Y empezamos muy pronto en este continuo ‘afianzamiento’ del español como nuestro idioma común… porque en 1713 el rey Felipe V (mira… el primer rey Borbón) funda la famosa Real Academia Española (si, esa que ‘limpia, fija y da esplendor’).
Y que es la que, en 1741, publica su ‘Ortografía’, donde fija conceptos hoy vigentes, como la supresión de la ‘ss’ y el abandono de la cedilla (‘ç’), que se leía ‘ts’ y que se sustituye, en general, por la ‘z’, la eliminación de la ‘h’ tras consonante, como en philosofía, theatro, Christo… y la adopción de las grafías cua, cue, cui en vez de las latinas qua, que, qui… etc. También el empleo de la ‘x’ en vez de ‘gs’, y su adopción, como ‘j’, en las palabras mexicanas (cosa que, francamente, me parece una concesión excesiva).
Con los Borbones, por cierto, y con la Ilustración, entraron a formar parte del lenguaje español muchos galicismos. Excesivos, y algunos ridículos, que aún continúan, como llamar ‘golpe de ojo’ (de ‘coup de oeil’) a lo que siempre fue ‘mirada’.
Y con el siglo XIX va entrando un cambio radical en las costumbres. Es tiempo de innovaciones, nuevas ideologías, desarrollo de la ciencia, luchas políticas, movimientos literarios, periodismo… y el lenguaje se va liberando de las normativas encorsetadas. El idioma fluye más imaginativo, incluso romántico («del salón, en el ángulo oscuro, de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa »).
Son tiempos de independencia, de parlamentarismo agudo, de tertulias, debates y controversias enriquecedoras del idioma, de tecnología, con incorporación de más galicismos (chófer, corsé, chalet, carnet, sabotaje, filete, menú…) y anglicismos (dandy, club, rifle, revólver, golf, fútbol, corner…) que, si antes no influyeron mucho, a partir de ahora, y sobre todo tras la incorporación, mediado el siglo XX, de los EE.UU, como ‘lider’ tecnológico y económico mundial, va a convertir al inglés en nueva ‘lingua franca’ mundial, que empezará a influir enormemente en las demás (vamos que, en nuestro caso, hasta nacerá el 'spaninglish' (en EE.UU... y en Gibraltar).
No voy a hablar de las corrientes literarias, y de pensamiento, desde finales del XIX y del siglo XX. Ni de la universalidad, propiciada por las comunicaciones, de nuestra lengua. Si, de su mantenimiento, incluso de forma más purista, en algunos paises sudamericanos, como Colombia, donde se dice que se habla, actualmente, el mejor español. Y a la proliferación de Academias de la Lengua nacionales, que le dan soporte. Ello nos debe honrar (porque se lo llevamos) y avergonzar, porque parece que, en España, se está descuidando mucho el idioma (cuando no, se le proscribe). Se ve que la democracia, mal digerida, nos ha hecho excesivamente ‘libertarios’.
Pero quiero, finalmente, torcer el gesto por nuestra actual idiosincrasia, pasota, inculta y acomodaticia, y muy de ir hacia lo ‘políticamente correcto’. Bien está que nuestra Academia acepte incluir muchas palabras de origen hispanoamericano (aunque algunas 'rechinen' para el 'castellanoparlante', o eliminar como ‘letra del abecedario’, la ‘ch’ y la ‘ll’... pero eso de ceder al aceptar, como modismos al uso, ‘vulgarismos’ que, si bien algunos pudieran asumirse (aceptar la simple ‘s’ contra la ‘ps’, o la s’ (sicología, setiembre, sustancia…., las tildes en monosílabos (como fui, por fuí), otros son infumables, como almóndiga, enllavar (por cerrar con llave), registración y hombre, una que se ve ve muy fea... 'güisqui. Y menos mal que todavía no han aceptado cocreta, por cierto, otro galicismo, de ‘croquant’ (crujiente).
En fin, que lo dicho: que la aventura de la lengua española es una gran aventura que nace del viejo latín y se desarrolla, como solución naturalmente sobrevenida, en paralelo con la propia nación española, la vieja Hispania, desde hace más de 1000 años. Y que por más que digan estos politicuchos de baja estofa actuales (y condicione la falta de interés popular por la cultura, y el conformismo o pasotismo ante tendencias poco justificadas), seguirá adelante.
Cierto que cada vez nos acercamos más a una lengua vehicular, que a saber si será el chino… , o un chip que quizás nos haga tener facultades telepáticas. Vete tu a saber. Pero respecto a la lengua española, y al acervo depositado... ya ha cumplido con creces... y que le quiten lo bailao ¿no?
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