viernes, 4 de abril de 2014

Cuestión de estilo

Como, después de todo, este Blog es una especie de cuaderno de bitácora personal, hoy me apetece hablar de cual es mi 'manual de estilo'. Por supuesto, ni soy escritor, ni comunicador, para marcarme pautas profesionales, pero observo que si que tengo una tendencia, intuitiva, hacia un estilo personal, que voy a tratar de pautarlo.

En la comunicación verbal (de la cual, por supuesto, no soy experto... sino más bien un zote) se dice que las claves para iniciar un discurso, o una conferencia, pasan por unas sencillas 'reglas': hay empezar hablando en voz algo más baja, contar algo de ti, mencionar algo de los presentes, comentar alguna noticia general de actualidad y decir algo gracioso. Es la mejor forma de captar la atención del auditorio.

En mi Blog, para despertar el interés y 'animar a seguir leyendo', lo primero en lo que me preocupo es en crear un título 'impactante' y un pequeño primer párrafo introductorio. 

Ahora ya me zambullo en el meollo del asunto. Y la segunda pauta: ser entretenido, breve y conciso. Y para esto, dos simples Reglas de Oro:
a) Los párrafos han de tener, como mucho, unas 4 o 5 líneas. En mi experiencia, es lo que yo aguanto de cualquier texto, sin considerarlo un 'tocho infumable'. Y, por supuesto, no más de una línea sin alguna pausa en forma de coma, punto y seguido, etc. Es lo que yo aguanto 'sin respirar'.

b) Y tener un lenguaje culto y enriquecedor. Con internet a mano, es muy sencillo obligarse a ello: el DRAE, y San Google (buscar por 'sinónimo de...', o por 'conjugación de …', etc) han de ser herramientas imprescindibles... para los que no somos académicos y queremos hacer las cosas bien.

Introducir algo gracioso siempre es bueno. No siempre es fácil meter esta cuña. En una conferencia, por ejemplo, siempre puedes activar la sonrisa si, dirigiéndote a un oyente con cara de aburrido, le dices: 
'no, no me preocupa que mire, furtivamente, su reloj. Lo que me preocuparía es si, después de mirarlo, lo agitase o se lo llevase al oído para comprobar si, realmente, está funcionando...'

Pero, al menos, siempre procuro hacerlo en el remate final. Tengo mi propia pauta de estilo: me gusta concluir con un 'scherzo', o sea con una bromita, o jugueteo, para 'dejar buen sabor de boca'. Es un truco sencillo, y efectivo. Una especie de una media verónica para volver a poner en suerte, vamos.

Y esto es todo lo que se me ocurre sobre cómo describir mi estilo escribiendo... Claro, las pautas son buenas intenciones, como las que se tienen cuando uno quiere cerrar el pico para tratar de adelgazar, o restringir el gasto superfluo para ahorrar: al final siempre cometes algún pecadito.

Pero, como decía aquel cura vasco, lo importante no es no pecar: lo importante es... 'no ser partidario'

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