Es curioso, me estoy dando cuenta, a una semana de la siempre notable fecha de la Navidad, que este año se percibe, al menos en mi entorno ciudadano, un espíritu navideño alicaido. Un poco 'light', diría yo. Y como es triste que así sea, porque todo se pega, menos la hermosura, tendré que esforzarme en crear mi ya tradicional entrada del Blog para homenajear como es debido estas fechas.
El problema es qué contar… porque exceptuando dedicar unas líneas, como no podría ser menos, a enviar mi cariñosa felicitación navideña a todo el que lea ésto (el ‘amigo invisible’, que decía el año pasado) y desearle, igualmente, un muy venturoso año 2019 (y, puestos a ello… y siguientes) la verdad es que todo el ambiente está... un poco triste.
Podría contar, por ejemplo, que en mi ciudad, Oviedo, cada vez hay menos luces por las calles, los espléndidos belenes que se montaban, todos los años, en la plaza de la Catedral han pasado a otro sitio (y la plaza se reservó para montar una pista de hielo, de la que luego se ha desistido)… porque, naturalmente, en el Ayuntamiento de la capital gobiernan ‘podemitas’ con ‘sociatas’ de este nuevo cuño frentista. Y de las historias ‘progretas’ que se cuentan de otras ciudades españolas… mejor no hablo.
Porque, sin salir de Asturias, hay que decir que estamos dejados de la mano de Dios. Por ejemplo, ahora que en muchas autopistas nacionales se están eliminando, o al menos reduciendo, los peajes, la nuestra con la meseta es una de las más caras, y aún subirá sus peajes en 2019.
O hay que decir que la vía férrea a León estuvo cortada más de la mitad de los días que llevamos de este mes, y la gente que quería ir en tren a Madrid tenía que hacerlo yendo en autobús hasta León.
O que, por cosas del monopolio aéreo, salío ayer en la prensa la noticia de que el billete de avión para venir de Barcelona a Asturias a pasar las Navidades es más caro… que el billete de Barcelona a Nueva York.
Y que, por primera vez, aunque debido a coincidencias eventuales, este fin de año lo pasaremos solos, mano a mano, Isabel y yo.
Pero que no se diga, los asturianos siempre hemos sido muy dados al refrán de ‘a mal tiempo buena cara’, así que no me preocupa en absoluto, pienso reservar un ‘rinconín’, en mi corazón, para festejar con alegría esas fechas tan señaladas.
Y acabo. No tenía ninguna imagen específica para acompañar, como he hecho habitualmente, y en plan christmas, esta entrada al Blog. Pero ya se me ha ocurrido: en la cafetería que tengo debajo de casa, y que es nuestro ‘club social’ donde, alguna vez lo he dicho, hacia las 9:30 de la noche, siempre estamos los mismos, gente de edad variopinta, algunos/as hasta con sus perros, y los fumadores, cuando se van ‘los extraños’, echando algún pitillito, el responsable y su novia, muy queridos amigos, han montado un gran árbol de Navidad de lo más original: está hecho, en su armazón, con la clasica ‘tela (alambrada) de gallinero’, enrollada en forma de cono, y, en cada una de sus mallas hexagonales, insertado cucuruchos hechos de papel de periódico, o de papel de color.
Y el resultado, una vez adornado, es éste...
Bonito ¿no?
Pues hala, Feliz Navidad para todos...
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