Como, después de todo,
este Blog es una especie de cuaderno de bitácora personal, hoy me
apetece hablar de cual es mi 'manual de estilo'. Por supuesto, ni soy
escritor, ni comunicador, para marcarme pautas profesionales, pero
observo que si que tengo una tendencia, intuitiva, hacia un estilo
personal, que voy a tratar de pautarlo.
En la comunicación
verbal (de la cual, por supuesto, no soy experto... sino más bien un
zote) se dice que las claves para iniciar un discurso, o una
conferencia, pasan por unas sencillas 'reglas': hay empezar hablando
en voz algo más baja, contar algo de ti, mencionar algo de los
presentes, comentar alguna noticia general de actualidad y decir algo
gracioso. Es la mejor forma de captar la atención del auditorio.
En mi Blog, para
despertar el interés y 'animar a seguir leyendo', lo primero en lo
que me preocupo es en crear un título 'impactante' y un pequeño
primer párrafo introductorio.
Ahora ya me zambullo en el meollo del asunto. Y la segunda pauta: ser
entretenido, breve y conciso. Y para esto, dos simples Reglas de
Oro:
a) Los párrafos han de
tener, como mucho, unas 4 o 5 líneas. En mi experiencia, es lo que yo
aguanto de cualquier texto, sin considerarlo un 'tocho infumable'. Y,
por supuesto, no más de una línea sin alguna pausa en forma de
coma, punto y seguido, etc. Es lo que yo aguanto 'sin respirar'.
b) Y tener un lenguaje
culto y enriquecedor. Con internet a mano, es muy sencillo obligarse
a ello: el DRAE, y San Google (buscar por 'sinónimo de...', o por
'conjugación de …', etc) han de ser herramientas
imprescindibles... para los que no somos académicos y queremos hacer
las cosas bien.
Introducir algo
gracioso siempre es bueno. No siempre es fácil meter esta cuña. En una conferencia, por ejemplo, siempre puedes activar la
sonrisa si, dirigiéndote a un oyente con cara de aburrido, le dices:
'no, no me preocupa que mire, furtivamente, su reloj. Lo
que me preocuparía es si, después de mirarlo, lo agitase o se lo
llevase al oído para comprobar si, realmente, está funcionando...'
Pero, al menos, siempre
procuro hacerlo en el remate final. Tengo mi propia pauta
de estilo: me gusta concluir con un 'scherzo', o sea con una bromita, o jugueteo,
para 'dejar buen sabor de boca'. Es un truco sencillo, y efectivo.
Una especie de una media verónica para volver a poner en suerte,
vamos.
Y esto es todo lo que se me ocurre sobre cómo describir mi estilo escribiendo...
Claro, las pautas son buenas intenciones, como las que se tienen cuando uno
quiere cerrar el pico para tratar de adelgazar, o restringir el gasto
superfluo para ahorrar: al final siempre cometes algún pecadito.
Pero, como decía aquel
cura vasco, lo importante no es no pecar: lo importante es... 'no ser
partidario'
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