El caso es que acaban de conceder el Premio Nobel de Literatura… al cantante Bob Dylan, de quien nadie niega su arte… pero de quien nadie, digo yo, debería pretender (salvo profunda devaluación de las Artes y las Letras, o un 'postmodernismo' creciente del concepto de Cultura...) que se le eleve al cénit de la gloria de los galardones más famosos del mundo, y situarlo en el mismo plano que, pongo por caso, Rabindranath Tagore, George Bernard Shaw, Luigi Pirandello, Eugene O’Neal, Bertrand Russell, François Mauriac, Jean-Paul Sartre, Pablo Neruda, Boris Pasternac, Gabriela Mistral… y un largo etcétera de insignes plumas.
Yo no se quien mueve los hilos de la decisión, pero es claro que, quizás porque les cae cerca, ‘algo huele a podrido en Dinamarca... y en Suecia’ y mucho me temo que existan intereses crematísticos (de los que me imagino que la Academia Sueca renunciará a 'hacerse el sueco') para promocionar determinadas candidaturas.
Solo así se pueden entender las nominaciones de un premio tan ‘político’, como el Nobel de la Paz, que han ‘elevado’, por ejemplo, al (para muchos) terrorista Yasir Arafat, a presidentes y altos cargos de gobierno de paises muy beligerantes (Roosevelt, Obama, Kissinger, Shimon Peres, Menachem Benin, Gorbachov…, a saber si los detentadores de la patente de la dinamita se relacionan con los lobbies de la industria armamentista...), o a personajes que defienden ideas ‘políticamente correctas’, como Al Gore (que se forró con su teoría del ‘calentamiento global’), o el actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que ha firmado una paz, ni siquiera aceptada, por deshonrosa, por sus conciudadanos ‘de a pie’, con las FARC.
A mi me parece que eso de los nobel es un pequeño ‘fiasco’ (hombre, otra más, uno de los nobel de Literatura se lo otorgaron a… Winston Churchill y, por ejemplo, estuvo 'nominado' para un nobel de la Paz.... Benito Musolini) con un porcentaje apreciable de decisiones cuando menos de dudosa prevalencia, como es el caso de este, hoy encumbrado famoso bardo coronado como Nobel de Literatura, no se si por su letras, o por su música… o por el mecenazgo de su compañía discográfica.
Y esta es la pregunta, porque ‘the answer, my friend, is blowing in the wind’.
A este paso (el de aceptar que los ‘artistas’ son el máximo exponente de la Cultura, con mayúsculas) no me extrañaría que el próximo Premio Princesa de Asturias de las Artes se lo concediesen a Joaquín Sabina… o barriendo para casa, a nuestro bardo astur Jerónimo Granda.
Claro que aún podríamos rizar más el rizo y que el próximo Nobel de Química, o de Medicina, se le otorgase a Juan Luis Guerra…. por sus estudios sobre la bilirubina.
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