lunes, 2 de octubre de 2017

El derecho a decidir

Menudo ‘quilombo’, el de ayer, 1º de octubre, en Cataluña, con el tema del pretendido referendum independentista. Y qué vergüenza, la actitud de todos: desde el Gobierno español, que no supo atajar a tiempo, con decisiones oportunas, por falta de valor, o por desidia, los hechos ya consumados, ni por supuesto ganar la batalla ‘del relato’ y de las comunicaciones, hasta los propios hechos, que incluyen, más que sedición, una clara rebelión del gobierno catalán, de las fuerzas de seguridad catalanas, y de parte del pueblo catalán, contra el orden legal constituido.
Para ser exactos, contra una orden judicial perfectamente fundamentada, perfectamente comunicada… y convenientemente obviada, y claramente despreciada por los sediciosos.

Pero no voy a hablar de esto, que la completa ruptura del orden legal, y constitucional, es para entristecer de por vida, ya que será la comidilla de todos los medios, sino del fondo de la cuestión… y de las manipulaciones de la opinión pública, y los intereses partidistas, que afloran de continuo.

Empecemos por lo del derecho a decidir. ¿Quién dice que se prohibe el derecho a decidir? Naturalmente que TODOS tenemos que tener el derecho a decidir… pero OJO, siempre que sea de nuestra competencia la decisión a adoptar.
Y pongo un ejemplo muy simple: en una urbanización, los propietarios de las viviendas de la planta baja no tienen derecho, se pongan como se pongan, a votar entre ellos para decidir si los jardines y la piscina de la urbanización, a los que tienen acceso privilegiado, pasan a ser propiedad exclusiva suya (y no de todos los vecinos del inmueble).
Y si quieren hacer un referendo sobre eso… el referendo es ilegal, porque su conclusión seria ilegal… Está claro ¿no?

Y con esas o similares demagogias sobre si tengo o no tengo derecho, hemos llegado hasta aquí… y de esta traumática ruptura (con sus correspondientes y abundantes agresiones de las masas, falsificaciones de heridos, falsificaciones de votos, y otras manipulaciones esperpénticas) solo se sale, según se dice, o metiendo en la cárcel a todos los sediciosos/revolucionarios… o buscando una solución dialogada. Con lo que entramos en otras dos demagogias, la derivada de ‘la opresión del gobierno español’, máxime siendo de derechas, y la de que la única solución es una salida pactada (y, por lo tanto, donde hay que ceder).

Pero… ¿se puede ceder algo, cuando se habla de ‘soberanía nacional'? ¿Cómo? ¿cambiando la Constitución, como ir eso del ‘federalismo’ (o sea, convertir España en reinos de Taifas, aún menos solidarios) o, lo que es peor, el ‘federalismo asimétrico’ (o sea, eso de que ‘unos tengan la fama y otros carden la lana’)? ¿Retirando eso de que la soberanía corresponde... al pueblo español?

Sin embargo, yo tengo la solución: el Referendum pactado.
O los referendos, porque tendrían que ser dos.  
Empecemos por preguntar al pueblo catalán, para que tenga el derecho a decidir… algo que le competa, y no otra cosa. 

Y… qué le compete…? Pues, por ejemplo, contestar SI o NO a esta pregunta:
¿Desea usted, libremente, renunciar a la nacionalidad española, y a sus derechos y obligaciones, y acogerse, bajo su entera responsabilidad, a los derechos y obligaciones que legalmente le permita una nueva nacionalidad?

Y a partir del resultado de este referendo, si obtienen unos resultados que, se pacte, deban considerarse como representativos de una necesidad ciudadana, habría que hacer otro, esta vez dirigido a todo el pueblo español para, eventualmente, ver cómo se puede sustanciar una separación.

Y a la totalidad del pueblo español se le preguntaría, para que, a su vez, también pueda ejercer su derecho a decidir, algo como ésto ...
‘un ‘X’ porcentaje de ciudadanos catalanes, desean libremente renunciar a la nacionalidad española, y a sus derechos y obligaciones y, bajo su responsabilidad, adoptar una suya, propia. 
 En caso de llevarse a cabo la separación de ese colectivo ¿Estaría usted dispuesto a que el Reino de España cediese las tierras y bienes cuya titularidad se demuestre que pertenece legalmente a alguno de esos ciudadanos, o efectuase las oportunas ventas o permutas, para que conformen el territorio y patrimonio atribuible a su nueva Nación? 

Porque claro, lo que no es de recibo es que unos mindundis con patrimonio mínimo, o nulo, como son muchos votantes de Ezquerra, o de la CUP, se lleven consigo unas tierras, unas empresas, unos bienes muebles e inmuebles, etc que los españoles tenemos ubicados en Cataluña… en razón a que, por ejemplo, Franco decidiese (y pagase, con el dinero de todos) que la SEAT, o las Refinerías de Repsol, siendo españolas, se ubicasen en Cataluña… que lo era y, por el momento, lo es.
O de negar que pertenezcan a catalanes que, ejerciendo asimismo su 'derecho a decidir'... decidan quedarse en España.

Y a esta segunda pregunta yo, personalmente, contestaría que SI… y, los que quieran renunciar a España, que se vayan y nos dejen en paz. 
Pero que se vayan con lo que les corresponda, no que intenten irse llevándose consigo un patrimonio que, legalmente, corresponde a los españoles.

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