martes, 1 de junio de 2021

Volveir a ém... pesaaarrr

No es la primera vez que uso en el Blog esta famosa frase, ‘sic’ pronunciada por la, al menos para mí, muy poco famosa (aunque, al parecer, era un mito) actriz ‘germano-anglo-americana’ Luise Rainer cuando, en 1983, o sea hace ahora 38 años, se otorgó por primera vez el Oscar al mejor ‘Foreign Language Film’ a la película española de José Luis Garci… que por cierto se rodó en Gijón (y Oviedo). Y, también por cierto, la gala la presentó Liza Minnelli, y la un poco 'pasadina' (ver el video en Youtube)  Luise Rainer falleció en Londres en 2014, con 104 años.

Pero hoy (en lo que suele ser mi típico ‘scherzo’ (o, en cristiano, ‘escarceo’) en las introducciones) no voy a hablar de cine, sino de salud. Y para referirme a ella desde la perspectiva de volver a la normalidad, con una campaña de vacunación anti-Covid que, aunque avanza lentamente, ha conseguido parar casi milagrosamente los fallecimientos por coronavirus de gente mayor.

Y es que en este mes de junio empieza el verano (desde el día 1, el meteorológico; desde el 21, astronómico) y, en lo referente a la pandemia, ya hay un sentimiento (o necesidad…) general que habla de recuperación… aunque aún deberemos pasar por el fielato del desmadre veraniego, que no se si traerá repuntes. Espero que no aunque, bueno, los que ya estamos vacunados vemos una perspectiva de playa, y de paseos, sin mascarilla y, aunque nos la tendremos que poner en sitios cerrados, y no frecuentar bares atiborrados… la cosa pinta bastante bien.

Y ya en septiembre (los jubiletas, en octubre, que yo veraneo cerca de 4 meses) empezará un nuevo curso que confío que sea bastante normal, con casi toda la población vacunada, incluso ya empezándose a vacunar los niños de 12 a 16 años.

Y entonces empezaremos a preocuparnos de nuevo por la salud. Es curioso, con la pandemia, y la anulación de las consultas presenciales al médico, parece que hemos dejado en un segundo plano nuestras inquietudes por las posibles enfermedades, o carencias. A mi me recuerda aquel viejo chiste/paradoja que decía…
¿Pero hombre… ¿no tienes frío?
Y contesta…
¿Y para qué voy a tener frío… si no tengo dinero para comprarme un abrigo? 

El caso es que, en lo que respecta a mi mala salud de hierro, todo hace indicar que tendré que empezar a retomar mis analíticas… para volver a ver que tengo los parámetros ‘rozando el poste’, y preocuparme, y pedir hora para el médico de cabecera, y decirle que me duele aquí, o ahí… y para tener la sensación de que , en el fondo, todos somos un poco ‘enfermos imaginarios’ porque este especial año y medio en que hemos vivido asustados por el coronavirus nos ha permitido descubrir que ‘sin médicos’ también se puede vivir… y no pasa nada.

Vamos, que es lo de siempre, que la mejor manera de aliviar un dolor de muelas es quitándotelo de la cabeza por entretenerte con otras cosas. O incluso, dicen… teniendo un dolor más grande en otra parte del cuerpo. Pero esto ya no mola tanto… aunque es un claro exponente de la relatividad de todas las cosas de la vida. Como se ve, volvemos a la idea troncal del chiste...

Por lo pronto, ya arranqué, y muy puntualmente, un nuevo verano. Ayer ya fui a la playa, e incluso me di un buen baño en la mar (dicen que el agua está a 15º, pero me pareció estupenda, yo la estimaría en 17,5º (en los baños en Llanes, medio grado en un mundo: a 17º, o menos… ‘está que corta’, a 18º… ‘está fresquina’, a 19º... ‘está buena’, a 20º… ‘está muy buena’, a 21º… ‘está bueniiiisima’ (entre paisanos... 'cojonuda') y a 22º o más... ‘está como caldu’). Con muy poca gente en la playa (después de todo, todavía estábamos en mayo)… y todos muy a gusto, sin mascarilla.

Así que a ver cómo se presentan julio y agosto. Me temo que va a haber un importante desmadre de gente, de precios… y (espero que no) de coronavirus. Y a la vuelta… habrá que pensar en ir pidiendo hora en el médico de cabecera, siquiera para saludarle, y presumiblemente para ‘volveir a ém...pesar’, retomando mis analíticas (que me sirven solo, como decía Sun Tsu, para 'conocerme a mi mismo') y quizás el típico ‘me duele aquí’ o ‘me duele acá’.
En el fondo... volver a una feliz normalidad...

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