miércoles, 17 de julio de 2019

Una buena impresión...

No, no me refiero a tener un sentimiento interno positivo o favorable… aunque a lo mejor también puede tomarse por ahí, porque eso de las ‘Impresoras 3D’ es un invento alucinante, que está en pleno, y espectacular, desarrollo. Yo empecé a oir, o leer, algo hace relativamente pocos años… y hoy me apetece hablar un poco de ello para centrar ideas, y que quede como recordatorio. O como apunte tecnológico-cultural.

Y empiezo diciendo que hay una cosa que tengo perfectamente clara: que, así como las impresoras tradicionales depositan, en un papel, minúsculas partículas de tinta (o toner) según el patrón que defina el software para ir creando las letras, el principio de funcionamiento de una impresora 3D ‘por deposición’ (que son las más comunes) es similar, porque consiste en ir depositando algún material, no sobre una superficie plana (el papel) sino por capas, para, según el patrón que se defina, conformar, al solidificarse, un objeto en 3 dimensiones.

Yo las he visto trabajar con un carrete de hilo de plástico que se fundía para ser inyectado… y así, capa a capa, creaba una piececilla, en 3D… de ese plástico inyectado. Pero, a partir de aquí… ya entramos en lo que, para mi, aparenta ser historias de ciencia ficción.  

Para empezar, pongamos un ámbito genérico muy conocido: la industria. Pues bien, con las impresoras 3D se podría, por ejemplo, construir cualquier tipo de pieza de repuesto, cuando se necesite (con lo cual podían desaparecer los inmovilizados en repuestos, y estaríamos bajo los principios del 'just in time'... si la impresora es rápida), o construir cualquier pieza, o parte de una pieza, en la propia casa del cliente, o en la tienda, ‘bajo demanda’. Por poner ejemplos elementales (y reales), unos cojinetes a bolas, o unas zapatillas deportivas, o, en alimentación, pasteles y tartas ‘de diseño’… y al momento. Se acabaron, para muchas cosas, los stocks, los almacenes, los transportes… tu envías (o recibes) por internet los planos (y/o las instrucciones) de lo que quieras que te haga en una impresora 3D… y lo tienes ‘Prêt-à-porter’…

Otro ámbito importante, donde ha experimentado un fuerte avance, es en el de la medicina, y de los trasplantes. Y es que, con materiales sintéticos apropiados para cada caso (que incluye los materiales 'pseudo-orgánicos'), se pueden construir desde válvulas coronarias hasta prótesis de titanio, caderas, huesos… y dentaduras. Y riñones e hígados funcionales. Y piel sintética, que se imprime directamente sobre partes quemadas de una persona. O, al parecer, se puede reconstruir, creando un modelo exacto, partes destruidas de cráneo, cara, etc.…

Pasando a otro ámbito, el de la construcción, con una impresora digital se puede construir, por ejemplo (y muy rápidamente…) desde un lavabo o una bañera... hasta una casa. Supongo que unifamiliar, claro, que no me digan que también se pueden construir rascacielos… aunque, a lo mejor si, a base de montar y ensamblar módulos... Bueno, aunque supongo que, en el caso de las casas 'impresas', luego tendrán que entrar los gremios de electricistas, fontaneros, carpinteros para dejarlo habitable, lo de poder construir tu chalet, en un par de meses, con una impresora 3D... tiene su 'aquello' ¿no?

Y también se emplea mucho la impresión 3D en la industria aeronaútica, en automoción, o en la educación, particularmente para discapacitados, en joyería…

El caso es que esto de la impresión 3D es… impresionante. Y la pregunta es ¿cómo diablos (aparte de lo de fundir y depositar material de un hilo de plástico, que decía antes) se consigue?

Bien, pues leyendo un poco, parece ser que las más típicas son las impresoras ‘de deposición’ pero que pueden ‘deponer’ muchas cosas, según la tecnología empleada. La más sencillas son las que se basan en deposición por extrusión, Son las impresoras FDM (‘Fused Deposition Modeling’) que imprimes ‘de abajo hacia arriba’ a través de un cabezal de extrusión, o de inyección. Y puedes inyectar desde muy diversos plásticos, policarbonatos, o materiales similares,  termofusibles, hasta cemento, pasando por metal fundido, salsa de tomate, merengue, etc.

Luego están las impresoras basadas en la aportación de polvo o granulado, que se funde o se sinteriza. Las impresoras SLS (Selective Laser Sintering) y las SLM/DMLS (Fusión selectiva de Metal por Laser) permiten crear piezas muy variadas, sinterizando o fundiendo polvo cerámico, o de aleaciones o metales de alta calidad (titanio, por ejemplo) desde un dispensador, y conformando la pieza, según el software introducido, a través de un potentísimo laser, o un haz de electrones (EBM)

Las impresoras LOM (Laminated Object Manufacturing) funcionan laminando capas de papel recubiertas con un componente, y un adhesivo, donde un laser va cortando, capa a capa, según el patrón establecido, para conformar el objeto.

Y hay algunas técnicas más, como las impresoras BJ (Blinder Jetting, o inyección de aglutinante) que dispensa ‘ordenadamente’ trazas de un aglutinante sobre un lecho de polvo del material, y permite, de esta forma, ir aglomerando y compactando el material y conformando la pieza) Bueno, y etc, etc, que cada vez surgen nuevas tecnologías para la impresión 3D.

Me quedo con dos cosas: una, que he visto que, para construir casas por 3D, se emplea un gran dispensador de cemento, u hormigón, tipo manga pastelera, para ir haciendo las paredes… que, en el fondo, se hacen de forma similar a como hacemos, en la playa, las altas torres de los castillos de arena, dejando escurrir por la mano un puñado de arena muy mojada.

Y otra, que leo por ahí que, aparte de la medicina, el sector de la alimentación es otro de los objetivos de penetración de las impresoras 3D. Ya he dicho que es fácil generar, por extrusión de materiales, tartas, pasteles… pero es que leo que se están realizando experiencias para fabricar alimentos por 3D, incorporando materiales (incluso vitaminas) y cocinándolos con una especie de ‘laser microondas’, para producir  cosas como pizzas, platos de diseño personal… y hasta cerveza. 


O sea... 'Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras...' que, por cierto, parece ser que nunca dijo Don Quijote...

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