Agustín de Foxá y Torroba, nacido el Madrid en 1906, y fallecido, íbidem, en 1959, fue un muy famoso personaje nacional, intelectual, diplomático, escritor y poeta, de interesante trayectoria personal, basta decir que fue el autor de los primeros versos del Cara al sol… y autor, posteriormente, de la sentencia de que ‘la Falange era una hija adulterina de Carlos Marx y de Isabel la Católica’, y de aquella famosa 'boutade' de que los del Frente de Juventudes eran 'unos niños vestidos de gilipollas mandados por un gilipollas vestido de niño', que animó los 'mentideros nacionales', pero solo durante el segundo tercio del pasado siglo, porque falleció muy joven, con 53 años, víctima, al parecer, de una cirrosis galopante.
Pero no voy a hablar de este singular personaje, magnífico orador, mejor tertuliano e interesante biografía que, provisto, además, de una simpar agudeza verbal, amenizó los círculos intelectuales y modernistas de su época... sino de un breve poema suyo que llegó hoy a mis manos, y que intimé porque me tocó alguna cuerda sensible...
El poema se titula ‘la melancolia del desaparecer’, y parece ser que lo escribió cuando, en Manila, su último destino diplomático, debió ver que su aún joven (lo dicho, 53 años…) desenfreno por la bebida lo estaba matando y, en un momento de especial sensibilidad, ya desahuciado por los médicos, ‘se desnudó’ dejando esto...
Pero no voy a hablar de este singular personaje, magnífico orador, mejor tertuliano e interesante biografía que, provisto, además, de una simpar agudeza verbal, amenizó los círculos intelectuales y modernistas de su época... sino de un breve poema suyo que llegó hoy a mis manos, y que intimé porque me tocó alguna cuerda sensible...
El poema se titula ‘la melancolia del desaparecer’, y parece ser que lo escribió cuando, en Manila, su último destino diplomático, debió ver que su aún joven (lo dicho, 53 años…) desenfreno por la bebida lo estaba matando y, en un momento de especial sensibilidad, ya desahuciado por los médicos, ‘se desnudó’ dejando esto...
Y pensar que después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas...
Que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata
bañados por la luz del sol poniente...
y noches llenas de esa luz, de plata,
que inundaba mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios bajo mi frente.
Y pensar que no puedo, en mi egoísmo,
llevarme al sol, ni al cielo, en mi mortaja...
Que he de marchar yo sólo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo...
y ya no la veré desde mi caja.
aún surgirán mañanas luminosas...
Que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata
bañados por la luz del sol poniente...
y noches llenas de esa luz, de plata,
que inundaba mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios bajo mi frente.
Y pensar que no puedo, en mi egoísmo,
llevarme al sol, ni al cielo, en mi mortaja...
Que he de marchar yo sólo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo...
y ya no la veré desde mi caja.
Lo dicho: 'melancolía del desaparecer'. A estas alturas de mi vida, yo también, a veces, tengo ideas parecidas, y entiendo muy bien esa melancolía. Ya lo comenté en alguna ocasión, yo me iré cabreado, eso si, porque concluirá mi ciclo vital de observación, aprendizaje y desarrollo personal, pero en paz, con la sensación (o deseo) de que me voy con los deberes hechos, y de que nunca he pretendido hacer daño a nadie.
Y porque se que no me iré definitivamente, que mi alma, espíritu, avatar, esencia, ectoplasma, chispa... u onda electromagnética vital seguirá aquí, junto a los mios y, desde ese mundo paralelo, que espero no sea ‘mi’ purgatorio, intentaré ayudarles y protegerles.
En fin que esto es lo que, a lo tonto, se me ha ocurrido hoy… en lo que sin duda es un ‘bajonazo’, porque creo que, por estas fechas, se celebra, mundialmente, el ‘Blue Monday’, o sea ‘el día más triste del año’. Bueno, está claro, leo en la Wikipedia que fue ayer…
Pero en fin, me toca arreglar el bajón con medio ‘güisquicito’… y empezar la cuenta atrás para el 20 de junio, que es el ‘Yellow Day’, esto es, lo que los psicólogos definen como ‘el día más alegre del año’. Que merece la pena.
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