Ahora que está de moda (y desgraciadamente) lo de querer imponer, en Asturias, la oficialidad del bable, que por cierto es eso, un ‘habla’ (que no un idioma) y que ni el propio paisanaje acepta el engendro que están pergeñando unos cuantos (hace unos días la prensa se hacía eco de la protesta por la imposición de topónimos como 'San Isteban', 'San Cloyo' (Claudio), etc.… que nadie reconocía, o identificaba como propios, o antiguos) me apetece hablar de las distintas hablas que nos invaden.
Hablas… o ‘jergas’ que dice la RAE que son un ‘lenguaje especial y no formal que usan entre si los individuos de ciertas profesiones y oficios… o el utilizado, originalmente, con propósitos crípticos'. O ‘jerigonzas’ (‘lenguaje especial de algunos gremios… o lenguaje de mal gusto, complicado y difícil de entender’)
Y es que el Diccionario de la RAE es maravilloso, y siempre una fuente de cultura, de exactitud… e incluso de sorpresa, porque hay que ver lo bien que define todas estas cuestiones relativas a las distintas hablas con las que nos topamos muy comúnmente.
Y no me refiero (por centrarme en ‘mi’ Asturias) en las tradicionales como la xiriga (la jerga de los tejeros, o tamargos, de Llanes), el mansolea (de los zapateros de Pimiango) o el bron de los caldereros de Avilés, el pixueto (o pixuatu) que se habla en Cudillero...) que caramba, me gustaría conocer la razón ‘oficial’ por la qué se justificaría su ‘no oficialización’, porque si solo se adujese falta de aceptación o de uso general… la cosa estaba muy clara.
Ni siquiera quiero referirme, por ejemplo, al caló gitano, o al cheli madrileño, ni meterme con los de las distintas regiones (la fabla aragonesa, el panocho murciano, el muy identificable (para los asturianos) extremeñu…) sino que quiero referirme a muchas jergas actuales, de las tribus urbanitas, que sin duda se reconocen fácilmente.
El más famoso, el politiqués, que tan bien lo retrata Amando de Miguel, lleno de subterfugios, inútiles circunloquios, cursis eufemismos… con lo que fácilmente identificamos a los que se les llena la boca de cosas como sinergias emocionales, faltar a la verdad, espacios de empoderamiento, políticas identitarias, líneas de entendimiento, transversabilidad asimétrica, etc., etc.… y que estoy seguro de que si les preguntamos qué han querido decir… muchos quedan ‘retratados’.
O el tecnológico de los asesores y consultores. Cojo cualquier informe mío, de hace unos años, y me rechinan las meninges (a la vez que me lleva a recordar viejos tiempos) con cosas como… “Una cuestión previa de todo sistema retributivo, cuando éste se orienta hacia colectivos con funciones de importante cualificación, no es otro que su sensibilización hacia la percepción y justa ponderación de dos aspectos diferenciales que inciden en la evaluación del rol realizado: el aspecto cualitativo, por el cual la formación, la experiencia, e incluso el "arte" u "oficio" aportados permiten a un titular alcanzar buenos logros y...”
O el de colectivos especializados, como el 'administrativo' (otrosí, item mas… o, como plasmó el gran Forges… “llego tarde porque hemos tenido comisión paritaria delegada e interdepartamental de fidelización de auditorías cruzadas, con arreglo a la directiva europea 78 barra 380 de abril de 2012.
¿Y qué tal…?
Increible: Fernandez, tres veces duples de Reyes-Caballos”
Claro que uno de los más antiguos, porque es gremial, es el mediqués. Ese si que era, en principio, críptico, vamos que hasta las recetas, cuando se hacían a mano, no había quien las entendiese. Pero ahora ya te vas acostumbrado (y siempre puedes echar mano de Google) a que al simple dolor de cabeza le llamen cefalea tensional, a un simple catarro una rinitis, a la sordera una hipoacusia, a un aumento anormal una hiperplastia… y no digamos nada si hablamos de cosas mayores, como la colecistectomía (extirpar la vesícula), la prostatectomia, la nefrectomía o las braquicardias.
Por cierto, la última es que a la conversación que tienes con tu médico de cabecera, o especialista, para contarle tus síntomas, historial, etc, y permitirle formular un diagnóstico, resulta que se llama...'anamnesis'. Y que respirar bien, no tipo Darth Vader, es ser un 'paciente eupneico'.
Vamos, que son reminiscencias de cuando los que curaban eran los brujos de la tribu, y hablaban entre ellos para que no les entendiese el pueblo llano.
Y en estas estamos: por un lado, el usar una jerga diferenciadora no parece que haga excesivo daño (salvo, si afecta a tu interés, el de tener que pedir que te expliquen en ‘roman paladino’ lo que se dice) pero, por otro, nos podemos encontrar, bajo esta excusa, con un enmascaramiento de intereses ocultos, espurios, que si que habría que denunciar.
Sin ir más lejos, los que están presionando para la oficialización del bable no aclaran a qué nos va a obligar… y sobre todo qué ventajas nos va a añadir a los ciudadanos de a pie. Y la variante feminista del politiqués es otra buena prueba de ello, ya es muy viejo aquello de ‘miembros y miembras’ así que, últimamente, están por que la RAE acepte que existan ‘portavoces y portavozas’. Y la radicalización les lleva hasta a negar la existencia no ya del matrimonio (que, etimológicamente, proviene de matrem y monium: ‘calidad de madre’) sino de la propia esencia de la palabra ‘pareja’, que algunos la han llegado a sustituir por el más asexuado… ‘binomio reproductivo’
O sea que esta variante feminista se puede clasificar, perfectamente, como una vedadedera 'jerigonza'.
Así que, salvo excepciones, esto de la 'personalización idiomática' no es más que una muestra de lo inculta y paleta que puede ser la gente cuando se empeña, por narices, el imponer querer diferenciarse de los demás. Cuando hoy todo es globalidad e intercomunicación.
Máxime cuando, además, se quiere oficializar el tema. Ya se que me estoy desviando del tema inicial, pero es que esto de la 'inmersión linguística' me pone de los nervios. Y es que una cosa es proteger, promover su estudio, etc... un habla singular, y otra querer querer meterlo con calzador.
Porque caramba, con esa teoría proteccionista que se esgrime con tanta vehemencia, podrían pedir que se oficializalizase el latín y el griego, que después de todo son la gran base del idioma español, y de muchas otras lenguas romances.
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