miércoles, 15 de mayo de 2019

Estos, Fabio, ¡ay dolor!...

En estos últimos tiempos en los que, y voy a ser (con perdón...) franco, me siento incómodo, y preocupado, por mi salud general, el caso es que me apetece mirarme pícara, y tristemente, al espejo, poner cara de 'viejo león' y recitar, íntimamente, estos versos, que memoricé hace muchos años...
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron, un tiempo, Itálica famosa.

Con ellos comienza la 'Canción a las ruinas de Itálica', obra de un (al menos así me parece) poco conocido poeta (y arqueólogo, abogado y sacerdote) del Siglo de Oro español, Rodrigo Caro (1573-1647).

No se si esta será su mejor obra (pero, en su homenaje, para que quede plasmada en el Blog, la enlazo aquí) pero el caso es que, como dije, memoricé en mis años mozos estas primeras estrofas endecasílabas, quizás porque sonaban muy bien... y entraron a formar parte de mi acervo cultural.

Y viene a cuento porque, como después de todo este blog es mi 'válvula de escape' de las ideas que bullen en mi cabeza, quiero dejar constancia de que, aun en los momentos de baja moral, como los que paso actualmente, lo mejor es tratar de reírse de uno mismo, que es una buena muestra de salud mental, incluso de sentido positivo.

Pero, la verdad es que, así como en mi vida adulta jamás estuve enfermo, ahora, desde hace un año, cuando cumplí los 75, el cuerpo parece decirme que hasta aquí hemos llegado, que si el corazón, con mi marcapasos y mi 'flutter auricular' que requiere medicación para evitar los ictus y que está pendiente de tratamiento quirúrgico, la fatiga (supongo que cardiaca) que me hace jadear a la menor cuesta, ponerme a caminar a pasitos cortos, como las geishas, que si mis barullos en la próstata o los riñones, la artrosis que a veces me impide hacer largos paseos, que si estoy engordando como un cebón (bueno, mira, al menos, por esta parte, no hay 'deterioro')...

Así que ronda por mi cabeza una idea fija, la de que estoy hecho una caquita, y que esto ya va cuesta abajo. Además, al parecer me he vuelto hipocondríaco, y cada vez pienso más en el 'Game Over'. Y lo malo es que siempre tuve el firme convencimiento de que, si le das vueltas, en la cabeza, a una cosa, tiende a cumplirse. Aquello de 'visualizar el éxito...' (aquí, el 'exitus'), vamos.

Pero, como ya dije en otro momento de bajonazo moral, es una cuestión que no me preocupa mucho, primero porque la vida ya me cansa, y no me quedan muchas ilusiones (salvo escribir en mis Blogs, o buscar un pelotazo en la Bonoloto para arreglar la vida a todos los míos, e incluso la de algún amigo) y segundo porque se que no me voy a ir, que mi avatar va a seguir aquí, con los que más quiero, y habrá comunicación (o mejor, 'comunión').

Y tercero porque (por si hubiese un Juicio Final), a estas alturas de la vida estoy muy en paz conmigo mismo y, aunque alguien apunte algún claroscuro, tengo en mi conciencia que siempre he pretendido el bien, y no hacer daño a nadie.

Pero lo que si me fastidia, y mucho, es pensar que si palmo perderé la oportunidad de conocer nuevos avances científicos, cambios en el mundo, y cosas curiosas que van a acontecer, que mi cerebro todavía aprecia mucho que aún me considere un 'aprendiz observador', y me apetezca mucho 'elucubrar'... y eso mantiene en mi una chispa de esperanza.

Total que, aunque pueda ser, incluso, contraproducente, hoy me apetecía escribir esto, no se si porque estoy bajo de defensas, o por astenia primaveral o, simplemente, para ayudar a concienciarme de que, con los 75 ya cumplidos, tengo que bajar de la burra, asumir las limitaciones y cuidarme, que mi cuerpo serrano ya no es el que era.
O porque me lo pide el cuerpo, caraxo...

O sea, que me he convertido en la Itálica famosa... que ahora ya solo puede pasar, y muy justamente, la ITV.

No hay comentarios:

Publicar un comentario