Parece ser que la ciencia que estudia el lenguaje corporal (que siempre acompaña al natural, el verbal) se llama la Kinésica (o Cinésica) y, aunque se especula sobre si es ciencia, o pseudociencia, la verdad es que, en el ámbito de la interlocución personal y de la comunicación, sobre todo (entiendo yo…) si tienen un trasfondo de obtención de beneficios, ya sean económicos o de otra índole, como son las
relaciones de compromiso, las negociaciones, la política… se le suele dar cierta importancia... y seguro que hay alguien que saca partido de interpretar
correctamente este lenguaje.
Así que, como en mi es muy habitual, hoy me apetece recopilar información, y extractarla y estructurarla... para tener unos pequeños apuntes al respecto. Apuntes que, luego, lo normal es que se me olvide aplicar, o ‘sacarles jugo’, claro, que en esto soy bastante malo, yo soy mucho más propenso a ‘poseer el conocimiento’ que a ‘aplicar su praxis’. Un ‘teórico’, vamos… Pero la ‘culturización’ (siquiera para poder aplicar mi varias veces mencionada ‘ley de los 5 minutos’) se impone...
Pues bien, metiéndome en harina, en un primer enfoque (y como primera instancia...) se me ocurre segmentar este lenguaje no verbal en tres grandes bloques:
a) los gestos con las manos
b) los gestos de la cara
c) las posturas corporales
y voy a tratar de anotar algunos ‘códigos’. Evidentemente, sin el menor ánimo de ser ni exhaustivo… ni docto en la materia. Simples curiosidades…
Los gestos con las manos
Bueno, con carácter previo, y general, se debería asumir que la Kinésica es una ciencia ‘probabilística’. Por explicarlo sencillamente: un gesto típico, interpretable, es el de ‘tocarse (o frotarse) la nariz’, que se identifica con estar mintiendo, o con estar enfadado, o molesto… ‘probablemente’, porque digo yo que siempre puede intervenir un pelillo de la nariz, o una mota de polvo, hasta un moco… que incomoden específicamente, para desbaratar la conclusión.
Pero sigamos con más gestos con las manos...
Tocarse una oreja se suele identificar con el deseo de bloquear (o no querer escuchar) al oponente, típicamente por sospechar que te está mintiendo.
Rascarse el cuello: una persona que realiza este gesto mientras te habla probablemente te está comunicando, con su lenguaje corporal, que no está muy seguro de lo que te dice.
Tocarse (o mejor, mesarse, atusarse…) la barba o el cabello indica incomodidad, o frustración, y es una llamada personal a la calma. Curiosamente no es, en las mujeres (hasta en la mujer barbuda…) un signo de coqueteo, sino lo mismo: una llamada a la calma, o a sopesar las ideas.
Apoyar la/las manos sobre el rostro o la barbilla es un gesto que transmite distintos mensajes según la posición de la palma de la mano: apoyar la barbilla en una palma abierta significa, habitualmente, falta de interés, o aburrimiento. En cambio, apoyarla sobre la palma semicerrada (o sobre el puño) es un indicativo de están evaluando, o pensando, lo que se dice o hace.
Ocuparse la boca (o sea, llevarse cosas a ella) es una acción inconsciente que muestra que, quien lo hace, tiene bastante inseguridad, o necesita tranquilizarse, o poder tranquilizar sus pensamientos. Los estudiosos identifican este gesto como una vuelta a la protección materna.
Apuntar con un dedo y mano cerrada es un gesto muy conocido, que transmite sentimientos negativos para quien lo recibe, porque demuestra agresividad y deseo de dominio… mientras que, para quien lo realiza, significa que está seguro de su victoria.
Palmas abiertas, o hablar enseñando las palmas de la mano… es otro clásico: transmite credibilidad, honestidad, lealtad… Que no se quiere esconder nada, vamos.
Entrelazar los dedos de las manos: generalmente es un gesto ‘negativo’ ya que transmite al interlocutor una actitud de ansiedad, o de sentimientos reprimidos. Pero si se hace ‘con los pulgares apuntando hacia arriba’, es señal de seguridad en uno mismo, o en lo que se está diciendo.
Unir las puntas de los dedos también se identifica con la seguridad y la confianza. Pero también con un pequeño matiz: que a veces puede ser soporte de un gesto de superioridad, o arrogancia. Vamos, como lo de ‘sacar el dedo de pontificar’.
Y ahora ampliemos el ámbito a los brazos, que también son importantísimos aliados en la comunicación no verbal. Y, así...
Mantener las manos por detrás de la espalda demuestra seguridad y confianza. Hablando, que se hace sin miedo. Además, es una postura que se puede adoptar en los momentos en que uno puede estar inseguro para inconscientemente, tratar de revertir la sensación. O sea, algo así como un ‘desplante torero’...
Mantener los brazos cruzados: salvo que se tenga frío, en el lenguaje no verbal es una postura defensiva que significa rechazo o desacuerdo. Y, curiosamente, si se hace ‘con los pulgares hacia arriba’ parece ser que indica, además, íntima superioridad, u orgullo, en su desacuerdo.
El encogimiento de los hombros es un gesto típico de no saber lo que pasa. Mantener una postura de hombros semiencogidos, ligero encorvamiento de espalda, y brazos cruzados, o semicruzados, ocultando las palmas, significa estar muy a la defensiva por no enterarse de nada.
Poner la mano en el pecho: signo muy universal de mostrar la necesidad de ser creído.
Pero aquí lo voy a dejar por hoy, que no quiero enrollarme, ni ser ‘conceptualmente espeso’. Como se ve, el tema del lenguaje corporal es muy amplio, aunque debo decir que lo que yo percibo (a mi nivel, claro…) del ‘coaching’ en este ámbito es que se torea muy bien ‘a toro pasado’ es decir, interpretando a posteriori gestos de una grabación de un político, o de declaraciones de un personaje importante… y no sobre la marcha o sea, ‘en caliente’.
Bueno, a lo mejor existe eso que se ve en alguna película de pasar instrucciones ‘por el pinganillo’ durante alguna importante negociación… pero no es lo que se ve en la tele doméstica cuando sale algún tertuliano a explicar a la audiencia lo que significan los gestos de un político...
Pero, en fin, como ‘amateurs’, quedémonos, al menos, con algún concepto sencillo, y tratemos de utilizarlo, que siempre será mejor que no conocer nada del tema.
Tema que continuaré en próximas entregas, claro.
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