filósofo, escritor y orador, incluso cónsul máximo de la República romana, que murió con 63 años, en el 43 a.d.C. y que vivió (y participó activamente) en la apasionante y ‘movida’ época del triunvirato de Julio Cesar, Pompeyo, Marco Antonio… con Cleopatra por medio… y si te descuidas, hasta con Astérix y Obélix.

Lo que quizás pocos conozcan es que primero, su nombre, traducido al castellano, sería… ‘Garbanzón’. Segundo, que se dice que era un orador conservador, a la vez que extremadamente arrogante, pedante e hipócrita, lo que le granjeó múltiples e importantes enemigos.
Y tercero que, precisamente por ello, murió decapitado (y, posteriormente, vejada su cabeza, que hasta le extrajeron la lengua) por orden de Marco Antonio.

Quizás la frase más famosa que se le recuerda es aquella de su primera ‘catilinaria‘ (palabra que incluso recoge el Diccionario de la RAE como ‘discurso vehemente…’) Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?'… que es atemporal, porque podría muy bien dirigirse a nuestro ínclito presidente Pedro Sánchez… aunque me temo que, a pesar de su ‘doctorado’, alegaría que no entiende el latín.

El caso es que ayer me topé con una serie de pensamientos que se atribuyen (aunque, me temo que no certeramente) a Cicerón, que son tan importantes, incluso vitales, que bien merecen mencionar a nuestro ‘Kikero’ como excusa para dedicarles una entrada en este Blog.
Y son estos:
1- Es un gran error creer que ganar consiste en hacer perder a otros.

2- Es un gran error preocuparse de cosas que no puedes ni cambiar ni controlar.

3- Como lo es insistir en que algo es imposible… solo porque nadie lo ha hecho.

4- Es un gran error desestimar dejar a un lado las diferencias triviales.

5- Es un gran error negarse al perfeccionamiento y desarrollo de tus propias ideas.

6- Y es, finalmente, un gran error forzar a otros a pensar y vivir como nosotros.


Bueno, claramente, según transcribía estas ideas, me di cuenta de que es imposible que pertenezcan a Cicerón, más bien me imagino a un ‘bienpensador’ (y añadiría que, probablemente, argentino, en el texto original de la segunda idea mencionaba un ‘podés’) que quiere transmitir a través de las redes sociales una serie de buenas ideas… por creerse Cicerón (o por querer potenciarlas, bajo su pretendida autoría).

En todo caso, yo las veo muy buenas. En realidad, buenísimas, y profundas, así que aquí las recojo.

Y por cierto, termino volviendo a mi amigo Cicerón: en ‘vacaciones’ asisto a nuestra ‘Universidad de Verano’ que, aclaro, se trata de una pequeña tertulia que, tras el matutino baño en la playa, disfrutamos a diario, en unas mesas que nos reserva un buen restaurante -La Provenzal- que frecuentamos, una serie de amigos donde, como ‘plantilla fija’, hay tres catedráticos eméritos (de Biología, de Arte, y de Latín), un ingeniero, una farmaceútica, una enfermera-Jefe y una representante de la 'nobleza'.

Tan amplio espectro cultural se dedica a comentar distendidamente, durante 30 o 45 minutos, y tras unos vinos o cervezas, lo humano y lo divino. En este punto, planteaba yo, racionalmente, un día... 'Pero vamos a ver, y cómo sabeis que se dice ‘Kikero’ si es evidente que nadie ha podido sacar a la luz ‘grabaciones’ de la época...'

Y la respuesta fue muy curiosa: se entiende que debe de ser así por el análisis de textos incultos (escritos anónimos, de la soldadesca, de campesinos...), donde se supone que escribían las cosas ‘como les sonaba’… y así aparecía. Y se establecieron analogías a la vista de otras palabras escritas, éstas correctamente, con ‘K’.
Curiosa respuesta. (Y simple, la navaja de Ockham cabalga de nuevo...)

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