miércoles, 27 de septiembre de 2017

Las Témporas

Hablaba yo, hace un par de días, de las viejas sabidurias populares, y hacía mención específica de lo de ‘La Pauta’ (en realidad, la Epacta) para conocer, en cualquier momento, en qué fase se encuentra la Luna (y las derivadas de determinar, por ejemplo, las fiestas móviles de la Iglesia)

Pero, por aquello de que quede escrito, no quiero dejar sin mencionar otra tradición secular muy conocida, la de los métodos de predicción del tiempo atmosférico, que en su momento fueron muy apreciadas. Me refiero aquí, en España, a la predicción por el método de ‘las cabañuelas’, que se usa básicamente de Castilla hacia abajo, y a la predicción ‘por las Témporas’, muy empleada en el Norte.

Lo de las cabañuelas (muy utilizado, como digo, en el Sur de España) refiere el tiempo de cada mes del próximo año a las observaciones realizadas en los 12 primeros días de agosto (las cabañuelas ‘de ida’) y del 13 al 24 (las de ‘retorno’). La Wikipedia habla de ello, así que no me voy a ocupar mucho más. Además, me parece demasiado pretencioso realizar previsiones... a 12 meses vista.

Claro que, a nivel científico, también se consideran pretenciosas las Témporas, pero por lo menos predicen el tiempo ‘de los próximos 3 meses’, que parece mas razonable.

Y es que hay unas Témporas por estación. Y las témporas requieren el análisis de 3 días, siempre miércoles, jueves y sábado, que se refieren, respectivamente, a cada uno de los próximos 3 meses de la estación.

Por cierto que, hace años, yo conocí, por asuntos profesionales (un proyecto de potenciación del entorno del Monasterio de Aranzazu (para los vascos, Arantzazu), en Oñate, al máximo experto en Témporas, el franciscano Pello Zabala, que predecía para todo el Pais Vasco desde dicho Monasterio, donde residía, que hablaba por radio y TV e incluso colaboraba con la AEMET y al que se le consideraba una autoridad). Pero esta es otra historia.

El caso es que, para la predicción por las Témporas, los ‘connaisseurs’ consideran no solo el tiempo meteorológico que observamos, sino también el viento, y aspectos fenológicos (o sea, observados en animales y plantas) para avanzar cómo se comportará, mes a mes, cada uno de los tres meses de la estación correspondientes.

Yo me apunto todos los años, en mis Calendarios, las fechas de las Témporas, que tengo anotado que comienzan:

  • Las de Primavera, el miércoles de la segunda semana de Cuaresma (la Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza, tras el martes de Carnaval, o sea en la 6ª semana antes de Semana Santa)
  • Las de Verano, el miércoles posterior al domingo de Pentecostés (o sea, tras 50 días (7 semanas) del domingo de Resurrección). En Oviedo es muy fácil: es el miércoles que sigue al Martes de Campo, que es fiesta local.
  • Las de Otoño empiezan el primer miércoles después del 14 de septiembre (que es el día en que la Iglesia celebra la exaltación de la Santa Cruz)
  • Y las de Invierno, el miércoles de la semana del domingo anterior al día de Navidad (también se puede calcular por el miércoles posterior al 13 de diciembre, que es Santa Lucía, donde se decía aquello de que ‘se acorta la noche y crece el día’)

En mi entorno de amistades es muy común, y divertido, comentar, cuando se aproximan las fechas, qué miércoles empiezan las Témporas, o qué tiempo está haciendo durante las Témporas, o cómo salen… para valorar cómo será el tiempo en los próximos meses.

El problema es que, en general, como nadie lo apunta, pronto se te olvida lo que predecían las Témporas y como, al fin y al cabo, en el tiempo atmosférico de un periodo siempre hay de todo, pasa como con los horóscopos, que cualquier generalidad puede parecer como razonablemente cierta... y el resultado es que parece que las Témporas siempre aciertan.

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