miércoles, 23 de marzo de 2022

El escenario de la vida

Esta frase, ‘el escenario de la vida’, está tan manida, o trillada (desde poesía del innovador Fernando Pessoa, hasta título de novela, encabezado de artículos de prensa, frase hecha aplicada a múltiples aspectos…) que no tengo ningún reparo en utilizarla yo también como introducción (o 'leit motiv') para hablar (vamos, escribir…) de un pensamiento que me afloró esta mañana, en esta hora (de 8 a 9) que parece que voy poniendo mis células grises en orden de marcha… u organizándome las ideas que han estado ‘en efervescencia’, en mi cabeza, durante mis horas de sueño (o de duerme/vela, con el pinganillo de la radio en la oreja).

Y todo surge de una noticia, escuchada en la radio, sobre la pandemia del covid-19, que habla de que, a partir de la próxima semana, ‘ya no será necesario que los casos leves en covid, y por supuesto los asintomáticos, pasen la llamada ‘cuarentena’ de 5 días’.

O sea que ahora, si tienes el virus, y el test de antígenos detecta que lo tienes, pero te afecta poco, o nada… puedes hacer vida normal. En otras palabras: que ya puedes contagiar a todo el que se acerque a ti sin tomar ciertas precauciones.
Precauciones, por cierto, que también están siendo paulatinamente derogadas, o socialmente despreciadas, como puede ser el caso de las mascarillas en los bares, y en particular cuando la gente se apretuja para ver un partido importante que den, en 'play per view', por la tele.

A ver... que esto no es lo de que se ha estado hablando (y nos han comido el coco, y confinado, por ello) estos dos últimos años. Que lo único que es cierto es que, en estos momentos, la variante ómicron, o la ómicron plus, o la deltacron, cepas al parecer no contempladas en las vacunas, están produciendo en España del orden de 700 muertos y 100.000 contagios a la semana (y en Asturias, que conozco mejor, las estadísticas van ‘creciendo’)… y son cifras que hace un año nos mantenían poco menos de encerrados en casa, por supuesto con mascarilla obligatoria a todas horas, etc, etc.

Pero, al parecer, vamos a la ‘gripalización’ del covid 19, que sospecho que no es más que un eufemismo para decir que esto del coronavirus ya no está de moda, o que nos hemos cansado del tema, que ya no ‘vende’... o qué se yo. 

Lo dicho, que el escenario de la vida se quiere que sea, ya, otro.

Y la cuestión de fondo es que esto ya pasó muchas veces, de donde coliges que toda la vida no es más que un ‘teatrillo’ de pasiones, modas y postureos, donde nos toca representar un papel determinado hasta que, un buen día, ‘alguien’ decide que acabe esa representación ‘responsable y preocupada’ sobre determinado tema, y toca cambiar ‘el escenario de la vida’.

Ya nos sucedió, por ir a experiencias próximas, ante la famosa ‘gripe A', y ante el caso de las ‘vacas locas’, la ‘gripe aviar’, el ébola… en su día con el sida… donde, un buen día, se fué deshinchando el globo… y aquí paz y después gloria.

Ahora pasará lo mismo con el covid, como dentro de unos meses pasará con el tema del pueblo ucraniano con el que ahora tanto nos solidarizamos, como pasó con el famoso ‘hambre en Africa’, las matanzas de los talibanes, etc, etc. La pena es que no pasa (todavía) con las cuestiones del calentamiento global y del cambio climático, se ve que son escenarios (como algunos otros, como los ‘de género’) que todavía dan mucho juego (económico, off course…) a algunos, e interesa que sigan 'en cartelera'.

Corolario: que, hablando de representaciones, eso de que la vida es sueño, vale, será verdad. Pero ‘no es menos cierto’ que la vida no es más que una pura función teatral donde determinados guionistas sacan periódicamente a escena unos decorados, y un argumento, y hasta algunos personajes animadores, para montar el espectáculo. O sea, el sketch de turno.

Y la gente de a pie, pues tratados como siempre: primero, normalmente ‘teniendo que pagar’ la entrada y luego, también muy normalmente, prestándose (la mayoría, y como borregos) a ser utilizados para dar mayor credibilidad, como en aquellos viejos espectáculos de prestidigitadores que pedían voluntarios para hacer su ‘numerito’… o el caso de los chabacanos humoristas que les gusta meterse con alguien del público… y que la gente les ría las gracias. Incluso, muchas veces, ese personaje elegido, borracho por su ‘momento de gloria’, hacía crecer el espectáculo 'por reirse de que se riesen de él’.
Penoso.
Pero... ¡Pasen señores, pasen...! Que 'el Escenario de la Vida', hoy, nos presenta…

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