lunes, 23 de septiembre de 2019

Ja sóc aquí...

Hace 42 años que el ‘hunurapla president’ Tarradellas se presentó ante los catalanes con esta frase… y dió inicio a una cuestión que, con el tiempo, y particularmente este último año, se ha salido de madre. Evidentemente yo ahora no me voy a salir de madre, sino que con esta frase, que se hizo famosa, quiero inaugurar mi temporada otoño-invierno ‘como urbanita’, dejando el veraneo en Llanes (que comencé a primeros del mes de julio) para los fines de semana, que en Asturias el otoño suele ser espléndido.

Así que retomaré también, espero que con regularidad, mis Blogs, sobre todo éste, porque el de ‘comoserdebianita...’ me temo que lo iré abandonando poco a poco, porque después de más de 7 años de pelearme con Debian (y con 7 años más de edad…) creo que la cosa ya está muy madura, y cada vez me da más pereza ‘investigar’ nuevas cuestiones, como ‘usuarius habilis’, y me he reconvertido a simple ‘usuarius communis’. Pero bueno, ya veremos...

Así que voy a recordar, como inicio de temporada, mis vivencias de estos tres meses del viejo ‘dolce far niente’.
Hombre, la primera, que hemos tenido, en Asturias, un verano magnífico. ‘Asturias es España, y lo demás, tierra achicharrada’, que se decía, porque la ola de calor no nos afectó nada. Está claro que, de seguir así, en 10 años de Madrid para abajo va a ser un desierto… y el Norte se va a convertir en el nuevo Marbella. Oido al parche, especuladores…

La segunda, que ya no me da vergüenza decirlo, que he cumplido 76 tacos… que manda huevos…

Y la tercera, muy importante, que me he operado del corazón (bueno, me han hecho una ablación del flutter auricular que me habían detectado) y quedo alucinado de la gran mejora: de ahogarme, por fatiga, en la menor cuesta (hasta la del garaje) y de tener que subir las escaleras parándome cada diez o doce peldaños porque me faltaba el aire (y no digo nada, si iba cargado…), a poder subir, ahora, dos o tres pisos ‘de tirón’, y poder dar paseos caminando ‘hasta cansarme’… sin fatigarme.

Y es que parece ser que el flutter no solo condicionaba la mejor oxigenación de la sangre (el bombeo) sino que, al parecer, hasta afectaba al funcionamiento de uno de los electrodos de mi marcapasos. La intervención… puñetera, dos horas de quirófano y casi seis de inmovilidad, antes de darme de alta… y poder tomarme un gintonic, que las operaciones de Cardio son muy agradecidas.

Me quemaron, con laser, vía catererismo femoral desde el triángulo de Scarpa, sospecho que una parte del istmo cavo-tricuspídeo, para anular las vías de disipación de los impulsos eléctricos que mandan las contracciones sincronizadas de auriculas y ventrículos… y que andaban a su aire, produciendo arritmias constantes (eso es el fluter), y fallos de bombeo… que además elevaba el riesgo de tener un ictus, por lo que estaba siento tratado con caros anticoagulantes (2 pastillas al día).

(Esto viene a cuento porque, para entender el informe médico posterior, tuve que pasarme media tarde consultando Google, porque los médicos son, tradicionalmente, muy crípticos. O sea que tuve que añadir una página, como ‘Diccionario mediqués-castellano’, para aclarar las cosas).

¡Ah…! Y la operación, ‘durita’, y no solo porque les costó encontrarme las vías para hacerme el ‘pincho moruno’ con los catéteres (el del laser y el que llevaba 'el cameraman de la tele') sino, sobre todo, porque lo de ir quemando poco a poco una parte del corazón en sesiones de 15-30 segundos… duele, y cuando era insoportable y me irradiaba (el dolor) por todo el pecho y empezaba a jadear… el puñetero cirujano me decía que respirase tranquilo, que si no le movía el catéter y no podía trabajar. ¡La madre que le parió…!

Pero bueno, perfecto, y ahora estoy como un niño con zapatos nuevos, de lo que ha mejorado mi calidad de vida… y a la vez con cierto ‘acohono’ porque, caramba, ante esta mejora... me doy cuenta de que parece claro que mi corazón no estaba nada bien. Y esto solo puede significar que el motor ya no está para muchos trotes ¿no?.

Pero bueno, lo dicho: Ja sóc aquí… y a disfrutar, que son dos días. De momento este próximo fin de semana me voy a Almería (o sea, en la otra punta de España) a la boda de un querido sobrino carnal… y a la vuelta pararemos en Granada, y subiré a la Alhambra y el Generalife… si se tercia hasta a la pata coja.

Y a la vuelta ya entramos en octubre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario