Hace unos años comentaba yo, en este blog, medio en broma, medio en serio, que el problema de los asaltos en Ceuta y Melilla yo los trataría de resolver no con las fuerzas de seguridad, y una alta valla… sino con una profunda zanja. Y una zanja llena de leones y cocodrilos, para emular aquello de los ñus, y el rio Mara… porque nuestros guardias civiles no tienen por qué ser agredidos (sin órdenes de defenderse) por los invasores ilegales.
Bueno, es claro que el pensamiento me produjo un cierto sabor agridulce… pero no es menos cierto que ‘el hombre es un lobo para el hombre’ (homo homini lupus, que ya decía Plauto).
Se cumplen ya más de dos semanas de la guerra de Ucrania o, mejor dicho de la invasión de ese pais por parte de las tropas rusas. Una verdadera tragedia, y una enorme crisis humana. Pero no voy a entrar en el análisis de las responsabilidades, que me parece que ahí hay algo raro entre los intereses de la OTAN (o sea, en el fondo, de EE.UU y U.K, que los europeos pintamos poco), el interés del presidente Volodimir Zelensky en entrar en la Unión Europea… y el interés del presidente Vladimir Putin de no tener fuerzas de la OTAN en su frontera con Ucrania.
Y es que me acuerdo siempre de la famosa ‘crisis de los misiles de Cuba’, allá por 1962, con Nikita Jrushchov y J.F Kennedy.
Y de lo incómodo que queda uno cuando, en la cola del supermercado, o en cualquier cola, se te pone uno (o una...) detrás tuyo, muy pegado a ti, no respetando tus 0,45 cm. de 'zona íntima personal'.
El caso es que, desde el 24 de febrero, la tragedia está servida. Con estos ingredientes:
Un potentísimo ejército ruso que está arrasando Ucrania.
Unos heroicos ukranianos, patriotas, defienden, con uñas y dientes, su pais.
Una Unión Europea que les aplaude, pero que tiene una enorme dependencia del gas ruso, de forma que si se corta el suministro… es una tragedia aún mayor.
Unos americanos (e ingleses) que, no tan dependientes, presionan con fuertes medidas económicas, y embargos de cuentas, a Rusia. China, de momento, mirando para otro lado.
Un sentimiento cada vez más acusado de que, ante cualquier ‘paso mal dado’, se desencadenaría una tercera guerra mundial.
Y el resultado, hasta el momento es
a) Una huida de, hasta el momento, 2 millones de ucranianos, en general mujeres y niños, que buscan acogida en otros paises europeos.
b) Al parecer, ya se cuentan por miles los fallecidos, entre soldados rusos y ucranianos, y víctimas civiles de los bombardeos a ciudades.
c) Un pais destruido.
d) Una crisis económica, al menos en Europa, con espectacular aumento de la carestía de vida (combustibles, alimentos…)
Y la pregunta… la del título. ¿Y ahora qué…?
Porque es claro que la historia de David y Goliat es irrepetible, que Europa está muy compungida pero mira para otro lado porque sus intereses con Rusia así lo exigen, que la OTAN no puede defender a Ucrania, porque se desencadenaría la tercera guerra mundial, que los ‘cascos azules’ de la ONU están vetados (por Rusia, que tiene ese poder), que cada día que pasa se suman más muertes, y más refugiados entre la población civil ucraniana… y que la crisis humanitaria en ese pais, y la económica de occidente (y las penurias de Rusia) siguen creciendo.
Así que o esto continúa hasta que alguien se rinda por agotamiento, o hasta que estalle una tercera guerra mundial… o se toma de una puñetera vez la decisión de parar de una vez buscando una salida negociada y asumida. Bueno, o ‘en un inoportuno accidente’ muere Zelensky… o muere Putin, y la cosa se para sola.
En todo caso, creo que es momento de hacer un ‘Análisis de valor’ y evaluar los posibles ‘Daños colaterales’ que puedan generarse (es curioso, son los dos primeros títulos que pensé para este artículo… pero los tengo ‘ocupados’ en otras estradas del Blog). Porque, al final, está claro que hay que tomar decisiones urgentes que frenen la tragedia. Para lo cual...
a) Mente fría.
b) No hay una solución perfecta, así que aceptemos, ya, la menos perfecta de las posibles soluciones.
c) Y, cierto, ‘homo homini lupus’… pero, desgraciadamente, es lo que hay. Vamos, que es ‘el pan nuestro de cada día’ de la sociedad humana, y hay que reconocerlo, y quitarnos la careta de madre Teresa o de boy scout.
Así que analicemos fríamente la situación, demos término al conflicto... y asumamos los daños colaterales que se produzcan.
Y para mi (como mejor peor solución) estos serán los de la reconstrucción y división de Ucrania en dos paises, uno ‘filo-ruso’ (como de hecho, es así, parte de su población aún se considera rusa) y otro ‘independiente’ que no podrá incorporarse a la OTAN (por cierto… es lo lógico: hablamos del ‘Tratado del Atlántico Norte’), ni (al menos de momento) a la Unión Europea, aunque se le concedería un ‘status’ especial en sus relaciones con ella. Y el presidente Zelensky… pues sería otro daño colateral. O sea… ¿‘plata o plomo’?
Y aquí paz y después, gloria.
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