M
e doy cuenta de que acaba de transcurrir todo el año 2023 sin haber escrito nada bajo la etiqueta genérica de 'Deportes'… y eso que ha sido el año en que, bien pirateando desde mi ordenador (por el canal ‘Rojadirecta’) los partidos de fútbol y baloncesto, y la Fórmula 1, o bien tomando alguna copichuela con la peña, debajo de casa... más deporte ‘he practicado’. Así que voy a tratar de no dejar abandonada esta ‘etiqueta’ de mi Blog, aunque posiblemente pueda entenderse que la causa natural sea porque, en mi caso, ya haya lucubrado todo lo que tenía que lucubrar sobre el tema…
Pero como 2024 es año olímpico, parece de ley comenzarlo ‘haciendo los honores’ a esas disciplinas. Claro que me temo que, durante la Olimpiada de París, vistos los antecedentes de vandalismo de la última final de la Champions, en esa ciudad, habrá cosas que comentar… aunque no de la temática deportiva.
Así que hoy voy a volver a un recurso muy manido, el fútbol. Además es un buen ‘momento psicológico’, cuando, tras el parón navideño, acaba de reanudarse la Liga. Y volveré con un tema muy controvertido, incluso diría que cada vez más controvertido, que es lo del Video Assistant Referee, o VAR, del que ya he hablado aquí en alguna ocasión.
Porque esto del VAR cada día resulta peor, cada día el espectador está más cabreado y más confuso por las interpretaciones y decisiones de este 'asistente' y porque, por ello, creo que el camino emprendido no es el correcto.
Porque el camino emprendido NO ha sido el de ser un ‘asistente del árbitro’, sino el de dejar que sea el VAR quien arbitre (‘rearbitre’) ‘desde la moviola’. Y entonces se ve que el árbitro (y los linieres) hacen dejación de sus deberes, se lavan las manos, se inhiben, porque al final será lo que digan los del VAR. Pero es que, para más INRI, el VAR se escuda en que solo actúa en determinadas jugadas, con lo cual el lío (y el confusionismo) es mayor.
Pero quizás el mayor problema es que los del VAR, a veces, (cuando les apetece, e incluso, podría ser… ‘interesadamente’, que esta puede ser otra historia…) se ponen en plan ‘tikis-mikis’ y, como tienen la tecnología, se dedican a ‘lucirse con la aplicación milimétrica de la justicia’, señalando ridículos fuera de juego, levísimos roces al balón con una parte del brazo, etc... que si, de acuerdo, existe el hecho, pero el espíritu de una infracción punible es el de ‘obtener, de ella, una ventaja’, y no el de dictaminar fuera de juego porque, en el plano ‘elegido’, se ve que una rodilla, o un hombro, o el talón (o la puntera) de una bota del atacante, está más adelantada, o porque el balón, sin cambiar su trayectoria, roza el codo de un defensa, etc.
En cambio el VAR no se mete, por ejemplo, con los ‘piscinazos’, o las infundadas quejas de dolor para engañar al árbitro, o con los pisotones en mitad del campo, etc, que son conductas antideportivas punibles y sería muy bueno erradicar.
Bien, pues se me ocurre la forma de solucionar todo esto.
Que no es otra que la de devolver la responsabilidad al equipo arbitral, que es quien debe tomar las decisiones… y apoyado, eso si, por un asistente más, que es el VAR… pero solo cuando se reclame su intervención para examinar mejor una decisión.
Y (y esta es la novedad)... ¿Quien puede reclamar la intervención del VAR…? Pues solamente estas personas: el propio árbitro (si tiene dudas sobre una jugada, o sobre un fuera de juego señalado (o no señalado) por un linier...)… o a petición del capitán de cada equipo, cuando éste estime que la decisión tomada por el árbitro les perjudica injustamente.
No debe extrañarlos, a ver, esto es lo que se hace en tenis, con el ‘ojo de halcón’… y creo que es también lo que se hace, al menos, en el hockey sobre hierba y en el rugby. Y se está empezando a incluir en el baloncesto.
Pero con un matiz importante: digamos que, como en el ojo de halcón, cada equipo puede reclamar cuantas veces quiera… si el VAR le va dando la razón. Pero tendrá una limitación de un máximo de, no se, 3 o 4 interrupciones de revisión por partido, si la reclamación resulta fallida. Para que se administren, claro, y se evite ‘reclamar por todo’, como pasa ahora… que también es muy poco serio, y es echar al público encima.
Ah y, por supuesto, la decisión final se explicará por los altavoces. Como en el rugby americano. Y, si es caso, se pasarán las imágenes por los videomarcadores.
Y este creo que ha de ser el espíritu del VAR: de asistente, y ayuda… pero nunca de protagonista. Hace unas semanas, por ejemplo, al Oviedo lo anularon un gol porque los del VAR rearbitraron toda la jugada y señalaron un empujón de un defensa ovetense a un contrario… uno o dos minutos antes, cuando se inició la jugada desde el área del propio Oviedo. Acción que el árbitro, y todos los jugadores, habían dejado pasar como ‘lance del juego’ y que, como digo, resultó que, después de 10 o 12 pases, el Oviedo llevó el balón al área contraria y marcó gol.
Y claramente… esto del VAR nunca debería funcionar así.
Ya termino: como no debe de ser así, tampoco, eso de alargar entre 3 y 12 minutos la duración de cada tiempo, por el cómputo ‘arbitrario’ de las interrupciones del juego. Déjense de historias, y de la picaresca de las mini-pérdidas deliberadas de tiempo, caramba: un equipo de cronometradores y dos tiempos de 30 minutos cada uno de ‘juego real’… y santas pascuas. Y se acabaron los ‘teatros’, los abrazos eternos tras el gol, las picardías de los recogepelotas, o de los porteros, al poner el balón en juego, el retraso en efectuar los saques de banda, etc, etc. Tiempo de juego real, cronometrado… y punto.
Que el Reglamente está para cambiarlo cuando se vea la bondad de hacerlo (de hecho, ya se van cambiando algunas cosas)
¿O no…?
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