Ya estoy disfrutando
de mis largas vacaciones estivales, y por lo tanto en periodo de
‘stand bye’ donde los pensamientos quedan envueltos en la red
cotidiana de los ¿hará día de playa…? ¿damos un paseo por el
campo? ¡oye, ponme otro gin-tonic…! y es difícil centrarse.
Además, ayuda poco
el cabreo nacional (comidilla diaria en las tertulias) con los politicuchos que no permiten que el
ganador de unas elecciones (sin mayoría absoluta) pueda formar
gobierno, en un ‘postureo’ infantil sobre quien hace más
oposición… que a lo único que va a conducir es que cada vez les
vote menos gente. Sobre todo si esa ‘gente’ deja de lado la
visceralidad de sus razonamientos.
Pero aparte de esto,
la ‘serpiente de verano’ de este 2016 es la Ley de
Memoria Histórica. Y los ayuntamientos de izquierdas quieren cambiar
los nombres de calles y plazas para borrar todo vestigio de los
vencedores de la guerra civil española… 80 años después de
haberse declarado. Aunque no lo defino bien: 'serpiente de verano' es una noticia que se saca cuando hay pocas noticias... y luego desaparece. Pero lo de la Memoria Histórica no va desaparecer... y nos va a enmierdar cada vez más.
Y hay varios aspectos a
considerar: uno, que más que memoria histórica lo que se pretende
hacer es una censura de la historia: las cosas fueron como fueron, la
Historia las tiene que reflejar, y punto. Eso de que ahora te quito a
ti para ponerme yo solo tiene un sentido: el de ir por el revanchismo
a una nueva dictadura de ideas. La ley del péndulo, vamos.
Así que el siguiente
aspecto a considerar es el de la Concordia, de la que tanto se habló
en los inicios de ‘la democracia’. Pero… ¿Es que la gente no
entiende lo de las conjunciones copulativas, y las disyuntivas, que
alguna vez he mencionado en este Blog? Es que más que lo disyuntivo
de pensar ‘o esto... o lo otro’, es muchísimo mejor tener la
amplitud de miras de admitir ‘esto... y lo otro’. Y así no hay
problemas, caramba.
En mi pueblo, Llanes,
se está discutiendo sobre arrancar una placa de la iglesia que
relaciona a los ‘Caidos por Dios y por La Patria’ de la zona.
Caramba, pues no se quite, póngase otra enfrente, de ‘Caidos por
la República Española’, y santas pascuas. Por cierto, en el
cementerio ya hay dos mausoleos, uno de cada bando, cada ciudadano
pondrá flores donde mejor represente a sus familiares muertos en la
guerra… y tutti contenti.
Y sobre los nombres
de las calles, pues lo mismo: caramba, que hay calles para todos,
dejen de tocar las narices a los vecinos de una calle, que tendrán
sus escrituras, sus tarjetas de visita, su carnets, etc con el nombre
‘de siempre’, que no hace daño a nadie (y no digo nada si hay
alguna empresa, que tenga que cambiar todos sus membretes de cartas,
sobres, tarjetas, facturas…) por la gracia de un alcalde borrego y revanchista.
Claro que, para
borregos, los de Oviedo. Por ejemplo, quieren borrar del callejero la
Avenida de Calvo Sotelo… porque aunque era anterior a Franco, le consideran un 'protomártir del franquismo'.
Y hay, junto a la
Catedral, un paraje muy bonito que se llama el ‘Jardín de los
Reyes Caudillos’, y que está enmarcado por grandes estatuas, o
bustos, de todos los reyes asturianos de la Reconquista, Pelayo,
Favila, los Alfonsos, Fruela, Ramiro, Aurelio, Silo, Mauregato,
Bermudo, Ordoño….
Bueno, pues quieren
cambiarlo de nombre, porque eso de ‘caudillos’ suena a
franquismo. Connio, en una de estas no nos van a permitir, por
ejemplo, hablar con franqueza, o usar francos suizos, o ceder paso
franco a la autoridad competente. Y hasta podrían eliminar las
franquicias…
Porque, burros, caudillo viene del latín ‘capitellum’, que a su vez es una forma, en diminutivo, de caput-capitis, cabeza. O sea, literalmente, ‘cabecilla’. Que fué de lo que ejercieron aquellos reyes caudillos en la viejas luchas contra los agarenos.
En fin, acabo ya, que estamos
en lo de siempre: es ser disyuntivos, en propiciar el frentismo, como deporte nacional.
¡A ver cuando somos
más copulativos, cojona…!
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