Ya se que, con el título, voy a llevar al confusionismo. Porque resulta que lo que pretendo hacer es rendir un homenaje al gran sociólogo Amando de Miguel, agudo observador de las peculiaridades de nuestro lenguaje, cuyo blog 'La lengua viva', que publica casi a diario en Libertad Digital, me divierte mucho. Y es que, incluso admitiendo que, a veces, mete
alguna 'morcilla', sus lucubraciones siempre son interesantes y lo que escribe, además de muy entretenido, al menos, 'si non e vero, e ben trovato'.
Y es que nada mejor, para satisfacer a un espíritu abierto, que ser
inteligente y tener inquietud por indagar sobre el origen o el por qué de
las cosas.
Lo de despelotarse viene a cuento porque hace poco hablaba en un
artículo del importante uso (y sus muchos matices) que hacemos del
prefijo 'des-' (que indica negación, ausencia...) para enriquecer
nuestro léxico.
Así, despistar es eliminar las pistas, desvestirse es quitarse las
vestiduras, desenvolver es quitar, efectivamente, la envoltura (como
desenvolverse en un tema es moverse, en él, sin ataduras), desenfado
es actuar sin enojo... y tantas otras: desenfundar, desmochar, desempolvar, desamparar, desemplear, desactualizar...
Son palabras cotidianas, que usamos desembarazadamente (en decir, sin
mayores impedimentos)... aunque el prefijo 'des-' tiene sus singularidades.
Porque, por ejemplo, ser un deslenguado no es no tener lengua, sino
más bien lo contrario. Y despechugarse no es, precisamente, quitar
(de la vista) el pecho, o las pechugas. O deslumbrar tampoco es
quitar la luz, sino exactamente lo contrario. Y destrozar, naturalmente, no es eliminar los trozos.
Y cuando hablamos de
destornillador, y rara vez de su antónimo, atornillador... ambas
palabras indican la misma herramienta.
Curioso ¿no? En cambio, mira por donde, lo del despelote del título es
correctísimo. No es otra anomalía como lo de 'despechugarse' porque
no es quedarse en pelotas ('en medallas', que se podía decir cuando
España no era aconfesional), y ni siquiera es una expresión
machista, sino que parece ser que proviene de quitarse el 'pelote' (o 'pellote'), que era una
especie de jubón, o pelliza, que se ponía la gente, en la Edad
Media, sobre la piel desnuda.
Aunque a mi, lo que me llena de confusión, ahora que está de moda
lo cibernético, es lo de la realidad virtual. Porque si por
virtualizar entendemos 'crear una realidad virtual', desvirtualizar
seria quitar o extraer lo virtual, es decir volver a la realidad
tangible ¿no?. Pero es precisamente lo contrario.
A ver si resulta que, en el fondo, nuestro mundo está al revés y
somos, en realidad... 'Los Otros'
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